La educación digital tiene sus ventajas, pero también muchos problemas cuando Internet no llega a tu casa. Esto es lo que les pasa a los niños de Bibila, un pueblo de Sri Lanka, con difícil conexión a la Red. Pero no son los únicos. Para muchos niños en el planeta hacer los deberes es un ejercicio de altura.
Con la pandemia las clases empezaron a darse on-line, pero, para conectarse, estos niños tienen que subirse a los árboles de un bosque cercano a sus casas con sus móviles. Allí estudian acompañados por un profesor del pueblo. Si tuvieran que seguir yendo a
su escuela de siempre tendrían que caminar 16 kilómetros, pero, incluso así, dicen, preferirían eso a seguir con este nuevo modelo. Además de lo incómodo que les resulta, un leopardo puede irrumpir en cualquier momento en medio de una clase de matemáticas.
Pero estos de Sri Lanka no son los únicos niños que deben trepar a los árboles por motivos de estudio. En Malasia, a finales del año pasado se produjo una situación alarmante cuando un numeroso grupo de estudiantes que se jugaba el acceso a la universidad tuvo que preparar las pruebas desde lo más alto de los árboles. Algunos como Muhammad Saiful Izwan, a una altura de más de ocho metros, comprometiendo su seguridad a pesar de las medidas de precaución tomadas.
El caso que tuvo más repercusión internacional fue el de un estudiante de Siberia. Alexéi Dudoladov estudia Ingeniería Mecánica Naval en Omsk, y durante los meses más duros de la pandemia tuvo que hacerlo de modo virtual, siguiendo sus clases on-line. Como la conexión a Internet en su zona es muy mala, la única forma de asistir telemáticamente a ellas era subiéndose a un abedul cercano, ¡a diez metros de altura!, y en pleno invierno. Así tenía acceso durante unos minutos a Zoom y podía descargase los apuntes y tareas del día. Llegó incluso a subir un vídeo a TikTok para que sus compañeros le creyeran lo que les contaba. Tuvo tres millones de visualizaciones. Con ello, al menos logró que las autoridades locales mejorasen su conexión desde casa, no mucho, apenas un poco por encima del 2G del que disponía.
Menos posibilidades de mejorar su situación tienen los estudiantes de muchos poblados en India. Allí hay numerosas zonas donde sigue sin ser posible asistir a las clases presenciales y donde los niños recurren a sus móviles, también subidos a los árboles para seguir las lecciones a través de Internet.
En India se da la paradoja de que siendo —con China— el país con el mayor número de internautas en el mundo es también el que tiene la mayor población off-line. Apenas una cuarta parte de su población tiene acceso a Internet en condiciones razonables.
Y si a los padres ya les suele parecer un trabajo en sí ocuparse de los deberes escolares con los niños, especialmente cuando las clases no han sido presenciales, imaginemos que deban a su vez trepar a un árbol para descargarse las tareas. Ese es el caso de muchos adultos en India. Hay que tener en cuenta que, además, en la mayoría de los casos, las familias no disponen de ordenador: todo se hace a través de un móvil, lo que hace la tarea aun mucho más meritoria.
En India las escuelas de primaria han estado cerradas durante 17 meses por la pandemia. Según una reciente encuesta, eso ha tenido consecuencias catastróficas. Solo el 8 por ciento de los niños estudió on-line de forma regular. Y un 37 por ciento no estudió nada, porque muchos de ellos no tenían ni siquiera un móvil con el que hacerlo. A día de hoy, la situación no ha mejorado mucho. La Covid 19 sigue haciendo estragos en el país, así que el 62 por ciento de los padres seguirán sin enviar a sus hijos a la escuela, incluso si los centros educativos reabren sus puertas este curso.