Episodio 1
Podcast | La escucha
NARRADOR: Imaginemos dos autovías con coches que van en la misma dirección. Una está atestada de vehículos, en los paneles luminosos se muestran advertencias y señales contradictorias. Hay motoristas esquivando coches y varias ambulancias tratan de abrirse paso. Es un embudo de tráfico y caos.
A su lado, en la otra vía, la circulación es fluida, ordenada. No hay incidencias ni sobresaltos. Transitan muchos menos coches y, claro, pueden ir más deprisa. Para los conductores, el trayecto es apacible, placentero. Se sienten, además, afortunados por haber sabido elegir bien. Solo con esa información, todos optaríamos por la autovía en la que el tráfico fluye sin problemas... Bien, esa es la de los Testigos de Jehová.
Patricia: Nosotros somos los que tenemos la verdad, somos el pueblo de Dios, los cristianos verdaderos, o sea, tenemos muchos nombres...
Y la autovía atascada es la nuestra, la del mundo ordinario.
P: ¿Y el mundo en manos de quién está? De Satanás. Pues ya está. Son los mundanos, los satánicos, los que pecan... Lo peor ¿no?
N: Los dos mundos. Para ellos, antagónicos. Uno en el que estar a salvo y otro destinado a la perdición... Dicho así, puede parecer una metáfora pero es literal. Los Testigos de Jehová creen en el fin de este mundo. Lo llaman el ‘armagedón’:
Israel: Iba a venir un armagedón, una destrucción tan dañina que va a ser un genocidio mundial
N: Solo si se mantienen en la carretera adecuada podrán llegar hasta el paraíso, podrán salvarse del infierno...
I: Fuego cayendo del cielo, gente muriendo. Ciudades destrozadas, que teníamos que tener una buena relación con Jehová. Y si no lo teníamos, nos iba a pasar eso.
N: Así viven durante años, convencidos de que están en el único lugar correcto. A salvo con sus creencias. Pero para disfrutar de esta plenitud es importante cumplir dos cosas. La primera, ser obediente.
Yehosua: Ellos tienen sus propias normas y leyes ahí dentro.
N: Hay que cumplirlas y no cuestionarlas jamás:
Y: Tú no puedes buscar información de fuera, es algo que te va a hacer daño, que te va a hacer dudar, que te va a afectar a tu espiritualidad...
Enrique: Ese es el grado de adoctrinamiento al que llegan.
N: El segundo requisito es mantener las distancias con aquellos que piensen diferente. Es decir, las dos carreteras nunca pueden cruzarse. Los dos mundos deben ser compartimentos estancos:
Gloria Toda tu vida tiene que estar y desarrollarse dentro de la congregación o de la organización de Jehová.
P: Enseguida está esa distinción, ¿no? Los buenos y los malos. El relacionarte con personas del mundo es lo peor
N: Hay que trazar un cordón sanitario porque está en juego la vida en el más allá. Por eso, a quien desobedece se le ‘castiga’...
E: Es cierto que los Testigos de Jehová son un policía para cada uno de sus hermanos.
Abigail: Sales y te quedas sin casa, sin trabajo, sin amigos.
Carmen: Porque pienso que es un maltrato. Ellos dicen que es una muestra de amor, pero es un maltrato
N: Aun así, a pesar de las reprimendas, de las sanciones, algunas personas no respetarán esa frontera y se van a desviar del camino. Se verán atraídos por lo que hay al otro lado, saldrán de esa carretera de dirección única... Y pagarán las consecuencias:
Abrahan: Es inhumano lo que hacen, es inhumano
E: Lo ven desde el punto de vista más retorcido posible: “Te mato porque te quiero”
N: Es su historia la que vamos a contar. La de los expulsados, los censurados. Los que primero fueron parte de los elegidos por Dios y a los que ahora repudian. Son extestigos de Jehová:
I: ¿Tú estás preparado para vivir fuera de esa burbuja? Es como un pájaro cuando sale de la jaula. El hostión que se pega contra el suelo es tremendo.
P: Que ocultan cosas muy graves y muy perjudiciales para las personas. Que no son de verdad cristianos, que son una secta.
N: En 2019 estas voces que escuchamos, estas personas anónimas, se pusieron en contacto y se organizaron. Formaron la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová. Y esa palabra, ‘víctimas’, es clave.
P: Claro, hasta ese momento yo no había pensado en esa palabra. Pero me pareció muy acertado. Víctimas. Claro, somos víctimas.
N: Pero desde la confesión a la que pertenecían, se van a sentir ofendidos. Los Testigos de Jehová dicen que su derecho al honor ha sido vulnerado, que ellos no han provocado ninguna víctima y entonces denuncian a la asociación: exigen al juez que retiren sus estatutos y que dejen de llamarse así. Quieren que se disuelvan. Según ellos, las víctimas no pueden llamarse víctimas. Y estas, para ganar el caso, tendrán que demostrar que sí lo son.
Jueza: ¿Jura o promete decir la verdad?
P: Juro y prometo decir la verdad.
N: ¿Pero, claro, quién decide quién ha sufrido y quién no? ¿Cómo se prueba el daño?
¿De qué manera nuestra ley reconoce el trauma?
¿Cómo se puede narrar ese dolor, cómo se cuenta en voz alta?
¿Y qué es lo necesario para saber escucharlo?
Cabecera. Episodio 1. La escucha
N: Dicen que una voz es capaz de transmitir cosas más allá de las palabras... Que en el tono, en su timbre, también cabe un pasado. Matices, señales, que nunca podría reproducir un texto escrito... Muchos aseguran que, aunque parezca imposible, la voz también puede verse porque, a través de ella, se distingue el estado de ánimo del que habla.
Sobre las voces que acabamos de escuchar todavía conocemos poco, quizá no lo suficiente. Esa información y esos detalles irán llegando (el nombre, las causas, sus motivaciones), pero para conmovernos, para dejar que lo que se cuente realmente nos toque, lo primero es querer escuchar. Aunque quien nos hable lo haga desde muy lejos, desde una realidad desconocida. Y en esa tarea, hay tres personas que nos pueden ayudar.
José Ramón Navarro-Pareja: “Ahora no podemos, pero dentro de un rato, en cuanto aflojemos”.
N: José Ramón Navarro-Pareja cubre todo tipo de informaciones religiosas para ABC. Desde las religiones mayoritarias, como el catolicismo, a las confesiones más pequeñas y de más reciente creación, como la Cienciología. Pero sobre los TDJ no había escrito nunca. Hasta hace dos años...
Fue en noviembre de 2022, navegando por Twitter, cuando se cruzó con la publicación de un experto en fenómenos religiosos. Anunciaba un juicio entre los TDJ y la Asociación de víctimas. A José Ramón la noticia le sorprendió:
JR: Podemos pensar que unas víctimas de los Testigos de Jehová, o unas personas que se dicen víctimas de los testigos de Jehová, sean los que hayan denunciado a la organización religiosa que los ha hecho víctimas, ¿no?
N: Pero esta vez ocurrió todo lo contrario...
JR: Es la propia organización religiosa la que ha denunciado a sus antiguos adeptos que han decidido salirse, por la razón que sea, o que han sido expulsados, y que se han organizado en una asociación. Entonces, esto es lo que me llama la atención.
N: Es cierto que José Ramón no había escrito antes sobre los TDJ, pero no porque no lo hubiera intentado... Llevaba años interesado en el tema:
JR: Pero siempre ha sido muy difícil poder informar sobre esta cuestión.
N: José Ramón ya había oído historias sobre exTestigos de Jehová, pero siempre se había encontrado con el mismo obstáculo: contrastar fuentes, asegurarse de que esos testimonios de personas expulsadas no fueran visiones parciales, interesadas. Ahora, este juicio venía a resolver ese gran escollo:
JR: Es decir, que por primera vez iban a aparecer en un juicio pues los casos que estas víctimas decían que habían sufrido de violaciones, de maltrato personal, de ostracismo, de ser apartados o de ser condenados a lo habla con sus familiares... Iban a decirse en un juicio.
