Gourmet
Día Internacional de la Ginebra
Brindemos por este gran destilado y por las emociones encontradas en un gin tonic

La ginebra es por excelencia con el consumo responsable uno de los grandes espirituosos para celebrar y hacer hablar al corazón. El destilado de las bayas de enebro ha forjado durante siglos la fama de hombres y pueblos valientes a través de las virtudes de beberla.
«El trabajo no es más respetable que el alcohol y sirve exactamente para el mismo fin: Distraer la mente y proporcionar al hombre el olvido.»
Actualmente hablar con honestidad y expresar nuestros sentimientos requiere un acto de valor como ningún otro, por esta razón cuando compartimos un trago estamos generando un vínculo íntimo , el cual precede a la confianza.
La evolución social de la ginebra
Las caras de esta bebida han ido sufriendo metamorfosis o tal vez sus fieles han evolucionado a través de ella: Soldados, escritores, políticos y artistas han encontrado la fuerza, el consuelo y la inspiración en su sorbo a lo largo de la Historia .
Durante el S.XIV la ginebra hizo frente a la peste bubónica . Mucho tiempo después partiría junto con los holandes al campo de batalla con sus aliados los británicos a la Guerra de los Treinta Año s, en donde se desataría la barbarie entre protestantes y católicos.
La postguerra terminó con la hermandad entre ambos países. El Rey Guillermo Orange prohibió la entrada y consumo de bebidas extranjeras, la jenever de los neerlandeses no era bienvenida.
Los ingleses comenzaban a extrañar el coraje, frente a la muerte y la desolación, que les proporcionaba el licor de sus viejos aliados. Sin pensarlo se empezó a producir sin ningún tipo de control, generándose un consumo desmedido, que trajo una sórdida etapa de embriaguez civil en Londres, la Gin Crazy . Guillermo Orange seguía emitiendo prohibiciones sin resultado. La Gin Act fue la última cruz que cargó esta bebida durante sus años oscuros, que únicamente favorecía la producción clandestina y de mala calidad que no ofrecía las bondades reales de su consumo.
Después de tanta represión, la ginebra saldría por fin de las sombras para otogársele el permiso de producción a un número limitado de familias inglesas: Tanqueray, Plymouth, Beafeeter entre otras .
La jenever holandesa sufriría ciertas modificaciones, para crear un brebaje que ensalzara igualmente la valentía británica como en la guerra de credos pero con identidad nacional. Se quitaba la parte malteada y se reducía considerablemente la cantidad de azúcar, naciendo así la Old Tom . Posteriormente alumbrarían a una nueva categoría sin azúcar, una versión seca llamada London Dry .
De la guerra a los caminos de la perdición durante la Gin Crazy, para finales del siglo XIX el espirituoso pasó a convertirse en un emblema nacional de distintición donde su presencia era clave para los cócteles que empezaban a consumirse en las altas esferas de la política y el glamour.
El gin tonic , se acomodó en la alta sociedad británica -mientras la India seguía siendo parte de la Corona del Reino Unido- después de que los soldados indios e ingleses quedasen maravillados con la combinación accidental entre el destilado y el famoso brebaje contra la malaria: la quinina .
Gracias al éxito de la misma, los combinados y los gin tonics se han democratizado pudiendo estar al alcance de todo el mundo. Con ello su elaboración, bien por alambique o bien por alquitara , ha roto las barreras de sus dos referencias de origen principales, extendiéndose hacia muchos países, entre los cuales España también es un referente en este maravilloso destilado.
«El gin tonic ha salvado más vidas y mentes de hombres ingleses que todos los doctores del Imperio.»
El gran papel de Hollywood en el consumo
Durante el siglo XX el cine forjó iconos que aún después de muertos siguen haciendo sombra a los vivos, como así ocurrió con Marlon Brando , un devoto de la ginebra, y el gin tonic, su combinado favorito.
Marlon despertaba ese aire de plenitud masculina, un mito dentro y fuera de la pantalla que evocaba todo aquello que soñaban ser los hombres y por lo que suspiraban las mujeres de la época.
Hollywood ha sido el gran coprotagonista, a través de los guiones y los rostros más aclamados del siglo pasado, de ese buen sabor de boca que deja un cóctel como también imitar cada uno de los célebres parlamentos de las grandes obras maestras del séptimo arte. Sí, esos que alguna vez hemos reinterpretado frente al espejo para sentirnos estelares aunque solo fuese por un momento.
Esta relación entre la gran pantalla y los licores ha dado lugar a un gran legado emocional : El sentimiento de sentirnos únicos, irrepetibles y deseados cuando pedimos al barman un gin tonic .
Lo que en su día puso a Inglaterra de cabeza, siglos antes y siglos después es la gran alegoría de lo que no te mata te convierte en leyenda.
«El problema con el mundo es que siempre anda como tres tragos atrás.»
La jenever, la ginebra o cualquiera que sea su denominación de origen ha sido el talismán de ilustres y valientes que han hecho historia, bien desde su instinto de creación o de confesión. Quizás al hombre contemporáneo le falte escupir más verdades, esas que en silencio coartan su libertad y oprimen angustiosamente el alma. Sabemos que hay palabras y emociones que simplemente no pueden decirse con la boca seca, como a veces ocurre con los sentimientos más profundos que no se dan confesado. Pero con moderación nuestros labios sellados salen ilesos de la guerra eterna que libran la cabeza y el corazón.
Brindemos con esta legendaria bebida: Por los que ya no están, por los que nos dejan el corazón roto para que se vayan en paz, por los que nos quieren, por la alegría de vivir, por la libertad, la autenticidad y la unión.
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