Haaland, el goleador que pudo elegir el balonmano

Hijo del también futbolista Alf-Inge, Haaland nació en Inglaterra, donde su padre jugó hasta que una lesión le obligó a colgar las botas. Es aficionado del Leeds, equipo con el que sueña ganar algún día la Premier. Tenía tres años cuando su padre se retiró y la familia regresó a Noruega para llevar una vida más tranquila en Bryne , localidad del suroeste del país. Allí, Haaland no tardó en ingresar en las categorías inferiores del equipo de la ciudad, y aunque apenas tenía cinco años, cautivó con su fútbol desde el comienzo: «Sus dos primeros toques dieron lugar a dos goles», contaría después su entrenador. De aquella etapa conserva su amistad con Andrea Norheim, ahora internacional con Noruega. Jugaron juntos diez años, tiempo suficiente para que Norheim se percatara del talento de su amigo: «Era muy pequeño, pero siempre ha sido un buen jugador y un delantero letal. Cuando comenzó a crecer y se volvió grande, fuerte y rápido, se convirtió en una combinación muy peligrosa», explicaría en 2019 al diario ‘Dagbladet’.

Sin embargo, su futuro pudo no estar en el fútbol. Su otro talento era el balonmano, deporte que goza de una enorme popularidad en Noruega y que pudo cambiar su carrera. «Era muy bueno», reconoció en su día. Pero la tradición del fútbol en su familia, y también en Bryne, terminó con Haaland dando patadas a un balón y protagonizando una trayectoria meteórica. Con 17 años fichó por el Molde, donde fue entrenado por Solskjaer , quien le comparó con Lukaku. En poco tiempo, Haaland llamó la atención de algunos clubes como la Juventus o el United, pero finalmente fichó por el Salzburgo en la 2018-19. Aquella temporada se coló en las portadas de todo el mundo al anotar con su selección nueve goles a Honduras.

Pronto se evidenció que el fútbol austriaco se le quedaba pequeño y dio el salto al alemán, donde registra 45 goles y 11 asistencias en 46 partidos con el Dortmund. En efecto, es su capacidad goleadora la que le convierte en un suplicio para la zaga rival, pero es su ambición la que le transforma en una pesadilla. Se vio en la ida, cuando valoró su exhibición ante el Sevilla diciendo lo siguiente: «Cuando Mbappé -la otra joven estrella- hizo un hat-trick, sentí una gran motivación». Son las palabras de quien anhela ser el mejor.