72 horas en Praga: cómo exprimir al máximo una escapada a este destino
Con la Prague Visitor Pass se pueden visitar más de 50 monumentos, museos, disfrutar de transporte público gratuito y numerosos descuentos en experiencias
Seis planes que hay que hacer sí o sí en el primer viaje a Lisboa

La capital de la República Checa es uno de esos destinos a los que volver una y otra, un collage de estilos arquitectónicos partido en dos por el río Moldava que ofrece al visitante un monumento de abrumadora belleza a cada paso. Ver su ... larga lista de imprescindibles y asomarse a todos los miradores que se reparten por su entramado urbano es todo un reto para el que, sin duda, hay que calzarse unas buenas zapatillas. Para aprovechar al máximo la escapada lo mejor es comprar la Prague Visitor Pass, una tarjeta turística oficial que además de incluir transporte gratuito ilimitado permite entrar a los monumentos más importantes, así como a diferentes museos y otros espacios destacados. 72 horas en esta ciudad dan para mucho y organizarse las visitas es la clave para conocer a fondo a este destino de cuento de hadas.
Día 1
Lo mejor para aprovechar las horas de sol y poder ver el máximo número de monumentos posible es madrugar ya que la mayoría de sitios cierra entre las 17 y 18 horas. La primera parada en una ruta por esta ciudad debe ser el complejo de su castillo que con sus 70.000 m2 es el más grande del mundo. Fundado alrededor del año 880 acoge bajo sus muros un extenso conjunto de palacios y edificios religiosos siendo la catedral gótica de San Vito su edificio más notorio. Este templo, que guarda las Joyas de la Corona y la tumba de Wenceslao IV (El rey bueno), tardó en construirse casi 600 años. Con la tarjeta se puede acceder también al antiguo Palacio Real, la basílica de San Jorge y al callejón del oro del siglo XV.



Dentro del recinto está también el Palacio de Lobkowicz, un edificio del siglo XVI que guarda una de las colecciones privadas más antigua y prestigiosa de Europa. Dispone de audioguía en diferentes idiomas (incluido español) para explorar la historia bohemia desde la perspectiva de esta familia y de sus obras que datan de hace más de 2.000 años y que incluyen pinturas de Velázquez y manuscritos anotados a mano de Mozart.
En la bajada de la fortaleza hacia el puente de Carlos se puede hacer una parada en la iglesia barroca del siglo XVIII de San Nicolás y en su torre, cuya campana sirvió durante años como alarma de incendios. Aquí, además de conocer su historia se sube a su mirador, ubicado a 65 metros de altura.
El día puede seguir por el Museo Kampa que, ubicado en la isla homónima en el edificio de los Molinos del Sova, ofrece una amplia colección de arte abstracto y obras de artistas del siglo XX del llamado Bloque del Este. Junto a este espacio se visita la Villa de Werich, dedicada al actor y escritor de obras de teatro Jan Werich.

La Torre de observación de Petrín, construida a finales del siglo XIX inspirándose en la Torre de Eiffel de París, es el lugar perfecto para contemplar el atardecer gracias a su mirador ubicado a una altura de 55 metros. Justo al lado se encuentra el laberinto de los espejos, un curioso pasadizo neogótico que acaba en una sala con espejos que engañan a la vista y hacen las delicias de los más pequeños. Visitar el Museo de las ilusiones puede ser una buena forma de acabar el día, un espacio expositivo donde se explora las técnicas del arte ilusorio a lo largo de la historia incorporando no solo las últimas tendencias artísticas, sino también instalaciones anamórficas 3D o pinturas metalúrgicas pintadas al fuego. En este caso la entrada no es gratuita, pero hay un 25% de descuento.
Día 2
La segunda jornada puede comenzar con un paseo por el Barrio Judío siendo la sinagoga de Maisel la primera parada. Este espacio guarda una exposición sobre la historia de los judíos checos del siglo X al XVIII. La siguiente sinagoga a ver es la de Pinkas, que actualmente sirve como monumento a las víctimas judías checas del Holocausto y desde aquí se puede acceder, también, al viejo cementerio donde se cuentan más de 12.500 lápidas apiladas que abarcan tres siglos y medio de la judería de Praga y entre las que se encuentra la de Rabi Löw, erudito que, según cuenta la leyenda, creó al hombre artificial Golem. La sinagoga de Klausen, la sala de Ceremonias y la galería Robert Guttmann están temporalmente cerradas por renovación, por lo que la siguiente parada será la sinagoga Vieja-nueva del siglo XIII y una de las de mayor valor en el mundo. La última de la zona es la Española, que toma su nombre por su decoración interior de estilo morisco donde se puede disfrutar de una exposición interactiva conocida como 'Judíos en las tierras checas en los siglos XIX y XX'. Fuera de los límites de este barrio queda un último templo que merece una visita, la sinagoga de Jerusalén, que destaca sobre el resto no solo por su gran tamaño, sino también por su colorida fachada que recuerda a los monumentos moriscos de España y su bello interior de estilo Art Nouveau. Obra del arquitecto que fundó el Museo Judío de Viena, Wilhelm Stiassny, ofrece dos exposiciones permanentes.

