En el seno de la psicología conviven diferentes corrientes entre las que lleva más de un siglo destacando el conductismo aunque a partir de los años 50 de año pasada comenzó a perder peso en favor de la psicología cognitiva. El conductismo se basa en el empleo de procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento observable, es decir, la conducta, teniendo en cuenta como variables el conjunto de estímulos y repuestas que conforman el entorno.
El conductismo comenzó a desarrollarse a comienzos del siglo XX y tiene sus raíces en el asociacionismo de los filósofos ingleses y en la escuela de psicología estadounidense conocida como funcionalismo junto a la teoría darwiniana de la evolución. Estas corrientes tienen en común el tratamiento del individuo como un organismo que se adapta al medio.
Los psicólogos conductistas han realizado numerosas investigaciones tanto con animales como con personas para comprender como se crean y se mantienen las diferentes formas de comportamiento. Especialmente, procuran conocer al detalle el papel de las interacciones previas a un comportamiento concreto para entender cómo modificarlo, mejorarlo o desincentivarlo. Ahí es donde cobran protagonismo las recompensas o los castigos. Así se puede entender, por ejemplo, cuáles son las consecuencias del estrés prolongado.
Ventajas
Predecir y controlar la conducta
Es cuantificable
Permite la planificación
Determina la imaginación, el sentimiento y la asociación, como términos comportamentales
Eficaz entrenamiento
Consigue modificar comportamientos
Desventajas
Considera las emociones como reflejos condicionados
Resulta reduccionista
Las actividades deben estar previamente definidas y controladas
El intento de predecir, controlar la conducta de forma empírica y experimental
Enfatiza motivos y rendimientos a corto plazo más que a largo plazo
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