CRÍTICA DE:
'El grito', de Yrsa Sigardóttir: primer título de 'Los casos de Freyja'
Narrativa
La autora islandesa posee éxito comercial, pero si el baremo es la literatura la cosa cambia: ¿«Cuánta» literatura hay en su novela?
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«Islandia es demasiado pequeña para contener a un individuo tan enfermo, capaz de hacerle eso a una víctima al azar». Las palabras que el forense le dirige al detective Huldar, responsable de la investigación que protagoniza 'El grito', tal vez sirvan para limitar el ... horror que puede soportar la realidad del país, pero no para acotar la imaginación de Yrsa Sigurdardóttir (Reikiavik, 1963), que inauguró con este título en 2014 la serie literaria 'Los casos de Freyja', una psicóloga infantil destinada a verse inmersa en las intrigas más sombrías y a reportarle a su creadora un éxito objetivo, si la medida son los millones de lectores (más de cinco) y el número de traducciones conseguidas (más de treinta).
Sin embargo, la cosa cambia si escogemos como baremo la literatura: ¿«Cuánta» literatura hay en 'El grito'? Es indiscutible que el suspense, entendido este como elemento indispensable en cualquier buena historia, está presente en el desarrollo de la novela, sobre todo en su punto de partida, que nos devuelve a los años ochenta del siglo XX para presentarnos la dramática situación de tres hermanos muy pequeños, dos niños y una niña, a los que separan para darlos en adopción.
NOVELA
'El grito'

- Autora Yrsa Sigurdardóttir
- Editorial Destino
- Año 2025
- Páginas 528
- Precio 22,90 euros
La capacidad de Sigurdardóttir a la hora de inocular inquietud y lobreguez sobre esta maniobra de la Administración es sobresaliente, como también lo es el ritmo con el que pauta la descripción del primer asesinato, al que asistiremos inmediatamente después y ya en una época más actual. Pero a partir de aquí la cosa cambia y la autora islandesa nos impulsa con su propuesta a plantearnos una división dentro de la ficción criminal, que se traduce en dos tipos muy diferentes de lectores: por un lado, nos encontramos con relatos como el de 'El grito', donde lo fundamental, más allá de las subtramas sentimentales que envuelven el misterio, es lograr la verosimilitud a partir de la acumulación de detalles técnicos y entresijos policiales; por otro, tenemos la ficción criminal que apuesta por una visión literaria de la tragedia y las incógnitas, y las utiliza para nutrirse de ellas, las pone a su servicio.
Sabor agridulce, de haber cuidado más la forma habría pasado de comercial a sobresaliente
En el primero de los casos, en el que se enmarca esta novela, el objetivo no es «hacer» buena literatura, sino captar la atención de un tipo de lector que busca conocer un entorno, el de la violencia, el delito y su gestión, que, por lo general, en su cotidianidad le está vedado; un lector que no busca ni el equilibrio del texto —ausente en 'El grito', que a menudo se eterniza en conversaciones técnicas y descripciones excesivamente minuciosas— ni la puesta a prueba del lenguaje.
Por lo demás, los adictos al 'noir' identificarán en la obra de Sigurdardóttir numerosas referencias —desde Friedrich Dürrenmatt a John Verdon— que funcionan y contribuyen a convertir la historia en una alternativa solvente, aunque dejan un agridulce sabor de boca y una duda en quien la termina: la idea de que, de haber cuidado un poco más la forma del relato, este habría podido pasar de comercial y correcto a sobresaliente.
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