Punter disimula todas las carencias del Barça

Pablo Lodeiro

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14/03/2025
Actualizado a las 22:53h.

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El Barcelona de Peñarroya tiene muchos agujeros pero, con Kevin Punter de su parte, todo es posible. El estadounidense, que volvía a jugar tras un mes de lesión, firmó una noche memorable ante su exequipo, el Partizan, que permite a los azulgranas dormir en puestos de playoffs. 17 puntos del americano en la primera parte hicieron coquetear a los locales con un abultado resultado, pese a que sus pecados hicieron acto de presencia en la segunda, un escenario que permitió a los de Obradovic remontar y llegar al acto final con opciones de victorias. Cuando más asfixiante era el ambiente, volvió a aparecer el escolta, bien acompañado por Satoransky, y cerró una victoria vital para sus aspiraciones continentales.

El quinteto inicial de Peñarroya, de escasa altura pero sí de teórica buena movilidad, quedó anulado en cuestión de segundos, impresionante el acierto del Partizan desde el triple en las primeras posesiones. Movían los serbios el balón con maestría, acciones que provocaron un rápido parcial de 0-8. Tocado, el Barcelona intentaba reaccionar con jugadas aisladas de Abrines y Satoransky. Un triple del español y un gran mate del checo al contraataque atisbaron un cambio de dinámica, pero los azulgranas seguían descuidando sus esquinas, escenario en el que el canadiense Mike se estaba dando un festín. Y cuando más oscuro parecía el panorama, Punter, tras un mes de baja, reapareció con tres triples espectaculares, indefendibles, que minimizaron la sangría local en el primer cuarto (25-32).

El Barça, pese a las bajas, mostraba mucho corazón ante la tormenta y otro triple de Punter redujo la diferencia a solo dos puntos. La distancia era mínima y la tensión se elevaba tanto en la pista como en las gradas, donde había una amplia y sorprendente presencia de aficionados serbios. Los árbitros, conscientes de que la situación se podía descontrolar, de que el Palau era una olla a prensión, comenzaron a regalar técnicas por doquier, confusión que aprovecharon los catalanes para, después de dos mates de Anderson, arrebatarle el liderazgo a sus rivales (37-36).

Punter seguía convertido en letal francotirador, hacía pagar a los serbios cada centímetro de pista que le regalaban. Llevaba 17 puntos en solo ocho minutos y el Partizan comenzaba a desmoralizarse ante semejante exhibición. Cuando faltaban tres minutos para el descanso, solo había anotado tres canastas, en parte gracias a la mejoría defensiva del Barça, que mostraba una salud espléndida. Un salvaje mate de Metu a dos manos y una suspensión del nigeriano confirmaron una obviedad: el Barça iba lanzado a por la victoria (54-41).

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Un triple de Satoransky reanudó el festival azulgrana en la segunda mitad. El Partizan, eso sí, se había rehecho, aplicaba un juego más cerebral y pausado. Desde la línea de tres y aplicando mucha presión sobre el hombre con balón, firmó un parcial de 0-9 que redujo la diferencia a solo cinco puntos. Davies, ex del Barça, aumentaba sus prestaciones y, con tiros desde todas las posiciones, aumentó su puntuación hasta los dobles dígitos. A los catalanes les tocaba apretar la mandíbula, aguantar el chaparrón, una asignatura en la que casi siempre han suspendido en esta campaña. Aun así, un triple de Metu y una bandeja de Brizuela les permitieron encarar el último acto con ventaja (73-67).

Sangraban muchos los locales a la hora de cerrar el rebote defensivo, parcela en la que los balcánicos habían encontrado una mina de oro para cimentar su remontada. Los de Belgrado estaban listos para el abordaje mientras que Brizuela fallaba demasiado desde la larga distancia, una de sus especialidades. Además, Hernangómez, una vez más, firmaba acciones ridículas, como dejar rebotear a un rival hasta en tres ocasiones consecutivas o fallar un mate sin oposición. Ante tal despropósito, Peñarroya devolvió a Punter a pista, de los pocos hombres capaces de mostrar decisión y liderazgo entre tanta duda.

Faltaban tres minutos para el final y el Barça vencía por cuatro. Peñarroya y Obradovic estaban rojos como tomates, a punto de explotar por la tensión. En ese momento, Punter anotó una genial suspensión que fue seguida de un robo y un mate de Satoransky. De la nada, el Barça estaba ocho arriba, una ventaja que, esta vez sí, fue definitiva.