Monseñor Argüello, a ABC: «Los obispos no debieron mirar a otro lado ni trasladar de sitio a un abusador»
El secretario general de la Conferencia Episcopal no confía en los resultados de la investigación encargada al Defensor del Pueblo, porque «esa comisión, objetivamente, resulta injusta si no plantea la problemática de los abusos en toda la sociedad»
El Papa anima a los obispos españoles a «acompañar a las víctimas» y «trabajar para prevenir abusos»
Manuela Carmena participará en la investigación de abusos de la Conferencia Episcopal

Como secretario de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, de 68 años, tiene la titánica misión de tejer acuerdos entre los obispos de las 70 diócesis españolas. Con paciencia y mano izquierda, ha conseguido que salga adelante una auditoría externa que les permita hacerse ... una idea real de la situación de los abusos en la Iglesia española. «Queremos ayudar a las víctimas y queremos la verdad», repite una y otra vez. En Roma, ha explicado esta iniciativa al Papa.
¿Cómo ha ido el encuentro con el Papa?
Hemos podido compartir el trabajo de la Conferencia Episcopal de estos dos años, le hemos entregado las orientaciones pastorales y el reciente documento sobre objeción de conciencia . Y eso ha dado pie a comentarios sobre la evangelización y la vida de la sociedad española.
¿Qué le preocupa al Papa de España?
Fundamentalmente la evangelización, y una parte de ella es la acción caritativa de la Iglesia. Por eso ha mencionado los desafíos tan grandes que tenemos con refugiados, con emigrantes , con la crisis económica.
¿Han hablado de la auditoría sobre abusos y la comisión del Defensor del Pueblo?
Si, sí, le hemos explicado los pasos que hemos dado en el camino de acogida de víctimas de abusos, prevención, formación, y puesta en práctica de las indicaciones del Vaticano.
También se han reunido con otros departamentos del Vaticano.
En Roma hay curiosidad por la 'vía española' de la auditoría y la investigación de abusos. Queremos hacer un mapa de lo sucedido lo más real posible, poniendo a las víctimas en el centro, tanto las denuncias como lo que otras personas puedan saber de lo ocurrido.
¿Cómo decidieron encargar esa auditoría sobre los abusos?
Antes quiero decirle que llevamos años trabajando en este ámbito, no hemos empezado a actuar contra los abusos ahora, con la auditoría de Cremades. Hemos hecho siempre lo que la Santa Sede ha pedido. Desde principios del siglo XXI se informa de las denuncias a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que realice el proceso, hace diez años, se actualizaron los procedimientos y en 2018 empezamos a revisarlos de nuevo.
La impresión era que ustedes iban despacio
Los hechos son los hechos: hay congregaciones religiosas que antes de 2018 trabajaban en acogida de víctimas e investigación. Cuando en 2019 el Papa pidió que cada diócesis tuviera una oficina para recibir denuncias y atender a las víctimas, se abrieron en 70 diócesis y en 200 congregaciones. Luego, el año pasado la conferencia episcopal abrió un servicio de coordinación de esas oficinas, que nos llevó a tomar la decisión de hacer la auditoría.
¿Qué ocurrió para que solicitaran la auditoría de Cremades?
En diciembre nos planteamos cómo hacer más eficaces esas oficinas. Estábamos en estas cuando se publicó en prensa y vimos que era necesaria la auditoría. Ya habíamos tomado la decisión cuando parlamentarios propusieron una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, que luego tomó la forma de un encargo al Defensor del Pueblo .
¿Por qué no lo anunciaron antes?
Por hacer la cosas bien. Primero hay que plantearse la decisión y valorar su repercusión real en la sociedad. Luego, cuando se toma la decisión, hay que hablar con las personas implicadas, dialogar la iniciativa con los obispos de las 70 diócesis, con las congregaciones religiosas, votarla en los órganos colegiados de la Conferencia episcopal y de la Confederación de religiosos
¿En qué se han equivocado en estos años?
Creo que deberíamos haber hecho un esfuerzo más grande de acogida de las víctimas , por eso ahora queremos ponerlas en el centro. También deberíamos haber explicado mejor cómo actuamos. Es complicado porque muchas víctimas piden gran discreción. Algunas te dicen que lo último que quieren es que su familia se entere de lo que les ha ocurrido.
«No queremos lobos en nuestro rebaño»
¿Qué han aprendido los obispos?
Con la dificultad que hay de juzgar el pasado con criterios de hoy, está claro que no debieron ni mirar hacia otro lado ni trasladar de sitio a un abusador. Ahora, ante la mínima sospecha, enseguida se va a la policía.
En este proceso, las reuniones con víctimas que les pidió el Papa habrán contado mucho.
Tanto los obispos como los provinciales religiosos han tenido en estos dos o tres últimos años muchos contactos con víctimas y desde ahí hemos llegado a la convicción de que era necesario hacer algo. Hay muchos obispos que en su experiencia en una diócesis o en otra, no han tenido ningún caso. El informe de 'El País' refiere casos en 27 diócesis de las 70.
¿También usted se ha reunido con víctimas?
Por supuesto. Esos encuentros me han ayudado a conocer una realidad dolorosa y la necesidad de ayudar a esa persona, de reparar lo que ha ocurrido y de hacer lo posible para que no vuelva a ocurrir. Ya un solo caso es un drama terrible. La peculiaridad de este drama es que fueron abusadas por personas hacia las que tenían una confianza singular, que además eran personas consagradas, u ordenadas.
¿Le preocupa el resultado de la auditoría?
No. A nosotros nos interesa la verdad y la reparación de las víctimas.
¿Cómo valora que dos asociaciones de víctimas hayan decidido no colaborar ni con la auditoría de Cremades ni con el Defensor del Pueblo?
Nosotros pensamos y desearíamos que tanto la auditoría como la comisión del Defensor del Pueblo nos ayuden a todos a un camino de reparación y de verdad. Naturalmente cada persona actúa como lo considera conveniente, también respecto a si formar parte de una asociación o no. Una convicción que yo tengo es que la mayoría de las víctimas no están asociadas, pero la voz de las víctimas que llega es la voz de asociaciones.
¿Van a colaborar ustedes con la Comisión del Defensor del Pueblo?
Por supuesto. A nosotros nos interesa la verdad. Nuestro papel será instar a la colaboración de las oficinas diocesanas y de las congregaciones religiosas, que pueden tener datos o documentos. Aunque esa comisión, objetivamente, nos parece incompleta e injusta pues no plantea la problemática de los abusos en el ámbito de toda la sociedad española.
¿En qué sentido?
Nosotros somos los primeros que no queremos abusos en nuestras filas y un solo caso de abusos es un drama enorme, injustificable y condenable. Por eso queremos la verdad. No queremos lobos en nuestro rebaño.
En este momento, la grave problemática de los abusos de la sociedad española no está en el ámbito eclesial. No lo decimos nosotros, lo dicen los informes de la Fundación Anar, de Save the Children, del fiscal general del Estado...
Cuando la fiscal general preguntó a las 17 fiscalías cuántos procesos sobre abusos cometidos en ámbito eclesial tienen abiertos, le respondieron que hay 69. En ese mismo periodo, según la fiscal general, si no recuerdo mal, en toda la sociedad, hubo decenas de miles de denuncias de casos relacionados con abusos. Por eso sorprende que la investigación se limite a Iglesia.
¿Formarán parte del grupo de trabajo con el Defensor del Pueblo?
Tenemos que escuchar la propuesta concreta que se nos haga.
En Roma se han reunido con la nueva embajadora ante el Vaticano, Isabel Celaá
Ha sido un encuentro cordial y protocolario, hemos querido saludarla. Tuvimos una conversación informal en la que salieron también cuestiones de actualidad de la sociedad española en relación con la vida de la Iglesia.
¿Temen que el gobierno denuncie los acuerdos Iglesia-Estado?
Lo más importante es que el Gobierno diga con claridad si piensa que es necesario revisar alguno de los artículos de los acuerdos o otra cuestión. Por las noticias que tenemos tras los diálogos con el presidente del Gobierno o con el ministro de la Presidencia, la denuncia de los acuerdos no está en las agenda del Ejecutivo.
En la revisión del régimen fiscal usted solicitó al gobierno «leal colaboración
Empleé esta expresión porque en la cuestión de las inmatriculaciones, habiendo llegado a un acuerdo, y habiéndose plasmado en una nota conjunta, de manera sorprendente vimos que se filtraron a la prensa datos de ese informe que no tenían que ver con lo acordado. Eso nos dejó perplejos y así se lo hicimos saber al gobierno.
¿Y cómo va esa revisión del régimen fiscal?
La mayoría de la situación fiscal de la Iglesia no se deriva de los acuerdos Iglesia-Estado sino de leyes vigentes del Estado español. Si consideran que hay que cambiar algo, se deberán cambiar leyes que no sólo nos afectan a nosotros, también a las entidades no lucrativas en su conjunto.
¿Se trata del impuesto de inmuebles?
La regulación de los bienes inmuebles se vincula a la llamada Ley del mecenazgo. Para promover entidades no lucrativas, las rentas de esas entidades, incluidas las del patrimonio , tienen exenciones fiscales, y los bienes que producen esas rentas no son gravados con el impuesto de bienes inmuebles. Eso rige no solo para la Iglesia sino para todas las entidades no lucrativas. Nosotros no queremos privilegios, pero tampoco discriminaciones. No estaría bien que se cambiara la legislación solo para una entidad, la Iglesia católica, y no para otras entidades.
El otro frente es la Obra Pía, en Roma
Percibimos que se está comenzando a producir una confusión y queremos que se clarifique. Estamos de acuerdo en la necesidad de clarificar el estatus de la Obra Pía , reconociendo la titularidad de los bienes. La Obra Pía gestiona unos bienes que están en territorio de otra nación (Italia). La mayoría son de titularidad eclesial y algunos de titularidad estatal. Una cosas es la titularidad, y otra la gestión.
Subida del precio de la energía y los carburantes, guerra en Ucrania. ¿Le preocupa que empeore la situación social en España?
Estamos entrando en una crisis económica como la que no habíamos conocido nunca y ante la cual todos tenemos que arrimar el hombro. Los sacrificios que se nos van a pedir no se pueden pedir de la misma manera a personas que están en un lugar diferente en la distribución social.
¿Esto lo dice a los políticos o a la sociedad?
A los dos. No me parece leal hacer una llamada sólo a los políticos, sería darles una importancia que no tienen . Nuestra llamada fundamental es a la sociedad. Es evidente que una sociedad se articula y se hace comunidad política y se organiza. Pero desgraciadamente las democracias están en crisis porque los políticos han asumido un protagonismo excesivo, por ausencia de sociedad civil. Y esto particularmente en España.
¿Cómo hacen para combatir la crispación social?
Seguiremos llamando al diálogo, a la acogida de los otros, a la escucha, incluido en los abusos, expresando un deseo de colaborar a ultranza, con palabras y hechos. Pero no es fácil.
Usted está en varias quinielas para ser nuevo arzobispo de diócesis importantes en España.
Estoy muy tranquilo. Para mí lo importante es estar al servicio de la Iglesia y de las personas donde pueda ayudar mejor.
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