N: Si tomáramos una fotografía de las creencias en España, a los TDJ les correspondería un porcentaje nada desdeñable: en nuestro país hay casi 1.400 congregaciones y más de 122.000 evangelizadores. Haciendo los cálculos, de cada 400 españoles, 1 de ellos es Testigo de Jehová. Aun así, sabemos poco de ellos... A pie de calle, los TDJ aún son identificados por su prohibición de aceptar transfusiones de sangre. Es una norma interna que ha provocado más de un caso polémico por causar alguna muerte entre sus fieles.
JR: Yo creo que la sociedad española, y la sociedad en general, apenas conoce lo que lo que hay dentro, cómo funcionan, cómo están organizados, cómo se financian... Todo eso no se conoce
N: Antes de que llegara el juicio, José Ramón comenzó a documentarse sobre lo que tendría que informar. Tiró de hemeroteca: artículos, entrevistas, reportajes... También libros y revistas, incluida La Atalaya, la principal revista editada por los Testigos.
Voz: “¿Le preocupa a veces el futuro? Quizás se haya quedado sin trabajo y se pregunte cómo va a mantener a su familia. O tal vez le preocupe la seguridad de su familia debido a la inestabilidad política...
N: Este es un extracto del artículo “Confíe en que Jehová lo ayudará pase lo que pase”, publicado en noviembre de 2023. El primer número de La Atalaya se imprimió en 1879 y desde entonces, sus no más de 16 páginas se siguen publicando de manera mensual. Es algo así como su boletín oficial, donde se recogen las doctrinas de la organización y temas relacionados con el estilo de vida que deben seguir.
La tirada de La Atalaya supera a cualquier otra publicación: cada cuatrimestre se imprimen más de 60 millones de ejemplares. Ninguna religión en el mundo tiene ese poder editorial. Ni siquiera la católica...
JR: Tienen un Cuerpo Gobernante, que en principio está en Estados Unidos, que serían como los grandes sabios que toman las decisiones y, a partir de ahí, esas decisiones se implementan en cada uno de los lugares en que regionalmente están divididos...
N: Los Testigos de Jehová se presentan como una sociedad sin ánimo de lucro y no piden ninguna cuota a sus miembros, pero sí donaciones voluntarias. En España están inscritos en el Registro de Entidades Religiosas y desde 2006 son reconocidos como una religión de “notorio arraigo”, lo que les garantiza algunos beneficios fiscales... Además de darse cuenta de su estructura internacional y nacional, de la magnitud de la organización, en esas primeras lecturas José Ramón se encontró con palabras que no entendía, términos extraños que no lograba poner en contexto: ‘censura’, ‘comité judicial’, ‘salón del reino’... Y uno de los más repetidos: ‘anciano’
J: Que ancianos pueden ser pues quizá esas personas más mayores dentro de una comunidad, que ya tienen una experiencia como muy documentada. En realidad, a lo que se están refiriendo es una especie, dijéramos, comparado con otra religión, al presbítero, al sacerdote, a la persona que de alguna manera dirige la comunidad, ¿no? y que no necesariamente tiene una gran formación...
N: Es una de las muchas palabras que los mundanos, como ellos nos llaman (los que no formamos parte de su religión), no sabríamos interpretar. ¿El objetivo de esto?
JR: Yo creo que cualquier organización humana que quiere forzar a una mayor cohesión interna acaba teniendo una jerga propia. Eso es habitual, no necesariamente de los fenómenos religiosos.
N: Todas estas expresiones son importantes para forjar la identidad de grupo, sentirse al margen. Los TDJ quieren diferenciarse del resto del mundo pero también del resto de religiones. Según ellos, la suya es la única verdadera. Las demás han prostituido el mensaje de Cristo...
JR: Aunque parezcan una confesión cristiana más, como católicos, ortodoxos o protestantes -porque además ellos dicen que se fundamentan en la Biblia-, en la práctica son una organización religiosa de reciente creación. Aparecieron en Estados Unidos a finales del siglo XIX y no formarían parte de esa rama de las diferentes iglesias cristianas.
N: Los TDJ también creen en su Dios y en la Biblia, pero su modo de entenderla no se entronca con la tradición cristiana más reciente. Esta es una de las grandes diferencias respecto al catolicismo:
JR: Cuando la Iglesia Católica ha hablado de la literalidad de la Biblia, se ha equivocado muchas veces, como el concepto de la creación: el mundo no fue creado en siete días, sino que eso es una historia que tiene un componente simbólico y que, a partir de ahí, hay que hacer una interpretación.
