Encaje de bolillos en el Vaticano para que las mujeres manden sobre los obispos
El equipo jurídico del Papa busca una fórmula legal para los nombramientos de no ordenados en cargos ejecutivos dentro de la Curia Vaticana
El Papa nombra a la primera mujer al frente de un dicasterio del Vaticano
El Papa Francisco saluda a un grupo de religiosas en un viaje a Lima (Perú) en 2018
Aunque el Papa Francisco está decidido a incluir a mujeres en puestos de primera responsabilidad en el Vaticano y hace pocas semanas ya nombró a la primera «prefecta» de un dicasterio de la Curia Vaticana y dentro de pocas nombrará a la primera «gobernadora», ... la cuestión no puede considerarse resuelta. No se trata sencillamente de un problema de machismo eclesiástico. Los obstáculos que está encontrando no son sólo culturales. El equipo jurídico del Pontífice está teniendo que hacer encaje de bolillos con el Derecho Canónico para que el nombramiento sea eficaz.
El pasado 6 de enero, a pesar de que era un día festivo, Francisco vio el panorama propicio para anunciar por sorpresa el nombramiento de la religiosa sor Simona Brambilla como «prefecto», o «número uno», del dicasterio para la vida consagrada. Hasta ahora, el Papa sólo había conseguido nombrar a mujeres en cargos técnicos o como número dos. En este caso es la número uno y tiene la última palabra sobre cuestiones con un enorme impacto en toda la Iglesia. De ella depende la aprobación de nuevas instituciones, la intervención de las díscolas o las dispensas o sanciones a monjes y monjas. Además, al menos teóricamente, esta religiosa de 59 años es la primera mujer que manda sobre cardenales y obispos en el Vaticano.
En diciembre de 2022, en su entrevista con ABC, el Papa adelantó que «habrá mujeres como número uno de dicasterios». «Tengo una en vista para uno que quedará vacante en dos años», añadió entonces, quizá pensando en Brambilla. Además, explicó el principal obstáculo para el nombramiento.
«Si es un dicasterio de índole sacramental, tiene que presidirlo un sacerdote o un obispo. Aunque ahí se discute si la autoridad viene por la misión, como sostiene el cardenal Ouellet, o por el sacramento, como sostiene Rouco Varela. Es una linda discusión entre cardenales, una cuestión que siguen discutiendo los teólogos», apuntó. Quería decir que no está claro si la autoridad para gobernar un dicasterio de la Santa Sede deriva de la ordenación episcopal que tiene quien lo preside, o del Papa, que cede ese poder a quien lo ejerce en su nombre.
Este debate debería haber sido zanjado el 19 de marzo de 2022, cuando Francisco promulgó la constitución que regula el gobierno de la Curia Vaticana. Allí tomó posición a favor de la segunda opción y estableció que «cada institución curial cumple su misión en virtud de la potestad recibida del Romano Pontífice, en cuyo nombre opera con potestad vicaria» y que por eso no sólo los obispos o sacerdotes sino «cualquier fiel puede presidir un dicasterio o un organismo».
Esta interpretación se disocia del Código de Derecho Canónico, de 1983, que «establece que la potestad de gobierno está reservada a los clérigos, al tiempo que autoriza el nombramiento de laicos para 'cooperar en el ejercicio' de esta potestad», como recuerda a ABC la canonista, Maria D'Arienzo, catedrática en Nápoles. Para sortear este obstáculo, el Papa decidió nombrar junto a la «prefecta» Sor Simona Brambilla a un cardenal pro-prefecto, cargo que confió al español Ángel Fernández Artime. La idea es que él refrende las cuestiones reservadas a la potestad de los obispos.
«Espero que no se pretenda sugerir la idea de una especie de protectorado vigilado, que socava la dignidad de ambas partes», dice a ABC la italiana Geraldina Boni, catedrático de Derecho Canónico en la Universidad de Bolonia y consultora del Dicasterio para los Textos Legislativos. En su opinión, a lo largo de la historia la «práctica de la Curia romana» destila cierta «desconfianza y poca estima hacia congregaciones religiosas femeninas», como si necesitaran «siempre y en todo caso una supervisión paternalista y, por tanto, masculina».
No es un cargo subordinado
También la profesora D'Arienzo apunta que «esta decisión deja abierta la discusión sobre la fuente del poder eclesiástico y no resuelve las dudas sobre si la realización de determinados actos está exclusivamente vinculada a la puesta en práctica del sacramento de la ordenación». «Sólo el modo en que la prefecto y el pro-prefecto ejercerán su tarea al frente del Dicasterio podrá ofrecer indicaciones al respecto», añade.
Por su parte, en declaraciones a la publicación española Alfa y Omega, el cardenal pro-prefecto ha aclarado que no se trata de un cargo «subordinado» pues en el dicasterio se realiza un «trabajo colegiado». Pero «si por subordinación entienden que la prefecta es la que firma algunos documentos, entonces sí», explica Ángel Fernández Artime.
Con la medida, el Papa Francisco quiere dar a entender que la presencia de mujeres en el gobierno de la Iglesia es imparable. Este miércoles hizo balance de la situación durante un encuentro con la Fundación Hilton, que ayuda económicamente a proyectos de congregaciones religiosas. «Se ha invertido en la formación de las religiosas mucho menos que en la formación del clero. Esto debe terminar, y ustedes están ayudando a sacar a la Iglesia de esta mentalidad clericalista», les recordó agradecido. Pensando en las consecuencias de que las religiosas reciban ahora mejor preparación, añadió que «gracias a Dios, ahora tenemos una prefecta al frente del Dicasterio para los religiosos. Tenemos tres monjas en el equipo de diez personas que selecciona nuevos obispos. Tenemos una monja con dos licenciaturas en Economía como la subsecretaria del APSA» (la caja fuerte del Vaticano). También incluyó en esa lista a sor Raffaella Petrini, actual «vicegobernadora del Estado Ciudad del Vaticano, que será gobernadora en marzo», cuando se jubile el actual gobernador, el cardenal español Fernando Vérgez.
Los rostros femeninos en el Vaticano
Simona Brambilla
Fue superiora general en Italia de las Misioneras de la Consolata y cumplirá 60 años en marzo. Es la primera prefecta en el Vaticano, en Dicasterio para la Vida Consagrada, del que era secretaria desde 2023
Raffaella Petrini
Tiene 56 años y pertenece a la congregación de las Franciscanas de la Eucaristía. Estudió Ciencias Políticas y tiene un doctorado. Será la primera no cardenal y mujer que presida el Governatorato Vaticano
Raffaella Petrini, que acaba de cumplir 56 años, pertenece a la congregación de las Franciscanas de la Eucaristía. Estudió Ciencias Políticas en la universidad de la patronal italiana y tiene un doctorado en una universidad vaticana. Desde marzo tendrá las funciones del poder ejecutivo en el Estado Ciudad del Vaticano, para garantizar su independencia en campo internacional. Entre otras cosas, coordinará la seguridad, el orden público y la protección civil, la tutela de la salud pública, fronteras y aduanas, emisiones postales, infraestructura energética y transportes, y gestionará el patrimonio artístico, especialmente de los Museos Vaticanos.
Según la canonista Geraldina Boni, el nombramiento de Simona Brambilla como prefecta del Dicasterio de religiosos y el de Raffaella Petrini como gobernadora «no se pueden equiparar, porque la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano son dos realidades radical y jurídicamente distintas». Eso no significa que no sea un nombramiento relevante y que no tenga importantes repercusiones para el resto de la Iglesia.
Una mujer cardenal
En su opinión, «si el Papa nombra a una monja presidenta de la gobernación, estará violando la Ley Fundamental que él mismo promulgó en 2023, según la cual este cargo debe confiarse al 'cardenal presidente' de la Comisión Pontificia encargada de la función legislativa en el Estado. Es una decisión imprevisible pero posible, ya que el Papa es soberano y puede derogar las prescripciones legales en vigor si son de derecho humano». «A no ser que Francisco pretenda agregar a sor Raffaella Petrini al Colegio cardenalicio», insinúa la canonista.
Cuando han preguntado al Papa si nombrará mujeres cardenales, siempre ha respondido negativamente. La última, en el libro 'El Pastor', en el que fue entrevistado por el periodista de Clarín Sergio Rubín y su biógrafa Francesca Ambrogetti en 2023.
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«Es cierto que el cardenalato no está relacionado con el sacramento del orden, sino con el hecho de que tiene la función de ser consejero del Papa. Pero la cuestión es más compleja y no quisiera que entráramos en aspectos muy técnicos que exceden esta conversación. Lo que sí digo es que un cardenal puede elegir pontífice. Y al Papa lo eligen obispos porque es obispo de una diócesis, es obispo de Roma. Lo importante entonces es que los electores sean obispos, no cardenales. De hecho, yo podría emitir un decreto modificando los requisitos para entrar al cónclave y permitir que participe un obispo que no es cardenal. Dogmáticamente no habría ninguna dificultad. Pero, es claro, si una mujer no puede acceder al sacerdocio, menos aún ser obispo».
Significa que al menos por ahora, habrá prefectas y gobernadoras en el Vaticano, pero no entrarán en el cónclave.