La debacle de IU le llevó a caer hasta los dos escaños en las últimas elecciones
«No podéis ni imaginaros lo que se agradece de vez en cuando una alegría en la casa de los pobres», ha declarado eufórico Cayo Lara tras conocer los resultados inmejorables electorales, que superan claramente las marca de ocho escaños de Francisco Frutos en 2000 y los dos de Gaspar Llamazares en 2004 y 2008.
Un canditado que, aunque muy lejos de los años gloriosos de Julio Anguita, consigue recuperar el pulso perdido de IU, para convertirse en el cuarto partido en número de escaños de esta décima legislatura.
La debacle de IU había sido tan escandalosa -cayendo hasta los dos escaños en las últimas elecciones- que en los últimos años era calificada como «Izquierda Hundida», tal y como reconocía Cayo Lara, que, tras conocer los resultados, ha agradecido «a la militancia de oro de esta fuerza política altruista y generosa». «Esa marea verde tiene que seguir cada vez más fuerte, para avanzar en la educación publica y gratuita, y para que no le pongan pegas a nadie por llevar una camiseta verde cuando vayan a ejercer su derecho al voto», ha dicho el candidato de IU en referencia a los votantes a los que se ha impedidido votar en Madrid exhibiendo la camiseta verde de las protestas de los docentes contra los recortes en la enseñanza pública.
Con grupo parlamentario propio
A este agricultor combativo sin ninguna experiencia parlamentaria, que antes había sido alcalde con mayoría absoluta durante una década en Argamasilla de Alba (Ciudad Real), y coordinador provincial y regional de IU, se le atribuye ahora el mérito de haber pacificado, tan sólo tres años después de hacerse con sus mandos, a una formación que llevaba demasiado tiempo inmersa en un conflicto interno permanente. De hecho, le molesta que le recuerden la rebelión de tres de sus diputados en Extremadura tras las elecciones autonómicas de mayo, que propiciaran que el PP gobernara por primera vez en la Junta.
IU queda a años luz de los éxitos de Julio Anguita y Santiago Carrillo
Con los 11 diputados obtenidos estas elecciones, Izquierda Unida recupera el grupo parlamentario propio que había perdido en 2004, cuando el presidente Zapatero triunfó con su llamamiento al voto útil de la izquierda, y que le hizo perder a la formación liderada entonces por Gaspar Llamazares casi la mitad de los parlamentarios.
Fue precisamente cuando Llamazares dimitió, después de un nuevo desastre electoral en las elecciones de 2008, cuando Lara decidió dar un paso adelante y disputar con otros cuatro candidatos el liderazgo de IU, durante un mes de discusiones, que le llevará a sustituir a su compañero al frente del partido en la cámara.
Lejos de Anguita y Carrillo
Sin embargo, a pesar de su extraordinario ascenso, IU queda lejos de los éxitos pasados obtenidos por Julio Anguita en las elecciones de 1989, 1993 y 1996, o por su homólogo en el anterior Partido Comunista (PCE), Santiago Carrillo, en las elecciones de 1977 y 1979. En aquellas cinco ocasiones, las de mayor éxito de la izquierda española, el número de escaños obtenidos se situaron entre los 17 y los 23, convirtiéndoles en la tercera formación más importante de España. Ahora, y debido como siempre a la Ley D´Hont -ya que la formación de Cayo Lara se hace con casi el doble de votos que CiU-, IU se convierte en la cuarta formación con más poder dentro del Parlamento.
Cayo Lara ha sabido recoger el descontento de parte de los votantes del PSOE
Así ocurrió en las elecciones generales de 1977 –las primeras que se celebraban en España desde febrero de 1936–, en las que el PCE, recién estrenada legalidad, conseguía 19 parlamentarios, tres por encima de la Alianza Popular de Manuel Fraga. O en las últimas elecciones a las que se presentó Julio Anguita, las de 1996, en las que establecía el récord de la formación con 21 escaños y a la que nunca dejó caer por debajo de los 17.
Como le ocurrió a IU en las elecciones de 1989, en las que incrementó sus diputados de siete a 17, la formación liderada hoy por Cayo Lara ha sabido recoger el descontento de parte de los votantes del PSOE, cansados de la mala gestión del Gobierno por parte de Zapatero, de la misma forma que a González le empezaban a rondar entonces los casos de corrupción, el escándalo de los GAL, la huelga general celebrada un par de meses antes de la cita electoral y una tasa de paro que superaba el 16%.
Cayo Lara, lejos de los éxitos de Carrillo y Anguita, deberá saber aprovechar la fuerza de sus 11 diputados... durante la más abultada mayoría absoluta de la democracia para la derecha española.