Así es el 'traje de la vejez' con el que se experimenta el peso de los años
Los alumnos pueden sentir los mismos achaques que una persona de unos 90 años
Los estudiantes de la Universidad de Granada que cursan el Máster en Gerontología, Dependencia y Protección de los Mayores de la UGR pueden experimentar en su propia piel las limitaciones físicas y sensoriales propias de la vejez.
Esto es posible gracias a un traje con el que los alumnos pueden sentir los mismos achaques que una persona de unos 90 años. De esta forma, los estudiantes experimentan síntomas propios de la artrosis, cataratas, diabetes o Parkinson, entre otros.
El traje, que ronda los cuatro mil euros, está compuesto por diferentes complementos, entre los que incluye: un aparato acústico que simula los acúfenos, seis gafas de distintas patologías visuales, un objeto que complica la movilidad del cuello, pesas para doblar la espalda, elementos con pinchos que simulan dolores de espalda o rodilla, pequeñas descargas que generan temblores en las manos y zapatos pesados para dificultar el caminar.
El director del Secretariado para la Inclusión y profesor del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UGR, José Luis Cabezas Casado, explica que estas prácticas nacen de la importancia de empatizar con las personas mayores y «sentir lo que ellos sienten, aunque solo sea físicamente».
«Es muy interesante, porque aunque los alumnos pueden intuir qué sienten los mayores, es muy diferente cuando lo sufren en primera persona», declara Cabezas.
Los estudiantes experimentan una sensación de extrañeza y agobio durante la hora que están con el traje puesto, ya que ni ven ni escuchan bien. «Así comprueban que estas personas no se quejan para llamar la atención, sino porque sufren realmente. Al final ellos están así las 24 horas del día y no solo una», manifiesta el director del Secretariado para la Inclusión.
«Me siento pesada y aislada, ya que no escucho adecuadamente y no puedo moverme como quisiera», explica Andrea Lucena Perea, estudiante del máster, quien añade que «la pesadez y la lentitud al andar sorprende». María Sol Torres, también alumna, destaca que les permite ponerse en los zapatos de quienes más les necesitan.
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José Luis Cabezas anima a los estudiantes a intentar sumar la parte emocional para aproximarse aún más a lo que ellos sienten. Por ello les anima a usar una aplicación que les envejezca la cara cuando lleven el traje puesto y reflexionen sobre cómo les gustaría que fuera su futuro.
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