Siri Hustvedt: «El feminismo debe abrazar el género fluido»
La escritora estadounidense, premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, publica en España 'Madres, padres y demás', colección de ensayos en la que cuestiona la realidad preconcebida y construye un nuevo discurso sobre la identidad

En su último libro publicado en España, 'Madres, padres y demás' (Seix Barral), Siri Hustvedt (Minnesota, Estados Unidos, 1955) asegura que no puede «hablar con seguridad sobre el futuro de nada, y eso incluye la literatura». Pero, al leerla, y también al escucharla, ... una tiene la certeza de que, sea cual sea el porvenir que le espera al mundo del libro, ella estará en él. Su talento avala su presencia en ese mañana construido con retazos del ayer, con narraciones como las que ella despliega en una obra en permanente construcción, sólida y brillante, tan fascinante como la realidad que trata de descifrar. Es lo que intenta, una vez más, en esta nueva colección de ensayos , en la que cuestiona los principios preconcebidos sobre conceptos aparentemente monolíticos como maternidad, género, sexo, clase, raza o familia.
«El futuro es la tierra de nuestras expectativas, esperanzas, fantasías y proyecciones, o, dicho en otras palabras, el futuro es una ficción», escribe la premio Princesa de Asturias de las Letras en una de las piezas del libro. Desde su casa de Brooklyn (Nueva York), donde atendió a la prensa española en conexión telemática, Hustvedt reconoció que ahora «estamos viviendo un momento de crisis global, y no se limita al hecho de que todo el planeta esté en manos de un virus, también tenemos Ucrania, que es el ejemplo más claro de lo que es una agresión, es horripilante». En su opinión, «todo esto ejemplifica el deterioro de la democracia. Estamos aferrándonos de un hilo a un futuro que o bien abrazará los valores plurales y demócratas o se tendrá que retirar».
Es esa la «batalla» que ahora estamos lidiando y la escritora no es capaz de «lanzar una predicción y decir en qué dirección iremos, y eso que no he hablado de la cuestión climática… Sea lo que sea lo que hagamos ahora será muy importante, porque va a dar forma a lo que vendrá. Y eso es aterrador. Los seres humanos proyectamos el pasado hacia el futuro, porque sólo tenemos eso, y nuestras expectativas están ahora un poco pendientes de un hilo. La idea de rutina, de seguir avanzando como veníamos haciendo, seguramente es imposible».
Misoginia
Lo que está claro, como ella advierte en el libro, es que los humanos somos seres esencialmente sociales, y de ahí la importancia de intentar entender, o explicar, las diferentes maneras y los distintos niveles en los que la misoginia opera en nuestra sociedad. De hecho, todos los ensayos están atravesados por una idea que tiene mucho que ver con eso: la omisión en la historia de nuestro conocimiento, lo que ha determinado, hasta definirla, la narrativa. «Cuanto más mayor me he hecho, más he empezado a notar que lo que falta en esta narrativa, en cualquier terreno, es igual de importante que lo que está ahí», explicó.
¿Y qué ha faltado, sobre todo y ante todo? Pues «la historia de la gestación y del nacimiento. Platón dice que el nacimiento de las ideas del filósofo tiene más valor que el nacimiento natural. Aristóteles asegura que la forma es masculina y la materia es inerte y un principio femenino. Ahí ya tienes la jerarquía establecida, que ha durado hasta hoy. Ya es hora de mirar de cerca y analizar cómo funciona la supresión», sostuvo.
