El donante de esperma de 550 hijos se defiende en el juicio: «No soy un toro rabioso procreador»

Su descendencia se extiende por todos los contienentes, lo que supone un riesgo de endogamia, incesto y consecuencias psicosociales negativas para sus hijos

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M. L.

Al juicio contra Jonathan M., que ha engendrado 550 hijos por la donación de su esperma, acudieron tantas madres que tuvieron que ser reubicadas a otra sala. El neerlandés ha admitido los hechos, pero se ha defendido segurando que no es «un toro rabioso con impulso procreativo».

El hombre, de 41 años ha sido demandado por una de las mujeres que quedó embarazada gracias a su semen y que pretende impedir que se le permita seguir donando en clínicas reproducticas y a través de redes sociales.

Jonathan M. considera la donación de su esperma como un trabajo y que le impidan donar, sería «un grave ataque a su integridad física», ha indicado. Según su abogado, la prohibición sería un «intento de castración jurídica».

Los demandantes aseguran que, tras las acciones del donante, hay un riesgo «científicamente probado de endogamia, incesto y consecuencias psicosociales negativas para los hijos». Asimismo, destacan que perjudicaría a sus descendientes, ya que deberán comprobar que no son hermanastros de sus futuras parejas para tener hijos.

La madre que ha llevado a juicio a Jonathan asegura que hay afectados por todo el mundo, no sólo en Holanda y ha citado países como España, Italia, Reino Unido, Australia, Alemania, Kenia o Tanzania.

Un caso fuera de la ley

A pesar de este caso, la legislación de Holanda es una de las más avanzadas, ya que limita a 25 los hijos por reproducción asistida.

Ahora, el Parlamento neerlandés está en pleno proceso de modificación de una Ley de familias en la que, entre otras iniciativas, van a limitar a 12 el número de familias con las que puede colaborar un mismo donante.

Con esta normativa se tratarían de evitar casos como el de Jonathan o el de Jan Wildschut, un ginecólogo que había tenido 34 hijos donando su esperma a pacientes que se iban a someter a tratamientos de reproducción asistida. Lo mismo ocurrió con Jan Karbaat, padre de unos 80 hijos durante los 40 años en los que regentó una clínica de reproducción.

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