Los disparos al aire que han delatado al clan de los Verona, los reyes de la marihuana de Caño Roto
La operación Trompo, de la Policía Nacional y la Municipal de Madrid, se ha saldado con 27 detenidos de un conocido clan familiar. El cabecilla fue secuestrado el año por uno de los asesinos de Sandra Palo en el hotel okupa de San Blas
«Pagad u os matamos»: los dos días del clan Gabarre a manos del asesino de Sandra Palo
Lo que empezó como la investigación de una ensalada de tiros al aire en Nochevieja, una curiosa manera de 'celebrar' la entrada de Año Nuevo en el barrio de Caño Roto (Latina), ha terminado con la desarticulación de una mafia española de mayoristas del tráfico de marihuana. La Policía Nacional y la Municipal han culminado la operación Trompo, en la que estaba involucrado el clan de los Verona.
Uno de los dos hermanos que lidera la organización criminal fue protagonista de otro suceso hace quince meses: uno de los asesinos de Sandra Palo, con su banda, lo secuestró a él y a otro pariente, de la familia Gabarre, en el llamado hotel okupa de San Blas, en la calle de Lola Flores, junto a la A-2. Le reclamaban 100.000 euros, aunque solo pagaron 16.000 y fueron liberados por la Policía.
Caño Roto es un barrio obrero, de gente normal, en el que también hay manzanas podridas, sobre todo dedicadas a la droga. Es el caso del clan de los Jiménez, conocido por su red de narcopisos en la calle de Cullera, y los ahora arrestados, los Verona, de la plaza de Tauste. Conviven en un ambiente de calma tensa que se rompe de vez en cuando como este pasado 31 de diciembre. Probablemente, en un arranque de arrogancia, comenzaron a disparar desde diferentes ventanas y la propia vía pública. Pero no pasó desapercibido para las fuerzas del orden.
Algunos vecinos, hartos de macarrismo, decidieron enviar denuncias a un buzón anónimo policial nada más comenzar enero. La Policía Municipal de Madrid se hizo con varios vídeos que los propios delincuentes grabaron dando tiros y subieron en TikTok e Instagram. La información llegó a la Brigada Central de Crimen Organizado de la Udyco, que se encarga de investigar entre otras muchas cosas este uso de armas ilegal.
Con esa información, comenzaron a recopilar más datos, pues fueron descubriendo que eran varias de estas personas las que hacían ostentación no solo de pistolas (especialmente del tipo Glock, de 9 milímetros de calibre, algunas con cargadores ampliados de plástico), sino de grandes fajos de dinero en las redes sociales, vehículos de alta gama, collares y anillos de oro. Además, el perfil e historial criminal de los protagonistas no dejaban muchas dudas sobre lo que allí se podría estar cociendo.
Por lo pronto, las mismas detonaciones se produjeron también la misma fecha en Numancia de la Sagra (Toledo), donde está asentado parte del clan. Cuando tenían ya identificados a los mafiosos de los vídeos y también tenían sus localizaciones, los investigadores de la Udyco se trasladaron a ambos puntos durante bastantes jornadas para hacer vigilancias discretas. Y captaron cómo en determinados domicilios entraban personas con bolsas de rafia grandes, como las de una conocida cadena de muebles, y salían con bastante dinero. De este modo es como se percataron de que el ir y venir con paquetes de marihuana era una constante.
Las 'casas verdes' de la droga
Troncha tras troncha policial en Madrid y Toledo, los policías concretaron que en Numancia tenían dos 'casas verdes', con plantaciones, una de ellas recién cortada; y en Caño Roto había plantaciones de cannabis en tres pisos, además de otra vivienda que usaban como residencia, señalan a ABC fuentes del caso.
El uso indiscriminado de pistolas era solo la punta del iceberg. Realmente, se trata de mayoristas de marihuana: tan pronto cultivaban su propia mercancía como la compraban a otras organizaciones. Uno de los dos hermanos, David M. G. era el encargado de la parte de Caño Roto (y el que fue víctima de un secuestro hace algo más de un año), y Juan estaba en Numancia de la Sagra. Supervisaban las plantaciones, llevaban a cabo las transacciones y las entregas. A este núcleo duro lo acompañaban otros varones del clan, desde hijos a cuñados y yernos, que les daban cobertura y llegaban a donde ellos no podían. Luego, estaban otros mafiosos, que se dedicaban a realizar los contactos entre la organización y los compradores, la mayoría de ellos españoles.
El mayor beneficio lo consiguen de la venta a otras bandas para la exportaciones de cannabis a otros países europeos, pues los 1.850 euros que cuesta aquí el kilo se cuadruplica o quintuplica en lugares como Alemania y el Reino Unido. En cada bolsón que movían había entre 12 y 20 kilos de cogollos de marihuana.
150 policías en los registros
La investigación se ha alargado tres meses, hasta comienzos de abril, debido, entre otras cosas, a las amplias medidas de contravigilancia que seguían. Se trata de una banda muy potente que, además, okupaba inmuebles del Ivima en algunos casos. Ya habían sido arrestados en 2022 en una operación muy similar.
Los registros se produjeron el 2 de abril y las detenciones se ampliaron hasta el día 7, debido a la ingente cantidad de arrestos. Participaron 150 agentes, con el apoyo de las UIP o antidisturbios. Las acusaciones eran muy graves: organización criminal, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas, amén de las defraudaciones de fluido eléctrico y las usurpaciones de vivienda. El juzgado ha tenido a bien dejarlos a todos en libertad.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete