Leonardo Sciascia, excelentísimos cadáveres

Miembro de la comisión que investigó el secuestro y asesinato de Aldo Moro, conocía muy bien los entresijos de la política italiana que diseccionó con frecuencia en las páginas del 'Corriere della Sera'. Sciascia ambientó muchos de sus trabajos en Silicia, la isla donde nació en 1921 en una familia de clase media.

'El contexto', tal vez su mejor novela, fue publicada por Einaudi en 1971. Fue llevada al cine por Francesco Rosi con el expresivo título de 'Excelentísimos cadáveres'. La trama se desarrolla en un país indeterminado, que bien podría ser Italia o la propia España. La acción comienza cuando el fiscal Varga, que investiga la corrupción de la clase política, es asesinado por alguien que no deja pistas. Casi al mismo tiempo, aparece el cadáver del juez Sanza. La indagación de los crímenes es asumida por el inspector Rogas, que sospecha que se encuentra ante un sujeto que no parará en su propósito de eliminar a otros jueces hasta su detención.

Rogas es un funcionario reflexivo, metódico y honesto. Avanza en la investigación hasta que sus jefes frenan sus pesquisas cuando empieza a dibujarse una red de altas complicidades políticas que quieren acabar con los jueces molestos. El policía sigue adelante contra todos los obstáculos, siendo consciente de que no podrá llegar al final porque el poder ha construido un muro de impunidad.

Sciascia reconoció que 'El contexto' había sido su novela más difícil y compleja: «Empecé a escribirla por diversión. Pero, cuando la acabé, ya no me divertía nada». A pesar de su resistencia interior, el escritor siciliano dibuja una magistral y apasionante trama policiaca, que eleva su obra a la categoría de clásico de la novela negra.

En ese país imaginario e indeterminado, Sciascia describe la profunda corrupción de unos dirigentes que se autoproclaman católicos con un desprecio absoluto de los valores que predican porque lo único que les interesa, como ponen de relieve sus palabras, son el incremento de su poder y la impunidad. Una alegoría que en muchas páginas evoca la prosa de Kafka y su impotencia ante una burocracia que ahoga al individuo. En 'El proceso' Josef K. muere sin saber de lo que se le acusa, en 'El contexto' Rogas sabe que no atrapará nunca al culpable porque la responsabilidad está mucho más arriba.

Sciascia era un hombre comprometido políticamente, muy crítico con la Democracia Cristiana, un partido en el que denunciaba la contradicción entre sus valores católicos y el maquiavelismo de unos dirigentes a los que creía cómplices pasivos en el secuestro y asesinato de Aldo Moro, al que no perdonaron su aproximación al Partido Comunista de Berlinguer.

Más allá de la denuncia política, hay en 'El contexto' una reflexión metafísica que conecta con su obsesión con la muerte, un tema omnipresente en su obra. Sciascia había dejado unas cartas en las que pedía a su mujer y sus dos hijas que se asegurasen de que estaba muerto antes de ser enterrado, porque tenía pavor a ser sepultado vivo. «Ha amanecido» fueron sus últimas palabras, que evocan a Goethe cuando exclamó en su agonía: «Luz, más luz».

Sciascia había escrito: «No hay ninguna certeza. Ni siquiera la certeza de que no haya certezas. Si amo la verdad y asumo todos los riesgos que comporta decirla, estoy viviendo religiosamente». Unas palabras que se materializaron cuando criticó la negativa de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista a negociar para salvar a Aldo Moro. Se quedó solo, como el inspector Rogas, aunque siempre lo había estado: «En vano intento medir con la mente esos incomprensibles espacios del universo que me rodean. No sé por qué estoy instalado aquí o por qué este breve tiempo de mi existencia me ha sido asignado. Por todas partes sólo veo infinitos que me absorben como un átomo».

'El contexto' es una novela que expresa todas las inquietudes del complejo universo de Sciascia y las incertidumbres que atormentaron a un hombre que siempre buscó la verdad.