N: Pero no es así en el caso de los Testigos. Ellos hacen una lectura muy literal de las sagradas escrituras. Por ejemplo, ¿por qué prohíben las transfusiones? Porque siguen respetando al pie de la letra un texto del Levítico, en el Antiguo Testamento, escrito hace más de dos mil años: “Si algún hombre de la casa de Israel, o extranjero, come sangre, me enfrentaré a él y lo eliminaré de su pueblo”.
JR: O sea, no tienen una teología que interprete la Biblia y que vaya adaptándola a las realidades de cada momento histórico.
N: La otra gran característica de esta religión y que marca a sus miembros desde la infancia es el milenarismo. Los TDJ, como ya hemos comentado, creen en el fin del mundo, en ese ‘Armagedon’:
JR: Y aunque hayan renunciado, después de varios sonoros errores, a poner una fecha concreta para ese armagedón, para ese final del mundo, pues los Testigos de Jehová actuales sí que tienen esa creencia de que esto puede ocurrir de una manera inminente, y yo creo que esto también les provoca a algunos grandes sufrimientos.
N: En el juicio, José Ramón pudo comprobar de primera mano hasta qué punto todas estas creencias están interiorizadas dentro de la organización. Y cuáles son sus efectos... A lo largo de las sesiones varios extestigos se subieron al estrado para compartir sus experiencias, algunas difíciles de escuchar...
JR: No eran historias amables, eran historias muy duras, eran historias de violaciones, eran historias de incomprensión en su familia, historias de expulsiones que ellos consideraban injustas...
Jueza: Miren, está prohibido el uso del móvil en la sala
N: Aquellos días, para evitar posibles filtraciones, la jueza prohibió a los periodistas entrar a la sala con teléfonos y portátiles, así que José Ramón tiró de libreta, como en los viejos tiempos. Todavía las tiene, las guarda. Dos cuadernos llenos de anotaciones, con frases cortas, entrecomillados, algunas cifras... Aunque cuesta entender su letra, sobresalen algunas palabras:
JR: Por ejemplo, hay una testigo a la que le decían “Tienes que someterte. Eres levadura que haces que fermente todo lo malo”. Entonces, le implicaban a someterse. Otro que decía “he estado muchos años, muchos años callada, y esto está siendo terapéutico”, ese momento de contar las cosas que le estaban preguntando...
N: Esto último es crucial. Parecía que este juicio, impulsado en el fondo por los propios Testigos de Jehová, los denunciantes, llegaba justo a tiempo. Quienes reclamaban ser víctimas todavía se emocionaban al recordar sus vivencias, puede que aún doliera, pero estaban allí. Dando la cara... y la voz:
JR: Eran las víctimas las que se estaban quitando el velo y empezando a contar lo que les había ocurrido. “Ponme, pon mi nombre. Esto es lo que me ha ocurrido. Esto es lo que me ha pasado. Tenía ganas, necesitaba empezar a contarlo”.
N: No es el único que percibe esa predisposición, esa necesidad de hablar... Mientras José Ramón tomaba notas en aquella sala de vistas, unos metros más allá, en ese pequeño espacio, Carlos Baradvío, un abogado de 43 años, tampoco se separaba de sus papeles. Llevaba varios meses preparándose este juicio a fondo...
Carlos: Son personas que después de mucho tiempo de haber salido y de ya por fin haber conseguido lograr una vida estable y normalizada, es cuando tienen el atrevimiento, que no es poco, de contar lo que les ha pasado.
N: Al igual que le pasó a José Ramón, antes de este caso, lo que Bardavío sabía sobre los TDJ se limitaba a esos tres o cuatro lugares comunes que todos conocemos de oídas.
C: Visitan los domicilios o los vemos con los carritos en las calles, que es algo muy legítimo, o los temas de las transfusiones de sangre, o los temas de la omisión también de participar en las mesas electorales. Pero, más allá de eso, realmente no conocía todos los pormenores que luego las propias personas, las víctimas, me han contado en el día a día.
