La intrahistoria del fichaje de Antony por el Betis
Desde la relación con los agentes de Lucas Moura al «imposible» de su incorporación pasando por los 1,2 millones netos que pagará el Betis por sus servicios
Con Antony, el Betis cubre el cupo de extracomunitarios en su plantilla

«Es imposible». Es la expresión que muchos se encontraron en el Betis cuando se abrieron consultas internas sobre la opción de fichar a Antony. «No podemos pagar su salario», «costó cien millones hace nada», «el United no lo va a dejar salir», « ... seguro que otros clubes van a pagar más»... Un rosario de frases que fueron cayendo cuando la realidad se impuso. En verano ya se perfilaron los primeros contactos pero los verdiblancos no llegaron a tiempo y priorizaron las negociaciones por Ceballos y Lo Celso, que resultó exitosa justo antes del cierre. Pero no cerró la puerta el Betis y mantuvo el contacto con sus agentes y el hilo con el club inglés hasta conseguir lo que nadie esperaba. Como sucedió con Fekir, Lo Celso o Isco en su día, lo imposible se había convertido en realidad.
Hay que remontarse a finales de 2017 cuando el Betis se movió para conseguir el fichaje de Lucas Moura. Comenzó ahí una relación positiva con sus agentes a pesar de que la operación no se materializó por la negativa del Tottenham a dejar salir a un delantero que hubiera sido un lujo para los verdiblancos entonces. Se da la circunstancia de que los agentes de Moura son los mismos que hoy llevan a Antony, así que la comunicación era sencilla. Un intermediario se encargó de reactivar el flujo y de atar todos los cabos para que este nuevo intento sí fructificara. Álvaro Ladrón de Guevara, mano derecha de Manu Fajardo, también sembró en su reciente viaje a Brasil. El futbolista no era reacio al Betis, ni mucho menos. Quería una solución para su ostracismo y volver a disfrutar del fútbol en una liga importante. Y en Heliópolis le iban a dar el mejor contexto para ello con un entrenador top como Manuel Pellegrini.
Así los pasos se fueron dando de forma convincente. El United estaba expectante con las decisiones de su nuevo entrenador, Ruben Amorim, pero la decisión sobre la salida de Antony no iba a cambiar. Necesitaba minutos y confianza. El club inglés marcó las bases de lo que estaba dispuesto a aceptar por parte del Betis para un préstamo, después de haber rechazado ofertas de Turquía y Portugal. En Heliópolis presentaron una oferta para la cesión de un año y medio de duración. Es decir, lo que queda de esta temporada más otra y que se consolidara su presencia hasta 2026. Y también compartiendo plusvalías futuras por la posible venta del futbolista al reubicarlo en el mercado con su rendimiento. Al club inglés no le convencía esto y respondió que las condiciones económicas y deportivas sólo apuntaban a un contrato hasta el 30 de junio limpio y que luego ya hablarían las partes.
De esta forma se fue modelando el pacto en conversaciones a través de videollamadas entre las partes. El Betis se ajustó a lo que iba pidiendo el United, que no eran cantidades fuera de lo normal. El acuerdo se cerró en una cifra más que asumible: el Betis le pagaría 1,2 millones de euros netos al United como compensación por el salario del futbolista, así como asumiría cantidades de la comisión a los agentes, con lo que su desembolso fijo rondaría los dos millones de euros. Las variables se articulaban en una penalización en función de los partidos que dejara de jugar Antony. De forma decreciente. Es decir, si no juega ninguno el precio crece en equis cantidad y se va descontando esa cifra hasta que cumpla los quince pactados, cuando quedaría este concepto a cero. Siempre con unos minutos mínimos. También a la posibilidad de éxitos deportivos del club verdiblanco como clasificaciones a la Liga de Campeones o Liga Europa y alzar la Conference, que implicarían un desembolso mayor de los béticos al United por esta operación.
Con el diálogo muy avanzado se entrometió el Villarreal, que aceptaba pagar mayores cantidades, pero Antony estaba determinado a llegar al Betis y así se lo dijo tanto al United como a sus agentes. Se articuló una conversación privada a distancia entre Pellegrini y el jugador. El técnico estaba en Barcelona, concentrado con el equipo horas antes de la disputa del duelo copero. Ahí se consideraba atada la voluntad del futbolista y la negociación ya estaba bien avanzada para culminarse, como se hizo el domingo 20 con el principio de acuerdo entre las partes y el cierre definitivo el lunes a expensas sólo de que pasara el choque de Liga Europa con el Rangers, como había pedido Amorim para ganar tiempo y no tener un banquillo vacío, y que se resolvieran discrepancias económicas menores entre los agentes y el United, que finalmente tuvo que ayudar a arreglar también el Betis.
Ya con el viaje cerrado para el viernes y sus agentes en Sevilla desde días atrás, Antony voló por la noche hacia Málaga, el sábado pasó los reconocimientos médicos, estampó su firma y siguió el Mallorca - Betis desde el mismo Villamarín acompañado por responsables del club, que le están acompañando para que tenga una adaptación lo más temprana posible. Un fichaje que se consideró imposible y que este domingo va a debutar con la camiseta verdiblanca como un refuerzo de lujo en el mercado de enero.
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