PSOE-PSC: ¿Ruptura a la vista?
Alfonso Guerra pide a su partido crear una alternativa socialista en Cataluña porque el PSC dejó «hace tiempo» de serlo

Ayer, por segunda vez en ocho meses, los diputados del PSC —13 ayer porque uno se encontraba ausente— rompieron con sus votos la disciplina de partido de los socialistas. A raíz de la moción presentada por UPyD contra el derecho a decidir, que sí apoyó el PSOE en el Pleno del Congreso pero en la que los catalanes decidieron abstenerse, vuelve a asomar el fantasma de la ruptura dentro del PSOE frente a los catalanes.
Aunque a la salida nadie quería evidenciarlo, estaba ahí. El presidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso, Alfonso Guerra, se mostraba «muy satisfecho» por la decisión del PSOE, mientras se limitaba a declarar sobre los diputados del PSC que «ellos sabrán lo que quieren hacer» . Por su parte, el coordinador de los parlamentarios del PSC en las Cortes, Albert Soler, simplemente decía que era lo que «tenían que hacer» y que su posición se basaba en la «coherencia y sentido común político». Pero tampoco valoraba ni la decisión del PSOE, ni las posibles consecuencias de su abstención.
A diez días para la conferencia política del PSOE programada para noviembre, las piruetas del secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, han salvado el tipo hasta ahora. Hace ocho meses, la crisis entre los socialistas llegó a tal extremo que se multiplicaron las voces en las filas del PSOE que reclamaron una ruptura entre ambos partidos . Los diputados díscolos fueron multados con la mayor sanción que recoge el reglamento interno del grupo, de 600 euros, aunque esta vez el castigo podría ser inferior porque los parlamentarios del PSC solamente se han abstenido. Además, se acordó una propuesta de reforma constitucional que fuera hacia un modelo federal que contentara a ambas partes pero, sobre todo, retuviera a los catalanes. Por último, ambos partidos cuentan desde hace meses con una especie de comisión de enlace dedicada teóricamente a evitar enfrentamientos como el de ayer.
«Con el PSC no vamos a romper porque nos unen demasiadas cosas y dos no rompen si no quieren», decía Rubalcaba, intentando calmar el ambiente en enero. Por su parte, Carmen Chacón era más clara tres meses después. Una ruptura con el PSC, dijo, sería «un suicidio político».
Sin embargo, lo cierto es que la posición de PSOE y PSC sobre el derecho a decidir están muy distanciadas y ambos se ven entrampados en sus propios discursos. Dentro del partido, son muchos los que lo ven claro —como los secretarios generales de Extremadura, Guillermo Fernández Vara , y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page , o el proprio Alfonso Guerra— y que saben que, según vaya avanzando el proyecto de Artur Mas, crecerán la tensión y los escollos entre los dos partidos.
Una alternativa socialista en Cataluña
De hecho, este miércoles Guerra ha pedido a su partido crear una alternativa socialista en Cataluña porque, a su juicio, el PSC dejó «hace mucho tiempo de serlo». Así lo ha manifestado en los pasillos de la Cámara Baja cuando ha sido preguntado por los periodistas. El socialista ha argumentado que el motivo es que el PSC «se acerca a las posiciones nacionalistas» y no ha dudado en asegurar que «Cataluña necesita una alternativa socialista».
De esta forma, el exvicepresidente del Gobierno se ha mostrado aún más tajante que ayer, al extender la división más allá del «derecho a decidir» que ya se apreciaba entre ambas partes este martes.
No obstante, el primer secretario del PSC, Pere Navarro , ha intervenido hoy también , pero para atenuar dudas . «El PSOE hizo lo que tenía que hacer probablemente y el PSC hizo lo que tenía que hacer. Este no es un problema entre el PSOE y el PSC, es una cuestión entre Cataluña y el resto de España», ha dicho. El líder del PSC ha asegurado que no se va a dar la ruptura por «discrepancias puntuales» sobre el derecho a decidir que, ha recordado, «ya eran conocidas» y que no suponen «ninguna novedad».
Pero la situación que creó ayer el texto que contó con el voto del PSOE sí que era una novedad. «Bajo ningún concepto, una parte de la ciudadanía puede decidir sobre la organización territorial del Estado, ni sobre cualquier otro aspecto o precepto de la Constitución, excluyendo al resto de dicha eventual decisión», dice.
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