CRÍTICA DE:
'Las iras', de Pilar Adón: expulsada del Edén
Narrativa
La autora española es nuestro Kafka. Y este libro de cuentos confirma su calidad, su radicalidad y su intención de no parecerse a nadie
Otras críticas del autor
Confirma este libro de cuentos la calidad literaria que Pilar Adón viene entregando en diferentes géneros (poesía, novela, cuento). Si ha conseguido alcanzar el lugar alto en que a mi juicio se sitúa es por dos razones, que creo solidarias entre sí: es ... radical y es ella misma.
No parece tener intención de parecerse a nadie. La radicalidad de la que hablo nace de un germen resistente a toda convencionalidad, su literatura parece querer ser identificada con un poema, se logra o no. Sin medias tintas.
RELATOS
'Las iras'

- Autora Pilar Adón
- Editorial Galaxia Gutenberg
- Año 2025
- Páginas 155
- Precio 17 euros
Ocurre en la narrativa, donde podría decirse que Pilar Adón es nuestro Kafka, dado el extrañamiento al que somete a sus criaturas, emergentes en narraciones simples en su forma, como si fuesen cuentos elementales, se podría decir que primitivos, pero que esconden en su elementalidad la construcción de mundo otro, desasosegante, quiciado sobre valores universales de exclusión del otro.
El poder, la ira, la sumisión a la que se ven abocadas las mujeres protagonistas de cada cuento no tienen explicación fuera de un universo particular simbólico, que es por otra parte el que concede unidad al conjunto. He dicho mujeres, pero son siempre la misma, la solitaria víctima que ha delinquido socialmente y ha sido expulsada del Edén. He de confesar que por momentos me desasosegaba esta exclusividad de lo femenino.
Hacia preguntarme si en esa opción no había innecesaria autolimitación. Más incluso, me decía a mí mismo que no podía ser que Pilar Adón se agregase a la facilona sororidad que somete el mundo a una perspectiva monologal. Por fortuna no adolece este libro de ese mal, precisamente porque elige la complejidad de lo simbólico, cifrando el extrañamiento como dimensión que afecta de manera especial a las niñas y adolescentes de los diferentes cuentos, todas tan parecidas que concluye el lector que son la misma.
No adolece el libro de perspectiva monologal porque elige la complejidad de lo simbólico
Los dos primeros cuentos señalan ya la idea del asesinato perpetrado por una niña, vigilada por una cuidadora, o bien en el segundo una versión de la historia bíblica del Génesis, la primera historia con crimen, que aquí tiene la forma de dos hermanas de las cuales una es la preferida por un padre, que la acepta mejor que a la otra. Pero sin pecado, con la elementalidad de una injusticia provocada por quien no debió elegir. No es casual que sea esa primera historia universal que reproduce el primer crimen entre hermanos, sea convocada otras veces, porque el título del conjunto del libro, 'Las iras' retrotrae a la primera de ellas, la ira de Dios para con una criatura suya, llamada en el original Caín.
Ese estatuto simbólico del primer crimen perpetrado por el hijo del primer hombre coincide en el libro con varias historias en que se repite esa dualidad trágica, que en el cuento quizá más original del conjunto, el titulado 'Evanescente', alcanza a llevar la lucha al útero materno. Aunque son varios los relatos que desarrollan los celos y la rivalidad de hermanas, los contextos permiten a Pilar Adón extender el asunto de la exclusión y de la culpa a una dimensión más social puesto que otros ven un motivo repetido en su literatura anterior, tanto en 'Las efímeras' como en 'De bestias y aves'.
Culpa, soledad y castigo; elocuentes mundos extraños de una gran escritora
Es el encierro en una institución vigilante, que reclama ser asimilada a instituciones como el reformatorio, el internado o la comuna. Espacios no comunicados con el exterior, donde las dialécticas de poder y sumisión no tienen salida o posible denuncia, ni por ello remedio. Al igual que esos contextos de encierro también se da en estos cuentos el otro elemento estilístico habitual en la literatura de Pilar Adón: la Naturaleza. No la romántica, sino la otra, la dura de lugares desérticos, por civilizar. En esa Naturaleza, obviamente hay animales.
Los contextos urbanos no existen, no hay ciudad, ni coches, ni teléfonos, ni calles, hay casas, como la que construye la protagonista con sus manos en el cuento más extenso titulado 'Roca blanca, fondo azul'. El libro lo cierra un cuento en el que la protagonista vive la condena de su pecado lésbico en un lugar de la costa Atlántica, parece que escocesa, agreste, sin otra vida exterior posible. Culpa, soledad y castigo; elocuentes mundos extraños de una gran escritora.
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