N: Para remediar ese desconocimiento, lo primero que Bardavío hace es recabar testimonios. Quiere escuchar directamente a las víctimas, saber lo que ocurre dentro de esta religión. Pero por su experiencia, sabe que a las personas que han sufrido un daño les cuesta hablar, expresar en voz alta y en público lo que han vivido, y en el caso de los extestigos de Jehová también se da esta situación. Por eso, a los acusados que quieran prestar declaración Bardavío les propone escribir. Les pide una carta. Y en menos de tres semanas recibe multitud de ellas:
C: Nos llegaron 30 y pico españoles y otros 30 y pico extranjeros en 20 días. Nombre, apellidos y circunstancias de su vida. En cinco páginas, yo pedí cinco páginas, nada más.
N: Si comparásemos la libreta de José Ramón con estas cartas recibidas por Bardavío, encontraríamos muchas palabras en común: control, abuso, engaño, presión, tristeza, enfado... La primera vez que el abogado lee estas cartas no es en su despacho de Madrid, ni en el salón de su casa. Sucede durante un viaje en coche, una forma de ganar tiempo mientras una compañera de su bufete y él se trasladan a otro juicio. Carlos conduce, ella va de copiloto y empieza a leer en voz alta. El contenido es demoledor: niños que sufrieron abusos sexuales, mujeres que comparten historias de maltrato, casos de represión sexual, intentos de suicidio...
C: Pues acabamos llorando en cada uno de los testimonios, porque vimos que que era sorprendente cómo en el siglo XXI hubiera personas con ese grado de dolor, de control que afirman, de situaciones que afectan a su día a día, a su salud, a sus derechos fundamentales más básicos, que es la familia, el trabajo, la libertad.
N: El sufrimiento descrito en esos folios les sobrecoge.
C: Son manifestaciones del tipo “es que los Testigos de Jehová es una secta coercitiva, que los testigos de Jehová pueden arruinar su vida, pueden arruinar su familia, pueden llevarles a trastornos psicológicos”. No es algo que se diga habitualmente de un grupo religioso.
N: En este punto aparece otro concepto que será esencial en esta historia, el de ‘secta’. Carlos Bardavío es un abogado especialista en ellas. Desde la Asociación no le eligieron por casualidad... él fue el primero en España en dedicar una tesis doctoral al estudio de las sectas y el derecho penal, un tema al que en nuestro país nadie antes había prestado esa atención académica... En su definición literal, en el diccionario, la palabra secta aparece definida como “un grupo religioso que se aparta de la doctrina que se considera ortodoxa”...
C: Pero, vamos a ver, el concepto de secta es un concepto que está en el acervo social de toda la vida de Dios. La palabra secta en sí misma, para mí, es inocua, neutra.
N: Sin embargo, todos le solemos añadir un sentido peyorativo, relativo a la segunda acepción: “Una comunidad cerrada de carácter espiritual, guiada por un líder que ejerce un poder carismático sobre sus adeptos”. Es de esta de la que estamos hablando.
C: La palabra secta tiene un condicionante negativo en el acervo social, objetivo, por un lado, que es la separación de otro grupo; negativo, porque es una doctrina que se aparta de todo lo demás y que hay cierto, digamos, adoctrinamiento fuerte, pero luego hay una tercera acepción, que es que existe un control absoluto sobre sus miembros.
N: Según los extestigos que se reúnen bajo la Asociación de víctimas, esa es la realidad que han vivido. Para Bardavío, el aceptar este caso también implica abrir un gran debate:
C: La pregunta legítima que puede hacerse la sociedad española es si hay un control absoluto sobre sus miembros dentro de los Testigos de Jehová.
N: ¿Puede una religión ser una secta? ¿Qué diferencia una de la otra? ¿Son los Testigos de Jehová lo primero o lo segundo? ¿O acaso son ambas cosas al mismo tiempo?
C: Había que analizar por qué los clientes decían eso. Y para saber por qué lo dicen hay que ir preguntando víctima a víctima.
N: Víctima a víctima. Voz a voz. Es lo que proponemos hacer en este podcast. A lo largo de ocho episodios, escucharemos hasta 12 testimonios de personas que se sienten víctimas y también hablarán aquellas que afirman no haber hecho nada malo... Extestigos y testigos de Jehová. El reto es saber escucharlos. Dejar que las voces de unos y de otros vayan conformando un relato que acabará expuesto en sede judicial. Las palabras del folio (de la libreta, de la carta, del reportaje, del acta judicial) cobrarán vida y llegarán hasta nosotros. Entre medias: prejuicios, autoimágenes, afinidades, creencias...
