Fútbol
El apagón de Gabri Veiga, el jugador de 21 años que vendió su futuro al agente Zahavi por cuatro millones de euros para acabar en Arabia
La gran promesa del fútbol español se fue sin decir adiós del grupo de WhatsApp del Celta, despidió por mensajería a sus representantes de toda la vida y renunció al competitivo fútbol europeo por 24 millones netos en tres temporadas
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Álvaro González: «En Arabia se vive muy bien»

Veinticinco de agosto de 2023. Las negociaciones entre el Celta y el Nápoles por Gabri Veiga, joya del equipo gallego, encallan justo cuando sólo quedaba la firma. El acuerdo se iba a cerrar por una cantidad muy cercana a la cláusula de 40 millones de la joven estrella pontevedresa, pero cuando vendes tu futuro a la codicia de un agente como Pini Zahavi, puede que los planes no salgan bien.
«Me voy a ir al Nápoles, seguro», le llegó a decir Veiga a sus compañeros a pesar del contratiempo en las negociaciones con los italianos. Fue la última interacción de Gabri con el vestuario del Celta. El 26 de agosto, 24 horas después de estar «seguro» de su llegada a la Serie A, el Al-Ahli anunciaba la contratación del centrocampista gallego: «Vergonzoso», escribía Kroos en su cuenta de Twitter minutos después del movimiento.
Dinero antes que fútbol
El sentir del alemán, que se retiró de la selección alemana en 2021 para, entre otras cosas, no tener que ir a jugar un Mundial a Qatar, era el del 99'9% del mundo del fútbol. ¿Cómo era posible que uno de los grandes talentos del fútbol español, pretendido por los mejores equipos de la Premier y la Serie A, e, incluso, el Real Madrid, haya acabado en Arabia con solo 21 años? El oro negro tiene la respuesta.
«No me he ido a Arabia por dinero», dijo Veiga en octubre, dos meses después de su aterrizaje en tierras saudíes. Puede que no mintiera, pero no dijo toda la verdad: «Gabri era un chico fabuloso, un chaval encantador, pero se metieron por en medio su hermana y Juan Carlos Calero, y se fastidió todo», explica gente muy cercana al pontevedrés.
En enero del pasado año, tras la fulgurante irrupción de Veiga en el primer equipo del Celta, Luis Campos, entonces director deportivo del club gallego, acudió a su mano derecha, Juan Carlos Calero, que ejercía de coordinador. Le ordenó llevar la agenda de Veiga, pero se extralimitó en sus funciones y acabó encerrando en una burbuja al jugador, que pasó de chico encantador a no colaborar con nada de lo que le pedía el club si Juanki no daba antes el visto bueno: «Le embaucó, no sabemos para qué, y él se dejó llevar. Gabri es un chico de O Porriño, que no deja de ser un pueblo de 20.000 personas, y eso quieras que no te pesa. Acabas siendo muy influenciable», lamenta un empleado del Celta.
A la vez que Calero dañaba la imagen de Veiga, Noemí, la hermana mayor de Gabri y abogada de profesión, empezó una ronda de contactos con los mejores agentes del mundo. Pini Zahavi, Jorge Mendes, Pere Guardiola, Alejandro Camaño… una subasta que acaba con los cuatro millones de euros que le paga el israelí a Veiga por hacerse con el futuro del chaval: «La hermana es un poco 'sabelotodo' y cerró un trato en el que primó el dinero, y no el fútbol», detalla un representante que supo de primera mano de esas negociaciones: «Pini les dijo que le llevaría a un equipo top de Europa, y ya has visto que no fue así», añade.

Tras firmar con Pini, Veiga decide despedirse de Intermedia Sports Player, su agencia de toda la vida, la que le pagaba el gimnasio o el preparador físico privado cuando era un canterano sin recursos, con un simple WhatsApp. Bueno, al menos, tuvo el detalle de enviarles una camiseta firmada por él mismo. Un mejorable adiós, como el que tuvo con el vestuario del Celta. O más bien, no tuvo: «Se fue del grupo de WhatsApp sin dar ninguna explicación de su fichaje y, ni siquiera, se despidió. Pero bueno, tampoco era el típico jugador que hacía grupo», cuenta un excompañero de Gabri. De hecho, casi ningún jugador del Celta ha vuelto a tener contacto con él y por Balaídos solo se le ha vuelto a ver en el Celta-Getafe del pasado 8 de octubre.
Vida aburrida en Yeda
En Arabia, la vida de Veiga es muy tranquila, incluso «aburrida», como ha confesado a gente de su entorno. Hasta Yeda se marchó con Carla, su novia de toda la vida, que estudiaba medicina en la Universidad de Santiago. El calor y la humedad de la ciudad costera saudí no han sido los mejores aliados para la adaptación del chaval, que también echa de menos su rutinaria vida de O Porriño, donde raro era el día que no compartía tiempo libre con amigos y familiares: «Gana ocho millones de euros netos y firmó tres temporadas. Eso son 24 'kilos'. Evidentemente, se ha venido por dinero. Ha solucionado su vida y la de toda su familia», explican aquí en Arabia.
A Veiga le convencieron que, con 24 años, cuando termine su contrato con el Al-Hilal, con el que suma cuatro goles y cuatro asistencias en 17 partidos, 15 de liga y dos de copa, tiene todavía una edad ideal para volver a Europa y anteponer la gloria deportiva al dinero. Arabia no es lo que era hace apenas un año, pero le queda mucho tiempo por delante para lograr ser lo que quiere ser y lo que le han hecho creer a Veiga que es: «Estoy orgulloso del paso que he dado. Es el mejor sitio para seguir creciendo», dijo en una entrevista a mediados de noviembre. No le queda otra. Mientras, su cuenta bancaria y la de su familia está a rebosar de ceros. Como la de Pini. Gabri Veiga, la mercancía saudí de Zahavi.
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