Algo muy relacionado con el hecho de que, en muchas ocasiones, como Hustvedt argumenta en el libro, la maternidad es vista por muchas mujeres como una camisa de fuerza cultural. ¿Qué hacer para combatirlo, para evitar ese sentimiento? «Yo pienso que reconocerlo es el primer paso. Nuestras expectativas se forjan en el pasado, pero ese pasado también nos ha venido impuesto. El miedo es lo que está detrás de todo eso, miedo ante el hecho de que todos nacemos del cuerpo de otra persona, en este caso un ser femenino, y la cultura se aterroriza ante esa realidad. La represión, la denigración, crean una furia y una rabia que se ejerce sobre el proceso propio del embarazo. Tenemos que reconocer la realidad de nuestra dependencia, que dura toda la vida. Mucha misoginia y mucha crueldad para con las mujeres, sobre todo madres, nace con ese sentimiento de dependencia».
Objeto de odio
Misoginia, crueldad… La autora, casada con el también escritor Paul Auster , llega a confesar en uno de los ensayos recogidos en esta obra que está «desconcertada» y «entristecida» por «la cantidad de teorías por las que soy objeto de odio». Aunque bien es cierto que de un tiempo a esta parte se enfrenta a los desprecios desde el humor. Desde luego, es la postura más inteligente, ya que colecciona anécdotas como una recogida en este libro, en la que habla de cómo un tipo huyó despavorido cuando ella, amablemente, le aclaró que la especialista en el filósofo ruso Mijaíl Bajtín era ella, y no su esposo, quien llegó a él, y lo ‘usó’ en su película ‘Smoke’, a través de ella. «Me ha pasado muchas veces, tengo muchas anécdotas. Es muy importante ser consciente de lo que pasa. ¿Y qué pasa? Que la mujer se supone que no ha de saber sobre nada más que el hombre. Mi conocimiento y yo somos una bofetada en la cara de las jerarquías preestablecidas», dijo.
Hustvedt aclaró que casi siempre «suelen ser hombres» quienes reaccionan así y «se enfurecen» al descubrir que, como el propio Auster reconoce, es ella la intelectual de la familia. «Yo soy un ejemplo viviente de que esas jerarquías son falsas. Una vez entendí lo que pasaba fue una experiencia muy liberadora para mí, ahora me siento libre y sé cómo reaccionar. Ahora me divierto, me río, porque es ridículo. Pero tardé mucho, me han hecho mucho daño este tipo de hostilidades», confesó.
Fronteras
Y ella, que dinamita las fronteras, las difumina, acaba con las categorías, sociales, políticas, culturales, que damos por sentado, como su adorada Louise Bourgeois , a la que vuelve, una vez más, en esta obra («No paro de pensar en ella y en mi mente siempre llevo conmigo imágenes de obras suyas»), ¿qué piensa de que el pasado 8 de marzo hubiera dos manifestaciones en Madrid por la disparidad de criterios acerca de la prostitución o la identidad de género? «El feminismo siempre ha estado dividido. Incluso se habla de feminismos, en plural. El feminismo debe abrazar el género fluido. ¿Quién es cada cual para cuestionar cómo se siente la otra persona? No lo entiendo. Tampoco pienso que conceptos como la pornografía o la prostitución, por ejemplo, sean tan monolíticos como se presentan. Hay quienes han escogido hacerlo y son muy elaborados explicando por qué hacen lo que hacen y no son víctimas en absoluto. Es muy complejo todo esto. ¿Qué es una democracia plural? Pues significa que yo no estoy de acuerdo con algunas cosas con otras personas, pero reconozco que tenemos una causa común».
Dicho esto, Hustvedt terminó reconociendo su pesar, su tristeza ante el hecho de que «los gobiernos autoritarios van en auge en todo el mundo, cada vez son más». Se trata, bajo su punto de vista, de una «reacción ante el ascenso de la mujer en todo el mundo. La ultraderecha está furiosa, lo percibe como una humillación. A los hombres blancos les va estupendamente bien en todo el mundo, igual que siempre, pero el ascenso de la mujer da pie a la furia, a la rabia, que se está canalizando a través de movimientos políticos. Es una especie de ira moral». Y remató: «A veces me da la sensación de que vivimos en un puntito de tierra y que si no promovemos valores como la pluralidad o la interconexión nos vamos a destruir».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete