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Baloncesto

Meyers Leonard, la redención del pívot acusado de antisemita en la NBA

Tras dos años alejado de las canchas por sus lesiones y una polémica con la comunidad judía, el jugador firma con los Bucks un contrato de diez días en busca de su regreso a la liga

Un balón sin aire para revolucionar el baloncesto

Emilio V. Escudero

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Lo que para Meyers Leonard fue un «error estúpido» se convirtió en un infierno que le ha tenido apartado de las pistas de baloncesto durante casi dos años. El pívot, que por fin parecía haber encontrado su sitio en la NBA en aquel 2021, vio cómo la utilización de una palabra ofensiva contra la comunidad judía mientras jugaba en directo a un videojuego se volvía en su contra de manera casi automática. Un insulto -la palabra 'Kike', utilizada para referirse de manera despectiva a los judíos- que él aseguraba desconocer se convirtió en su calvario. De nada sirvió pedir perdón, porque nadie en la liga quiso aceptar un contrato que no tardó en pasar de los Heat a los Thunder y de convertirse en papel mojado.

Expulsado de la liga, el pívot se centró en mejorar de sus lesiones en las piernas y en el hombro y en reconciliarse con la comunidad judía. Decenas de encuentros que han ayudado a cicatrizar la herida y le han abierto de nuevo las puertas de la NBA. Después de haber estado entrenando durante unos días con los Lakers, finalmente han sido los Bucks los que le han firmado un contrato de diez días para probar su valía en pista y ver si alargan su compromiso hasta final de temporada.

«Creo que Meyers ha estado extremadamente diligente, consecuente con lo que hizo y en constante contacto con la comunidad judía, dándose cuenta de que no hay lugar para el antisemitismo, el lenguaje antisemita o el odio de ningún tipo», apuntaba estos días Mike Budenholzer, su nuevo entrenador. El hombre que ha decidido darle una nueva oportunidad.

En marzo de 2021, aunque pidió perdón y aceptó la suspensión de una semana por parte de la NBA, los Heat -cuyo dueño es Micky Arison, nacido en Tel Aviv- decidieron traspasarle y los Thunder le cortaron poco después. Los insultos a Meyers en redes se ampliaron a su círculo más cercano. Amenazas de muerte, mensajes sexuales contra su novia... un infierno del que ha conseguido salir a base de trabajo en la sombra.

«Estos dos años han sido la etapa más dura de mi vida adulta. La verdad es que cometí un gran error, el más grande de mi vida. Fue un error de ignorante. Además, llegó en mitad de mi recuperación tras la operación en el hombro y también de otra intervención en el tobillo... ha sido el camino más duro de mi vida», señalaba el jugador, enfundado ya en el uniforme de los Bucks.

«La parte buena de todo esto es que he aprendido mucho como hombre y también de la comunidad judía. He madurado en general. No mentiría si dijera que ha habido veces en las que he pensado en tirarlo todo. Económicamente soy afortunado y podría haber no jugado más, pero habría sido cobarde». Las palabras de Leonard están exentas de odio y remordimiento. Centradas en una redención que espera que tenga una prórroga y no se quede en estos diez días de contrato.

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