El mayor robo de arte de la Historia, un enigma aún por resolver
Netflix acaba de estrenar un documental, dirigido por Colin Barnicle, que aporta nuevas pistas y testimonios sobre el caso
El 18 de marzo de 1990 robaron trece obras, valoradas en 500 millones de dólares, en el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston

Han pasado más de treinta años y el mayor robo de arte de la Historia sigue sin resolverse. Se produjo la madrugada del 18 de marzo de 1990, en el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston . Dos ladrones disfrazados de policías ... consiguieron engañar a los guardias de seguridad (Rick Abath, de 23 años, y Randy Hestand, de 25). Fingieron ser policías antidisturbios que acudían a una llamada por un incidente en las celebraciones por San Patricio. El primero les abrió la puerta lateral del museo a la 1.24 horas. Los ladrones los llevaron al sótano, los esposaron y vendaron sus ojos con cinta adhesiva.

En 81 minutos se hicieron con un fabuloso botín valorado en 500 millones de dólares: trece obras que hoy siguen en paradero desconocido. Las dos más valiosas, ‘Tormenta en el mar de Galilea’, única marina conocida de Rembrandt ; y ‘El concierto’ de Vermeer , un artista del que apenas se conoce una treintena de obras. En el mercado un Vermeer valdría cientos de millones. También robaron otros dos Rembrandt (‘Dama y caballero de negro’ y un grabado, un pequeño autorretrato del tamaño de un sello), ‘Chez Tortoni’, de Manet ; ‘Paisaje con obelisco’, de Govert Flinck ; cinco dibujos de Degas , un ‘gu’ (vasija de bronce ritual) chino y un águila napoleónica. Al parecer, el objetivo era robar la bandera imperial de Napoleón. No lograron sacarla del marco y se llevaron el águila que coronaba el asta.

Sin seguir ningún aparente patrón determinado, robaron un grupo de piezas muy ecléctico, que ha desconcertado a propios y extraños. Sorprende que no se llevaran obras de Rafael, Botticelli, Miguel Ángel ... ni ‘El rapto de Europa’, una de las poesías que Tiziano pintó para Felipe II y que en estos momentos cuelga en el Prado en la exposición ‘Pasiones mitológicas’. Sí llegaron a descolgar un autorretrato de Rembrandt, pero lo dejaron apoyado contra la pared. Quizás era demasiado grande para transportarlo: al ser pintado sobre tabla, no podían cortarlo como hicieron con los lienzos. A la 1.48 horas se detectó movimiento en la sala holandesa. Los ladrones arrojaron con violencia los cuadros sobre el suelo de mármol y cortaron, sin piedad, los lienzos con una cuchilla . Pasadas las 2.45 horas, salían por la misma puerta que entraron, no sin antes sustraer las cintas con las grabaciones de vigilancia, y huyeron en un 'hatchback' . Unos años antes ya hubo un intento de robo en el museo y se modernizó el sistema de vigilancia y seguridad, con sensores de detección de movimiento. Pese a ello, la seguridad del museo seguía siendo muy deficiente en 1990.
Bajo el título 'Esto es un atraco. El mayor robo de arte del mundo' y dirigido por Colin Barnicle , Netflix ha estrenado un documental, de cuatro episodios, centrado en este célebre robo. Fruto de siete años de investigación, trata de arrojar luz a este misterioso episodio, aportando pruebas, nuevas pistas y evidencias que pasó por alto el FBI, así como numerosas entrevistas : van desfilando ante la cámara la directora de la pinacoteca cuando se produjo el robo, Anne Hawley, que apenas llevaba seis meses en el puesto; antiguo personal de seguridad del museo, el agente del FBI encargado del caso, periodistas que lo investigaron, fiscales, abogados defensores, testimonios de la mafia italiana, del IRA... y un célebre ladrón de arte, Myles Connor, que estaba en la cárcel en el momento del robo.

El documental aporta alguna imagen inédita de la ‘escena del crimen’ justo después del robo y pone cara a los principales sospechosos : la mayoría de ellos ya han muerto. No hubo ningún detenido. Se centra en el clan Merlino, una familia criminal de la mafia de Boston, cuyo jefe era Carmello Merlino (murió en prisión en 2005), quien pudo haber orquestado el atraco, junto con otros mafiosos: Robert Guarente y Robert Gentile . Guarente murió de cáncer en 2004. Su viuda dijo al FBI en 2010 que su esposo había tenido algunas de las pinturas robadas y que cuando enfermó se las dio a Gentile para que las guardara. Este negó las acusaciones. El FBI registraría su casa en Manchester. Se halló un escondrijo secreto en un cobertizo, pero estaba vacío. Otro sospechoso es Robert Donati , asesinado en 1991. Se creyó que había participado en el robo después de que el ladrón de arte Myles Connor hablara con las autoridades. Connor había trabajado con Donati en atracos de arte anteriores. Se especuló con que pudo planear el robo para canjear las obras por la liberación del mafioso Vincent Ferrara .
Se sospecha que los dos ladrones que ejecutaron el robo fueron George Reissfelder y Leonard DiMuzio , relacionados con el clan Merlino. Ambos fallecieron poco después del robo, en 1991. DiMuzio fue asesinado; Reissfelder murió de una sobredosis de cocaína. También apareció el nombre de David Turner , vinculado con la mafia italiana. En 1999 fue condenado a 21 años de cárcel por otro delito y liberado en 2019. Aparte de la mafia de Boston, se barajó la participación de la mafia italiana y el IRA.
En 2013 el FBI dijo que sabía quiénes eran los ladrones y que estaban muertos. Nunca hizo público sus nombres. Al parecer, solo hubo dos testigos : unos jóvenes que declararon ante la policía. Se cree que pudo estar implicado en el robo Rick Abath , uno de los guardias de seguridad del museo. Hippie y guitarrista de rock , aparece en un vídeo del 17 de marzo (un día antes del robo) abriendo la puerta lateral del museo a un hombre desconocido, pero, al parecer, era el subjefe de seguridad del museo. Hay muchísimas lagunas en la actuación del FBI y la policía : cada uno actuó por su lado, se perdieron pruebas... Había sospechosos de los que ni siquiera se tenían imágenes. Colin Barnicle cree que « este robo tenía solución . Quizás se puedan recuperar algún día las obras más pequeñas, pero no soy optimista sobre las más famosas».
En estos 30 años ha habido teorías de todo tipo : que las obras fueron robadas por la mafia como moneda de cambio en una negociación para sacar de la cárcel a Vincent Ferrara, que fueron llevadas a Connecticut y a Filadelfia en el mercado negro, que se dañaron al cortarlas, que estaban en un sótano, se inundó y se lastimaron... Se ha especulado con que las obras podrían estar en Dublín, Australia, Arabia Saudí o Francia. Pero, como dice en el documental Robert Fisher, ex fiscal federal adjunto, «hasta que no aparezcan las pinturas, todo seguirá siendo solo una teoría».

En las salas del Isabella Stewart Gardner cuelgan vacíos los marcos , en recuerdo de las obras robadas y como señal de que se mantiene la esperanza de hallarlas algún día. Al igual que hizo el Louvre cuando desapareció la ‘Gioconda’ en 1911. La gente hacía largas colas para ver el marco, sin la Mona Lisa, lo que acrecentó su leyenda, convirtiendo a esta pintura en un icono. Desde 2017 se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares para quien ofrezca una pista que lleve a recuperar las obras robadas en el museo de Boston. Nadie ha reclamado de momento ese dinero. Un robo de película que ha inspirado libros, películas, series de TV y hasta ha protagonizado un episodio de los Simpson .
Isabella Stewart (1840-1924) , procedente de una poderosa familia norteamericana de origen irlandés y casada con Jack Gardner, fue una destacada coleccionista, mecenas y filántropa . Atesoró más de 7.500 obras de arte (pintura, escultura, tapices, cerámica, mobiliario...), adquiridas muchas de ellas en sus viajes por Europa, Asia y África. Contaba con el célebre historiador Bernard Berenson como asesor artístico. En 1891 adquirió el Vermeer, ganándole la partida a muchos museos y coleccionistas privados que pujaron por él. Encargó al arquitecto Willard T. Sears construir su museo en Boston, a semejanza de un palacio veneciano. Se inauguró en 1903.
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