libros
Stephen King, el gran confinado
Narrativa
Su última novela, 'Holly', no es 'una de terror' sino una 'policial' (género al que King se viene acercando con frecuencia); pero es, también, un policial terrorífico
Otras críticas del autor
Alguien a quien conozco viene arrastrando covid persistente. Y, entre sus complicaciones, hay una especialmente perturbadora: no le cuesta escribir pero sí le cuesta leer. Enseguida pierde la concentración en lo que escribieron otros y, sin embargo, no le resulta complicado poner lo suyo por ... escrito. 'Mal negocio', se lamenta. Así que decidió probar con 'Holly'. Y se sabe: Stephen King es un gran narrador.
Y don recuperado: empezó a leer 'Holly' y no la soltó (porque 'Holly' no lo soltó a él) hasta su final. Y eso que —advertencia— el covid es casi uno de los personajes principales de la novela, abundan las mascarillas y marcas de vacunas y funerales vía Zoom. Y, sí, 'Holly' es una novela de esas que confina a su lectura. Y, a su muy contagiosa manera, alivia y cura.
NOVELA
'Holly'

- Autor Stephen King
- Editorial Plaza & Janés
- Año 2023
- Páginas 624
- Precio 23,90 euros
Y 'Holly' no es 'una de terror' sino una 'policial' (género al que King se viene acercando con frecuencia); pero es, también, un policial terrorífico. Porque ya se sabe: la disfuncional muy funcional Holly Gibney —desde su debut en 'Mr. Mercedes' hasta completar la Trilogía Bill Hodges, pasando por 'El visitante' y luego en la 'nouvelle' 'La sangre manda'— no le son ajenos el asesino sobrenatural o el criminal monstruoso. Los dos que —obsesionados por neutralizar a los 'síntomas' de la vejez— secuestran y matan y...uh... procesan a sus para ellos revitalizantes víctimas en 'Holly' pertenecen al grupo de los últimos.
Y son casi la sangrienta excusa y coartada para que el lector termine de conocer aquí y a fondo al personaje protagónico. Alguien quien se inscribe exitosamente en el club de los detectives 'raros/freaks' y, por lo tanto, se encuentra especialmente dotada para detectar y perseguir y ajusticiar a bestiales aberraciones de la naturaleza.
Pero, más allá del 'caso' al que se enfrenta la heroína, de lo que aquí se trata es de esclarecer el misterio de sí/ella misma
Pero, más allá del 'caso' al que se enfrenta la heroína, de lo que aquí se trata es de esclarecer el misterio de sí/ella misma: la formidable y obsesiva y autista y obsesiva-compulsiva y sensorialmente difusa y adicta al latín y muy privada investigadora 'savant' y 'sui-generis'. Y queda claro: King está enamorado de este personaje y vuelve a poner aquí en evidencia (lo mismo ocurre con sus niños y adolescentes) que es uno de los más talentosos creadores de mujeres: un auténtico y comprometido feminista, dentro de la literatura norteamericana.
Así, uno termina de leer 'Holly' sabiendo todo sobre el personaje (con guiños cómplices a quienes vienen acompañándolo desde 2014; los adorables hermanos Jerome y Barbara Robinson reaparecen aquí) en su tránsito de sombra patológica a resplandor empoderado sobreponiéndose a una madre posesiva que da más miedo que demonio a exorcizar.
Pero, además, se disfruta de riguroso procedural a la caza de atípica pareja de asesinos en serie. Los bestiales y famélicos y carceleros psicópatas Rodney y Emily Harris: una particularmente amorosa pareja de ancianos colegas de Hannibal Lecter (des)compuesta por profesora de literatura y biólogo nutricionista (atención: después de 'Holly' costará volver a comer hígado) salidos y muy sacados no de cuento de hadas sino de brujas.
O de payaso sanguinario. O de fanatizada enfermera loca. Una persecución que en su muy detallado y parsimonioso paso-a-paso a marchas y contramarchas y con la obligación de resultar verosímil (obligación que no se tiene con lo paranormal; King ya hizo algo parecido hace poco en ese otro estudio de personaje fundido con 'thriller noir' que fue la reciente 'Billy Summers') tal vez ponga un tanto nerviosos e impacientes a seguidores del Rey King. Pero es que, claro, en 'Holly' nosotros sabemos quienes son los culpables desde el principio; de lo que aquí se trata —como en un episodio de 'Columbo/Colombo'— es de cómo Holly llega a averiguar quienes son ellos.
Lo que no impide que —marca de la casa— hacia la última parte los acontecimientos, sí, encajen y se precipiten y arrastren como, luego de ese lento ascenso a lo más alto, en la más vertiginosa y rusa de las montañas. Y entonces se comprende lo que ya se sabía: no hace falta ser fantasma o vampiro para ser malo malísimo. Alcanza y sobra con ser humano.
Holly es también la novela más "política" de King. Transcurriendo, entre mascarillas y paranoias conspiratorias, abundan en su trama — y en voz y en pensamientos de Holly que, por momentos, alcanzan la intensidad de una diatriba marcada tanto por la furia como por el desconsuelo— condenas a Trump (a quien alguien considera un 'patán' pero, a la vez, una especie de hechicero conocedor de las artes más oscuras), burlas a conspiranoides anti-vacunas y asaltantes al Capitolio, y asco ante el rampante racismo y homofobia del norteamericano medio y mediocre.
King es uno de los más talentosos creadores de mujeres: un comprometido feminista
Y, de paso, burla/sátira a esa restrictiva Academia (pero celebración de la poesía que va por libre) que no sabe muy bien qué hacer con este autor tan popular entre sus 'lectores constantes' y cada vez mejor considerado por la crítica.
Uno de los asesinos de Holly comenta, casi al pasar, que en veinte años la ficción no será otra cosa que algo que alguna vez estuvo y ya no está. De ser esto cierto, disfrutar entonces todo lo que se pueda como ese alguien a quien conozco. Aquel que — concluida su lectura de 'Holly', pensándose sano y salvo de nuevo— abrió otro libro de un autor a quien también conozco. Y no pudo sino cerrarlo luego de un par de capítulos pensando en si la culpa sería en verdad del covid y en que de tener el teléfono de Holly Gibney —a quien alguien llama en la última línea de 'Holly'— no dudaría en pedirle ayuda.
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