Díaz tensiona al Gobierno al sumarse a los sindicatos y pedir un aumento del salario mínimo
La vicepresidenta segunda reclama a la patronal «compromiso de país» para aceptar lo que exigen las centrales
La parte socialista del Ejecutivo se muestra más cauta ante las reivindicaciones y prioriza las ayudas

El otoño caliente que se atisba en el horizonte si se observan, entre otras, las reivindicaciones de los sindicatos, que exigen ya una subida a 1.100 euros del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), encontró ayer una importante aliada, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz. La ... titular de Trabajo llegó al Congreso de los Diputados, donde se celebraba un pleno extraordinario veraniego para aprobar hasta seis decretos –entre ellos el de las medidas de ahorro energético, que se ratificó con el apoyo de los socios del Ejecutivo– con la intención de fijar un mensaje muy claro de «apoyo explícito» a los sindicatos y de advertencia al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi –con el que tan buena sintonía mostró durante la negociación de la reforma laboral– para que acepte las reivindicaciones de las centrales mayoritarias.
Díaz le pidió al líder de la patronal «que se comprometa con su país» y deje «de bloquear la negociación de los convenios colectivos». En una medida declaración ante los medios de comunicación en los pasillos de la Cámara Baja, la número tres del Ejecutivo de coalición señaló que «sin ninguna duda, vamos a subir el salario mínimo y lo vamos a hacer más que nunca, porque estamos en una situación de absoluta excepcionalidad política». Fuentes de Trabajo aseguran que sus palabras, que no especifican en qué cuantía habría que incrementar el SMI, no significan ningún reproche ni presión al propio Gobierno, ya que los sindicatos, explican, están dirigiendo su reivindicación a las organizaciones empresariales, ante la negociación a la vuelta del verano de los convenios colectivos.
Sin embargo, la diferencia de tono e incluso de concreción en el mensaje entre sus declaraciones y las de la parte socialista del Gobierno es palmaria. El martes, sin ir más lejos, y al ser preguntada en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros por la petición de UGT y CC.OO., la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, enfrió las expectativas limitándose a mostrar su deseo de que los representantes de los trabajadores y la patronal «sean capaces de ponerse de acuerdo para dar tranquilidad a los trabajadores y mantener el crecimiento económico en nuestro país». Rodríguez, lejos de comprometerse con esa subida salarial, mostró cautela y, ante las «dificultades que atraviesan las familias por el coste de la vida» enfatizó que ya se estaban adoptando medidas como la de las ayudas al transporte, con la gratuidad de los trenes de Cercanías que comenzará la semana que viene, y que también se incluyen en el decreto energético. En la misma línea se mostró el miércoles, en una entrevista en Televisión Española, la titular de Transportes, Raquel Sánchez, quien advirtió crípticamente de que «hay que tener cuidado con las medidas que se adoptan» y también puso en valor las ayudas que se vienen adoptando para combatir la inédita espiral inflacionista que sufre nuestro país.
El PSOE, centrado en Feijóo
En el PSOE no cunde la alarma por esta disonancia en el discurso, que muchos atribuyen a la proyección electoral de Yolanda Díaz a través de su plataforma Sumar, con la que previsiblemente concurrirá a las próximas elecciones generales.
Los socialistas, mientras tanto, siguen centrando sus esfuerzos discursivos y propagandísticos en arremeter contra el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, al que acusan de estar en contra de medidas como la gratuidad de los transportes o el aumento de las becas a los estudiantes únicamente por haber votado ayer el PP en contra del decreto energético. Lo cierto es que no fueron los populares los únicos que criticaron en el pleno parlamentario al Ejecutivo por haber incluido un gran número de cuestiones en el decreto de marras, impidiendo discernir en la crítica y en el voto unas de otras. Lo hicieron también grupos como Ciudadanos o, incluso, el diputado de la CUP Albert Botran.
Vídeo viral
En esa línea, el PSOE puso ayer en circulación, poco después de que terminase el pleno que aprobó el decreto, un vídeo viral en el que volvía a utilizarse el calificativo de «negacionista» para referirse a los populares. Además, y aludiendo a unas palabras del coordinador general del PP, Elías Bendodo, en las que tildó de «frivolidades» algunas medidas del decreto, los socialistas afirman en esa grabación que para el PP es una frivolidad «conseguir que el consumo baje» o, incluso, «el esfuerzo europeo para hacer frente a la guerra de Putin». Una estrategia comunicativa que culmina la acción coordinada en contra del expresidente de la Xunta de Galicia, del que ayer mismo Pedro Sánchez, en una conversación sin micrófonos con periodistas durante su gira por Iberoamérica, llegó a decir que había empeorado al primer partido de la oposición con respecto a la época de Pablo Casado, al que sucedió en abril.
La paradoja de lo ocurrido ayer, en un pleno extraordinario cuando aún no ha comenzado el periodo de sesiones ordinario, y en el que el PP sí voto a favor de dos decretos del Gobierno, uno sobre el combate a los incendios que han asolado España este verano y otro sobre ayuda a las autónomos, es que La Moncloa cree que las medidas del decreto energético permiten evitar una situación de conflictividad social, pese a lo severo de la crisis por la subida de precios y el difícil contexto de la guerra de Rusia contra Ucrania y el estrangulamiento energético al que Vladímir Putin pretende someter a toda Europa, empezando por su locomotora económica, Alemania, un país enormemente dependiente del gas ruso. Pero el alineamiento de Yolanda Díaz con las reivindicaciones salariales de los sindicatos y sus admoniciones a los empresarios abren una nueva brecha en el diálogo social.
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