Augusta, el major más español, reaviva su leyenda: seis chaquetas verdes para un país y para la historia

Entre los dichosos que han ganado alguna vez en este mítico recorrido de Bobby Jones se encuentran cuatro españoles (Severiano Ballesteros, José María Olazábal, Sergio García y Jon Rahm) que han sumado seis grandes para el palmarés nacional. Los dos primeros lo hicieron por duplicado en los años 1980 y 83 el cántabro y 94 y 99 el guipuzcoano, mientras que el castellonense y el vizcaíno triunfaron en 2017 y 2023 respectivamente.

Lo curioso del caso es que estos seis antorchados suponen el 60 % de todos los logrados por los españoles, pues los tres 'British' de Seve y el Open USA de Jon no igualan los éxitos logrados en este vergel sureño.

Porque aquí, en Augusta, se degusta un sabor español por todos los costados del campo. Desde que hace 65 años Ángel Miguel pisara por primera vez estas calles hasta la presente edición, han sido quince los que han sentido ese cosquilleo tan especial de saberse en un torneo único.

La historia ha sido generosa con los hispanos (el argentino Ángel Cabrera también triunfo en 2009) y es que este recorrido tiene tanta magia que la creatividad latina tiene la recompensa merecida. Aparte del pionero mencionado y de su hermano Sebastián, también actuaron aquí Ramón Sota, tío de Seve que consiguió el primer top 10 de la historia, Manuel Piñero, Antonio Garrido, Miguel Ángel Jiménez, Nacho Garrido, Alejandro Larrazábal, Álvaro Quirós, Gonzalo Fernández Castaño y Rafa Cabrera y, por supuesto, los cuatro ganadores ya mencionados.

De todos ellos, el que más veces ha participado es José María Olazábal, que este año cumple las bodas de plata de su última victoria aquí y que ha realizado 34 desfiles por Magnolia Lane. El genuino hombre de verde para el golf español alumbra su leyenda con diecinueve cortes superados, en los que destacan dos victorias y otros cinco puestos entre los ocho mejores. «Cada año que vuelvo aquí me abruman las emociones, porque rememoro todo lo que he vivido en este entorno y me siento tremendamente agradecido. Aquí todo es muy especial y, cuando salgo al campo, no puedo evitar revivir situaciones y golpes concretos que he dado desde que en 1985 jugué por primera vez», explica el de Fuenterrabía con una sincera emoción.

Estas lágrimas contenidas se derramaron hace un cuarto de siglo cuando superó a Greg Norman para conseguir su segunda prenda esmeralda, después de una recuperación milagrosa digna del mejor guion cinematográfico. A causa de una artritis reumatoide no diagnosticada, José Mari pasó un año postrado en la cama con grandes dolores articulares que le obligaban a desplazarse en silla de ruedas. Sin embargo, a base de medicación y de una considerable fuerza de voluntad fue capaz no solo de recuperar su calidad anterior, sino de hacerlo al máximo nivel como vencedor de su campeonato más deseado. «Lo importante no son las veces que te caes, sino las que eres capaz de levantarte», comenta siempre que se le recuerda aquella gesta.

Este logro llegó apadrinado por los de su mentor Severiano, que ya había roto moldes veinte años antes cuando protagonizó una gran revolución en estos 'greens' mágicos. Su victoria en 1980 fue tan abrumadora que, en palabras del de Pedreña, los dirigentes de Augusta cambiaron el tipo de hierba para que no les volviera a ganar. Al parecer les dolió mucho que un europeo les batiera en su mítico campo.

La táctica, sin embargo, no les salió nada bien pues en esa misma década Seve sumó otro primer puesto, dos segundos, un tercero, un cuarto y un séptimo. Impresionante. Por eso, a algunos grandes campeones del torneo, como Gary Player, se les siguen humedeciendo los ojos cuando se les evoca la figura del montañés. «Oh, Seve, mi amigo, el más grande... el hombre con más talento que he conocido jamás», señala el sudafricano. Históricamente España es el segundo país más victorioso en el Masters después de Estados Unidos y por delante de grandes potencias como Sudáfrica (5) e Inglaterra (4).

Lamentablemente, hubo que esperar dieciocho años hasta que Sergio García rompiese una sequía que se hacía cada vez más dolorosa. Y eso que Olazábal (tercero en 2006 y cuarto en 2002; lo mismo que García en 2004 y Jiménez en 2014), se acercaron mucho a la cabeza. Pero no fue hasta el 17 cuando el levantino superó todos sus fantasmas en el recordado desempate ante el campeón olímpico Justin Rose para enfundarse el preciado 'blazer'.

Y claro, una vez abierta la veda, olió la sangre el león de Barrica para firmar cuatro finales entre los nueve de arriba antes de asaltar el cetro con contundencia el año pasado, en una edición llena de sobresaltos. Fue entonces cuando Rahm hizo gala de su mayor aplomo para alzarse con su segundo grande y posicionarse como el gran referente del golf mundial.

Habrá que ver si su marcha al LIV Golf y su sequía de triunfos desde hace justamente un año no le pasan factura y consigue desplegar toda su magia en este torneo. De entrada, perdió la ocasión de jugar una ronda privada con un invitado de su elección, algo a lo que tiene derecho el ganador vigente. La coincidencia con la prueba del LIV que ayer terminó en Doral se lo impidió, pero lo que nadie le podrá quitar es el honor de ser el anfitrión en la cena inaugural reservada solo para los campeones del Masters. Por eso el sabor español se paladeará una vez más desde antes de empezar a jugar y Jon ofrecerá un menú con marcado carácter vasco. «Quiero que se lleven un buen sabor de boca», comentó orgulloso, aunque la nota triste vendrá por el fallecimiento de los cooperantes de la ONG del cocinero José Andrés, encargado de preparar la cena.