Muere a los 44 años la editora Diana Zaforteza, impulsora de Alpha Decay y Alfabia
La mallorquina publicó a David Vann, Lou Reed, Wislawa Szymborska y Andy Warhol, entre otros

La trayectoria de la mallorquina Diana Zaforteza Rodés comienza en 2003. Apadrinada por la agente Carmen Balcells funda con Enric Cucurella el sello Alpha Decay, un catálogo heterodoxo que conjuga la filosofía de Jankélevich con la música de Frederic Mompou, los «Flashbacks» psicodélicos de Timonthy Leary el padre del LSD, la narrativa de Francesc Serés, los cuentos de Saki, los bestiarios de Javier Tomeo, la mística de Dominique Courcelles y las obras de Rachel Seiffert 'Trabajo de campo' y 'Secuelas'.
Con Alpha Decay Zaforteza hacía realidad el deseo que su padre, José «Puco» Zaforteza, ingeniero y amigo del alma de Jorge Herralde, le transmitió en el lecho de muerte: crear tu propio sello para editar los libros que te apetece publicar. De su estrecha relación con la superagente Balcells recordaba su confianza en la astrología: «Cuando nos conocimos, me citó a una hora concreta para hacerme la carta astral que debía confirmarle si yo podría llegar a encajar en el mundo editorial», explicaba.
Animada por la eclosión de las pequeñas editoriales en 2006 decidió seguir su propio camino con Alfabia, nombre inspirado en la finca familiar de la mallorquina sierra de Tramuntana y que significa en árabe pino y oliva.
Apoyada por sus socios, Mario Rotllán y Luis Coromina, la joven editora apostó fuerte desde el primer momento con los diarios inéditos de Andy Warhol. La investigación le llevó hasta el Waldorf Astoria de Nueva York donde un viejo travesti que fue amante de Warhol compartía habitación con la actriz Olivia de Havilland y tenía los derechos de los diarios: «Aceptó mi propuesta, pero para evitar sorpresas, visité al propietario de la Warhol Foundation, Andrew Wyllie», comentaba a ABC en 2014.
Clásicos ocultos, autores emergentes, miniaturas y ensayismo contemporáneo: los cuatro pilares del catálogo. Entre sus grandes descubrimientos, el escritor de Alaska David Vann: su estremecedor «Sukwann Island» mereció el premio Llibreter que otorgan los libreros catalanes; o «El cuervo» de Lou Reed, de quien conservaba el móvil: «Decía que no podía ser buena persona y había que atenderle en todo momento. Yo le repetía que era un milagro que siguiera vivo y él me regaló su IPad» explicaba.
El catálogo de Alfabia brilló con los textos de Leonard Cohen, la correspondencia de Saul Bellow y las historias de Pierre Michon. También con obras en pequeño formato firmadas por autores españoles ya consagrados -Juan Marsé, Enrique Vila-Matas, José Carlos Llop- conjugadas en el catálogo con jóvenes valores: Daniel Gascón, Víctor Balcells-Matas y Álvaro de la Rica. Sin olvidar a los clásicos: 'Bearn» de Llorenç Villalonga en la versión original en castellano de 1959 o el «Dr. Glass» de Hjalmar Söderberg, uno de los títulos predilectos de esta editora mallorquina fallecida con solo 44 años a causa de un cáncer, según fuentes de su entorno.
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