Sevilla, capital de Europa
Y encima, llegan Betis y Sevilla con la moral por las nubes, el fútbol pragmático a ras de hierba y roncos los suyos de celebrar los últimos éxitos
«Y es por eso que hoy vengo a verte/aquí estamos todos pa cantarte tu canción/sevillista seré hasta la muerte/estamos apiñados como balas de cañón/la Giralda presume orgullosa/y es que no hay quien pueda con esta afición…» Permítanme la licencia ... de barajar las cartas de los himnos de Sevilla y Betis como homenaje a una ciudad que mañana domingo se va a convertir en la capital de la Europa futbolística. Ahí es nada la presencia sobre el césped de Sánchez-Pizjuán del finalista de la Liga Europea y la del, virtualmente, por tercer año consecutivo, participante en la competición continental. Y de ese abrazo de las letras de Francisco Javier Labandón y José Alonso, al que podíamos sumar el «de abuelos a nietos, de padres a hijos» ya legendario del inolvidable Manuel Ramírez Fernández de Córdoba, surge el orgullo por tener en el centro de Nervión y al final de la Palmera a las dos mejores aficiones de España.
Y encima, llegan los dos equipos con la moral por las nubes, el fútbol pragmático y resolutivo a ras de hierba, la voz de los suyos roncas de celebrar los últimos éxitos y las ganas de guasa de la buena en perfecto estado de revista.
Si los jugadores son los auténticos protagonistas de los derbis, en esta ocasión Manuel Pellegrini y José Luis Mendilibar merecen atención preferente. El chileno, transformador de un Betis discreto en un cuadro ganador, que aún en sus peores exposiciones se faculta siempre para el triunfo. El vasco, resucitador de un equipo un poco mejor que muerto en otro sin techo adivinable, con similares mimbres con que otros fracasaron.
El desgaste físico del Sevilla del jueves está por ver si se convierte en lastre para los locales, obligados a rotar, porque en esta clase de partidos todos superan sus expectativas. Se nos viene partido grande, muy grande, con todos los avíos que nos merecemos los sevillanos. Disfruten de la espera y gocen los que puedan del marcador final. ¡Qué felicidad la mía, el estar con vosotros y amaros con rabia!, deberían cantarnos María Jiménez y Miguel Poveda a las nueve en punto de la noche.
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