Cinco minutos de gloria
La realidad imita a Goya
No aprendemos. Por eso, Goya es replicado una y otra vez por artistas contemporáneos que están considerados 'enfants terribles'
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Por esos azares del destino que no vienen a cuento detallar ahora, acabé el otro día en el Museo Goya-Camón Aznar de Zaragoza y me fui directa a la planta donde tienen expuestas todas las series de grabados de Goya: 'Los caprichos', 'Los ... desastres de la guerra', 'La Tauromaquia' 'Los Disparates' y las litografías últimas de 'Los toros de Burdeos', cuando el maestro de Fuendetodos frisa los ochenta años. ¡Qué lucidez y ganas de tocar los tambores de la denuncia hasta el último momento! Aquella sala da para una semana entera si se miran con detalle cada una de las estampas expuestas: lo que reflejan, sobre lo que llaman la atención… Me quedo pegada a los grabados en los que aparece un niño colgado de un árbol y otros que recrean varias secuencias de una mujer a punto de ser golpeada, violada por las hordas de mamelucos. Dos siglos después, el mundo sigue lleno de hordas de mamelucos que campan a sus anchas agrediendo a las mujeres. No sé si debo añadir más palabras, porque tengo la sensación de que van a sonar huecas cuando solo basta con mirar atentamente estos grabados.
Dos siglos después, el mundo sigue lleno de hordas de mamelucos que campan a sus anchas agrediendo a las mujeres
Abandono la sala y me voy con las violentas estampas dando vueltas en mi cabeza en un tiempo en el que parece que la guerra, la desgracia, la brutalidad se ha adueñado de nuestro imaginario cotidiano. Entro en otra de las estancias del museo y descubro una sucesión de pequeños cuadros donde aparecen unos grupos de niños jugando en inhóspitos parajes: entre ruinas, en descampados. Son pobres, van en harapos y se entretienen peleando los unos con los otros cuando no desfilan como si fueran soldados. Obviamente, me vienen a la cabeza las fotografías de la guerra en Ucrania, en Gaza, en Líbano… No aprendemos. Por eso, Goya es replicado una y otra vez por artistas contemporáneos que están considerados 'enfants terribles' y sobre los que siempre pende la espada de la censura. Los hermanos Chapman, Mauricio Cattelan… y ahora llega Ai Weiwei al Musac de León, donde colgará una versión de 'Los fusilamientos'. Entre la amalgama de cadáveres en el suelo, se autorretrata como un ejecutado más por el pelotón de tropas napoleónicas. El arte imita a Goya. La realidad imita a Goya.
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