La conservadora que custodió la momia guanche seis años: «Sacarla de su vitrina no parece la mejor idea»

Descubierta en el Barranco de Herques, al sur de Tenerife, la momia guanche llegó en agosto de 1764 a Madrid, ciudad en la que ha permanecido desde entonces. Tras pasar por varios destinos, en 1910 entró a formar parte del actual Museo Nacional de Antropología (MNA), donde permaneció hasta 2015, cuando el Ministerio de Cultura decidió trasladarla al MAN. «Pasamos un año trabajando con ella, haciendo todas las mediciones de las condiciones ambientales», recuerda Gómez Espinosa. «Se hizo un proyecto y un concurso para construir una vitrina específica, mejor que las de las momias egipcias, porque aparte de controlar las condiciones de temperatura y humedad incluía filtros para la recirculación del aire. Costó bastante dinero, fue carísima». El Estado abonó 130.610 euros a la empresa Ypunto Ending por la fabricación e instalación de la unidad temática Islas Canarias en la exposición permanente del MAN. Incluía la vitrina específica para la momia y un segundo espacio para objetos arqueológicos de interés de la cultura guanche.

No se escatimó en recursos para construir la vitrina. Un informe del MAN elaborado en 2017 tras una petición de un museo de Tenerife para una exposición temporal lo dejó claro: «Teniendo en cuenta como objetivo prioritario que las condiciones de conservación de la momia guanche sean las mejores posibles, se procedió a diseñar y construir una vitrina de última generación, única hasta el momento en su género, que ha sido resultado del trabajo de un amplio equipo interdisciplinar, sin que se haya reparado en el alto coste de la misma. La vitrina lleva incorporado un sistema de ventilación constante, con filtrado del aire, para evitar que el espécimen se pueda ver afectado por agentes degradantes biológicos o químicos».

Noticia Relacionada

Urtasun inicia la retirada de restos humanos de los museos con la momia guanche

Mónica Arrizabalaga

El Ministerio de Cultura adopta una carta de compromiso que recomienda un tratamiento de «respeto y dignidad»

Desde el lunes, esa vitrina está vacía y sin uso. Está tapada con un cartón negro con la leyenda «vitrina en remodelación». Fuentes del museo explican que la momia guanche ha sido reubicada en el área de los almacenes donde se conservan las egipcias. «Está ubicada perfectamente en una vitrina-carro, que es un equipamiento expresamente realizado para momias, y está en un área climatizada, con una regulación de aire constante y la humedad y temperatura adecuadas, que se registran cada 15 minutos con un sensor. El traslado lo hizo el equipo de Conservación y se realizó con un traje especial y mascarillas FTP2, siguiendo los protocolos del 'Manual de buenas prácticas para la preservación de momias', de 2012. La conservación es óptima», asegura el MAN.

Teresa Gómez Espinosa cree que la momia ha podido sufrir alteraciones con la mudanza. «Cuesta mucho estabilizar a las momias, para su exposición o en un almacén. Si llevamos tanto tiempo así y de repente se la llevan a un almacén... Obviamente, esto va a influir en el estado de conservación de la momia, que es lo que a mí me preocupa». Gómez Espinosa estuvo implicada en el traslado de 2015 y luego se encargó de ella en el MAN. Después de tanta inversión de recursos humanos, técnicos y económicos, la conservadora jubilada muestra su preocupación por los daños que la momia pueda sufrir con los cambios, que tardan un tiempo en dar la cara. «Me preocupa lo que pueda pasar con ella. Aunque está muy bien conservada, tiene sus problemas», añade.

El informe de 2017 constató grietas, fisuras, pequeños cortes y algunos orificios en la momia. «Son las grietas las que suponen un mayor riesgo, grietas que se localizan en las extremidades y en el tórax y entre las que cabe destacar la que afecta al brazo izquierdo, porque ha causado desprendimiento parcial de la piel y ha dejado al descubierto los tejidos internos». Por estos motivos, y teniendo en cuenta que las momias son frágiles y vulnerables a las fluctuaciones de temperatura y humedad, se consideraba de «muy alto riesgo un traslado de la misma no solo a Santa Cruz de Tenerife, sino a cualquier otro lugar donde pueda verse afectada por cambios ambientales o agentes degradantes de otra índole». A estas circunstancias había que añadir «los riesgos de manipulación y transporte, teniendo en cuenta que aumentan al encontrarse la momia desnuda por haber perdido, en algún momento indeterminado, las características pieles de cabra que envolvían y protegían los cadáveres mirlados guanches».

Otro informe elaborado en 2015 por el director del Museo de Antropología, Fernando Sáez Lara, antes del traslado de diciembre al MAN, alertaba de la «extremada fragilidad» del bien. «Cualquier exposición a movimientos y cambios de temperatura y humedad podría tener irreparables consecuencias. Por este motivo, no solo se han rechazado en las últimas dos décadas cuantas peticiones de préstamo para exposiciones temporales han llegado al museo, sino que se han evitado en lo posible los movimientos dentro del edificio». El informe de 2017 también desaconsejaba atender a las peticiones de préstamo.

En estos nueve años, la momia solo se ha movido del MAN en una ocasión. Fue en junio de 2017, para realizar un estudio en el hospital Quirónsalud en Madrid. La pieza estuvo cuatro horas fuera del museo y el traslado quedó documentado. En esta ocasión, el Ministerio de Cultura no ha difundido una sola fotografía de su retirada a los almacenes ni ha revelado los informes en los que se basa su decisión.