Olga: Mi forma de escuchar a una víctima tiene mucho que ver con mi relación con esa víctima, si la tengo o no la tengo, mi cercanía o no. Mi relación con el victimario, si lo conozco o no lo conozco. La estructura... Y además, también, mi idea del daño... Todo eso va a configurar mi respuesta ante una persona que viene y me dice que es víctima.
N: Para la filósofa Olga Belmonte, escuchar siempre supone un ejercicio de empatía, pero el desafío es mayor cuando quien nos habla ha pasado por una experiencia dolorosa que nos es ajena y que incluso podemos no llegar a comprender:
O: Martha Nussbaum nos habla de la importancia de la imaginación narrativa, ¿no? El que tengas una imaginación que te permita ponerte en el lugar de otra persona, incluso en situaciones que nunca podrías imaginarte. A lo mejor no entendemos nada, pero nos va a sorprender, nos puede parecer surrealista lo que está pasando ahí, pero aún así yo creo que lo fundamental es escuchar.
N: Olga es doctora en Filosofía y profesora en la Universidad Complutense de Madrid. Lleva años investigando la figura de la víctima, una situación, un ‘traje’ que a nadie le gusta llevar encima, quizá porque a veces lo solemos confundir con el victimismo, la vulnerabilidad o la indefensión. De ahí que sea más difícil identificarnos con ella...
O: El ser víctima no tiene que ver con que tú seas más o menos frágil, tiene que ver con el poder de la otra persona que te está sometiendo.
Que alguien sea consciente de que ha sufrido un daño y quiera compartirlo, como han hecho las personas desde la Asociación de víctimas de TDJ, puede ser todo un proceso. Para Olga, el hecho de contarlo (a viva voz o por escrito) facilita asumir lo que ha ocurrido.
O: Hay personas que dicen “no, yo es que hasta que no he podido elaborar el relato en primera persona no me he dado cuenta de lo que significa y lo que ha significado para mí el haber vivido lo que he vivido”. Es decir, el hecho de ponerle palabras es realmente tomar conciencia de qué es lo que te ha pasado.
Olga ha volcado todo lo estudiado en este tiempo en un libro titulado ‘Víctimas e ilesos’. Su lectura nos proporciona algo así como unas instrucciones de escucha a las que iremos recurriendo en cada episodio... El elemento imprescindible para ser un buen oyente es... limitarse a escuchar.
O: Creo que lo fundamental es ese silencio, ese pararse, el frenar cualquier cosa que podamos añadir en esa situación. Es decir, que tenemos un montón de prejuicios y de formas de interpretar que van a estar ahí encima, e intentar interrumpir eso.
N: Entender mejor quién nos está hablando y qué necesitan de nosotros pasa por una propuesta más, un gesto final:
O: Me gusta la imagen de descalzarnos, como estamos entrando en terreno sagrado, ir con mucha suavidad, con mucho respeto, mucho vaciamiento de uno mismo, para que quien esté en el centro sea la víctima. Y sobre todo decir “no, voy a escuchar, y voy a escuchar de cero”
N: El primer tramo de este trayecto comenzará en el próximo episodio, y será desde esa autovía de único carril, una línea recta que lleva al paraíso. Nos guiarán las personas que pasaron por ella años antes, cuando todavía creían, con toda su fe, que iban en la dirección correcta. Ellos hablarán y nosotros... escucharemos.
Créditos. “Los expulsados del paraíso. Sobrevivir a los Testigos de Jehová” es una investigación periodística de ABC realizada por José Ramón Navarro-Pareja y narrada por Juan López Córcoles
Guion: Juan López Córcoles, Andrea Morán, María Romero
Diseño sonoro: Rodrigo Ortiz de Zárate
Entrevistas: Manuel Garre, Juan López Córcoles, María Romero
Idea original: Javier Nadales
Producción ejecutiva: José ángel Esteban, Javier Nadales
Dirección: Andrea Morán
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