Visto esto, será el momento de dirigirse a la plaza Vieja donde además de detenerse a ver el 'baile de santos' del reloj astronómico –estampa más reconocida del destino–, se puede entrar al edificio que lo acoge, el ayuntamiento de la Ciudad Vieja. La entrada incluye la subida a la torre y su mirador y una ruta guiada por el interior y los subterráneos. Muy cerca de aquí está el Klementinum, uno de los complejos de mayor magnitud en Europa que fue construido para servir como colegio jesuita. Uno de sus edificios acoge en su interior una joya barroca de incalculable valor –cuyos techos están cubiertos de pinturas al fresco dedicadas al tema de la ciencia y el arte–: su biblioteca. Aquí se pueden encontrar 27.000 ejemplares de literatura mayormente teológica. Para visitarlo es necesario reservar, por lo que lo mejor para no quedarse sin plaza es hacerlo el primer día.



Para finalizar el día está el Mirador Prague TV Tower, abierto hasta las 00.00 de la noche. Desde aquí se obtiene una panorámica nocturna 360 grados de la ciudad al completo que resulta mágica. Su mirador está situado a 93 metros de altura e incluye paneles informativos para ubicar los monumentos más destacados. El edificio cuenta con bar y restaurante.
Día 3
Las últimas 24 horas este intenso viaje pueden comenzar con el Vysehrad, uno de los recintos amurallados medievales más conocidos de Bohemia, así como uno de los más misteriosos, que se asienta sobre una enorme roca en el río Moldava. La basílica de San Pedro y San Pablo es su principal atractivo, pero no el único. También merece la pena la visita a Casamatas de Vysehrad y Gorlice, que permite descubrir los pasillos subterráneos de la fortificación donde se encuentran seis esculturas originales del Puente de Carlos. Las visitas son guiadas y tienen una duración de 45 min/ 1 hora.
De camino de vuelta al centro se puede hacer parada en la galería de la Casa Danzante, un icono de la arquitectura moderna de Praga cuya fachada representa a los bailarines Ginger Rogers y Fred Astaire.

En el antiguo emplazamiento de la Corte Real está el siguiente monumento a descubrir: la Casa municipal, un edificio de estilo Art Nouveau que fue el escenario de la proclamación de la Independencia de Checoslovaquia y que actualmente acoge la principal sala de conciertos de la ciudad. Es importante comprobar disponibilidad de las visitas ya que suele haber días en los que no se permiten por eventos privados. Al lado, un mirador más, la Torre de la Pólvora.
Para pasar una tarde más relajada después de tanta caminata, está el paseo en barco por el río. Hay varias opciones, pero la mejor es la de la compañía La Venecia de Praga, ubicada al inicio del puente de Carlos. Esta opción incluye audioguía disponible en 19 idiomas, una bebida y un dulce típico. Las barcas salen cada hora y el último viaje es a las 17.00 horas. Al finalizar se puede completar la experiencia entrando al museo dedicado al famoso puente. Si sobra tiempo y las fuerzas lo permiten se puede optar por subir a las torres de ambos lados del puente, la de la Ciudad Vieja y la de Malá Strana, así como acercarse a descubrir la calle más estrecha de la ciudad, regulada por un semáforo, o el muro dedicado a John Lennon.
Dónde dormir
Para aquellos que busquen un alojamiento tranquilo, bien ubicado y con un toque de glamour es el Áurea Legends, un hotel boutique de cuatro estrellas ubicado en el corazón bohemio de Praga en un edificio de 1864 que rinde homenaje al pasado legendario de esta ciudad y a cinco de sus leyendas más conocidas: el Reloj Astronómico, el Puente de Carlos, el Golem, el tesoro del Klementinum y el Príncipe Bayaya. En sus interiores, donde no faltan elementos nobles, cobra vida el pasado histórico de este mágico destino.
En total dispone de 50 habitaciones de tres categorías -estándar, duplex y doble o twin superior– bastante amplias y cómodas y un bar en el que tomar una copa tras un ajetreado día recorriendo la ciudad. El precio por noche para dos personas va desde 119 euros la noche.

Datos de interés
- Un imprescindible: subirse al tranvía histórico para ver la ciudad (el horario es hasta las 18.00 horas y pasa cada 40 minutos)
- Precios de las tarjetas: existen tres opciones: 48 horas, que cuesta 96 euros, la de 72 horas que vale 120 euros, y la de 102 horas cuyo precio es de 144 euros. El ahorro real es de unos 100 euros.
- Un consejo: llegar al centro en transporte público desde el aeropuerto es muy sencillo y rápido. Solo hay que coger el autobús 59 hasta la última parada (Nádrazí Veleslavín) y allí la línea A hasta Mustek. El billete son 1,60 euros (seleccionar la opción de 90 minutos).
- A tener en cuenta: para visitar el barrio judío hay que recordar que no puede ser un sábado ya que no se podrá entrar en ninguna sinagoga y estará todo cerrado.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete