Fentanilo, la droga que mató al bebé del hijo de Paul Auster que se ha vuelto una epidemia en EE.UU.
En 2021, dos tercios de las muertes por sobredosis fueron provocadas por este opioide, que además está provocando una degradación de las zonas urbanas más desfavorecidas
La adición a opioides, la pandemia para 2030

La tragedia se ciñó de nuevo sobre Daniel , hijo del premio Príncipe de Asturias y novelista Paul Auster y de su primera esposa, la también escritora Lydia Davis. El pasado sábado 16 de abril, el hijo del escritor, de 44 años, fue ... arrestado por la muerte de su hija, un bebé de 10 meses. A pesar de no haber trascendido demasiados detalles sobre el caso, lo que se sabe es que, en noviembre del año pasado, la pequeña Ruby falleció, según determinó la autopsia, por una sobredosis de heroína y fentanilo.
Esta última sustancia también ha estado involucrada en las trágicas muertes de otros famosos , como Prince o Tom Petty, mientras otras celebridades han confesado su adicción a esta droga, como el rapero Eminem o la mujer del senador John McCain. El fentanilo es un opioide , un fármaco que, al interactuar con ciertas neuronas, provocan un efecto analgésico . También pueden producir un alto grado de relajación y de euforia, lo que incentiva un consumo excesivo.
El fentanilo es «el principal factor» del espectacular aumento de las muertes por sobredosis en Estados Unidos , según señaló Robert Anderson, jefe de estadísticas de mortalidad del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias. Alrededor de medio millón de personas han fallecido por la crisis de los opioides en las últimas dos décadas. Sólo el año pasado se reportaron más de 100.000 fallecimientos por sobredosis , según publicaron los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). De estas, 75.000 fueron por abuso de opioides.
Más concretamente, el fentanilo estaba detrás de la gran mayoría: dos tercios de los decesos por sobredosis en 2021 fueron por este fármaco. Por comparar, en el año 2000 se contabilizaron 17.000 fallecimientos de estadounidenses por abuso de drogas.
Una «epidemia de sobredosis» por culpa de una farmacéutica
Esta «epidemia de sobredosis», como la calificó el presidente Joe Biden, que fue agravada por los efectos del Covid y los confinamientos, tiene sus orígenes en la década de los 90 y principios de siglo y fue totalmente legal . De manera indiscriminada, se recetó la versión farmacéutica de los opioides, con medicamentos como el OxyContin.
De hecho, Purdue Pharma, la empresa que lo comercializó, se declaró culpable de la epidemia . A principios de marzo de este año, sus antiguos propietarios, la familia Sackler—la entidad se declaró en bancarrota— acordó pagar 6.000 millones de dólares para afrontar las múltiples demandas civiles que se han interpuesto, según informó Reuters.
En la actualidad, el fentanilo está sustituyendo a otras sustancias ‘tradicionales’, como la marihuana o la cocaína. Dicho de otra manera, detrás de esta sustancia hay cantidades ingentes de beneficios para los criminales. Es una droga de fácil fabricación y en tiempo récord , lo que la convierte en muy golosa para los cárteles de narcotraficantes, pero cinco veces más mortífera que la cocaína y 3,5 que la heroína y cuarenta veces más adictivo que ésta última. El gobernador de Texas mostró su preocupación al constatar el aumento de las intercepciones de esta sustancia en la frontera con México, y lo expresó de manera elocuente: «Hemos incautado fentanilo suficiente para matar a las poblaciones de California y Texas juntas».
China, el mayor productor del mundo
El mayor productor mundial de fentanilo es China. El anterior presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, solicitó al presidente chino, Xi Jinping, que ilegalizara la producción de esta droga . Sin embargo, tanto los narcos como las empresas del país asiático han encontrado la manera de entrar dentro de los márgenes legales , ya que, con todo, sigue siendo una medicina utilizada para combatir el dolor crónico.
Más allá de las muertes, el fentanilo también está provocando graves estragos en las ciudades de Estados Unidos . Son numerosos los reportajes que han recorrido los suburbios y zonas marginales para constatar esta lacra. La BBC en el año 2017 y ‘The New York Times’ el año siguiente , recorrieron ‘Badlands’ —«tierra baldía», en castellano—, el nombre que recibe de los locales el barrio de Kensignton en Filadelfia, una zona de especial acumulación de problemas relacionados con las drogas.
No es difícil encontrar vídeos donde se puede observar el estado de degradación de estas zonas urbanas. Auténticos campamentos de chabolas de personas sin hogar , muchos de ellos con problemas de drogadicción. Además de los asentamientos, se puede observar a drogodependientes que parecen auténticos 'zombies', consumidos, valga la redundancia, por su 'consumo', en buena medida de fentanilo.
En el siguiente tuit, se puede apreciar un ejemplo de estas imágenes. Pertencen a un vídeo de mayor duración que se puede ver en YouTube , del barrio ya mencionado de Kensington, en Filadelfia, donde las drogas han incidido con especial virulencia.
Parece una película de zombies. Drogas en Filadelfia y otras ciudades de EEUU.pic.twitter.com/QJNWW7k4dA
— Alejo Schapire (@aschapire) September 5, 2021
San Francisco, al nivel de Mumbai
En 2018, la Relatora Especial de las Naciones Unidas calificó de «crueles e inhumanas» las condiciones de vida de estas personas en la zona de la bahía de San Francisco, atentando contra los Derechos Humanos , y la ponía al mismo nivel de degradación que las zonas menos desarrolladas de ciudades como Mumbai o Delhi.
El frágil sistema sanitario de Estados Unidos, unido a las grandes desigualdades sociales y raciales casi endémicas del país, han propiciado el exponencial crecimiento del uso de esta droga. Pero existen otras causas.
Al menos así lo piensa Michael Shellenberg, autor de un libro publicado en octubre del año pasado titulado ‘San Fransicko: por qué los progresistas arruinan las ciudades’, que responsabiliza del estado actual de las cosas a las políticas progresistas «buenistas» . En una entrevista que concedió a ‘El Confidencial’ el año pasado, señaló que «[la izquierda radical dice que] esta gente son víctimas y pueden hacer lo que quieran, porque sería inmoral tratar de imponernos a los que tienen una adicción». Shellenberg, que durante mucho tiempo ha centrado sus esfuerzos en ser activista —y polemista— climático, cree que la ideología ‘woke’ ha mutado a la izquierda, que ha pasado de buscar a las víctimas para convertirlas en héroes después, para únicamente centrarse en su estatus de afectados.
Shellenberg actualmente busca ser elegido como candidato republicano para ser gobernador de California. A pesar de que su discurso podría ser interesado por este hecho, ha declarado que era demócrata hasta el año 2021, y que su intención es «parecerse a Ámsterdam, no a Houston» . Cree que los Beatles se equivocaban al propugnar que solo necesitas amor, sino que también tiene que haber «trabajo duro, disciplina, reglas y civilización».
España, en el triste pódium del fentanilo
A pesar de fijarse en Europa como modelo, la crisis del fentanilo también ha llegado a nuestro continente . De hecho, España es el tercer país del mundo con mayor consumo de este fármaco, solo superados por EE.UU. y Alemania.
La epidemia de los opioides, protagonizada por el fentanilo, tiene por tanto varias causas y factores que han influido en su agravación. La voracidad y codicia de la industria farmacéutica, cierta relajación en la prescripción de recetas —los opioides están previstos para tratar dolores agudos, como los posteriores a una cirugía, o dolores crónicos derivados de ciertas enfermedades—, y, en algunos casos, malas políticas públicas. En definitiva, una droga que está causando muertes, tragedias y degradación urbana como en épocas pretéritas , pero sin poder excusarnos en la falta de conocimiento alegado en otras décadas.
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