Iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor: una escalera hacia el cielo
Ofrece un ejemplo único de adaptación de mezquita a templo cristiano en el siglo XIII
La elevación del presbiterio más de cuatro metros sobre la nave de los fieles es la gran singularidad de este edificio restaurado
El templo puede observarse como una excelente catequesis sobre la revelación divina a través del uso de la luz
Pocas iglesias hay en Sevilla, por no decir ninguna, con una capacidad para sugerir la conexión entre el cielo y la tierra que se da místicamente durante la eucaristía como el templo mudéjar de San Pedro en Sanlúcar la Mayor. Su rehabilitación en los últimos ... tres años y su dedicación al culto, recobrada desde el 22 de febrero, le confiere un rango simbólico aun mayor que los valores patrimoniales, históricos o artísticos que indiscutiblemente atesora.
Lo primero que llama la atención es la elevación del presbiterio. Trece escalones colocan el ábside, donde se oficia sobre el altar, en una cota de más de cuatro metros por encima de la nave desde la que los fieles siguen la ceremonia. La orientación a Levante para que la luz de la alborada penetre en el templo a primera hora de la mañana, cuando se celebraban los cultos históricamente, confiere además una adecuación teológica superpuesta a la meramente funcional de salvar el pasadizo en la muralla defensiva de Sanlúcar para acceder al cementerio.
Esa cualidad original queda subrayada, tras la restauración, con la colocación del crucificado de San Pedro, una bellísima talla tardogótica del siglo XIV, de una innegable unción sagrada que se enseñorea del espacio abierto con la rehabilitación dirigida por el arquitecto José María Rincón y el arqueólogo José María Tabales como principales responsables de la restauración del monumento, declarado BIC en 1985.
Principalmente, la intervención ha limpiado la iglesia de añadidos y muebles de épocas posteriores que impedían la lectura original del templo levantado sobre el solar de la antigua mezquita aljama de Sanlúcar la Mayor, apoyada en el extremo sur de la población para vigilar cualquier aproximación hostil desde el vecino condado de Niebla.
Así, la retirada del retablo barroco principal en la cabecera del templo (recolocado en la capilla sacramental de San Andrés, en el propio templo) y del falso órgano a los pies de la iglesia ha permitido entender el juego de luces naturales que los constructores del siglo XIII pensaron como una catequesis mistagógica sobre la importancia de la iluminación del alma por la fe revelada.
El investigador Benito Fernández Fernández Fontanillas sugiere, en base a estudios astronómicos, que esa intencionada relación lumínica con el espacio sagrado revelaría una adscripción al rey Alfonso X el Sabio, quien influenciado por los templarios asentados en Sanlúcar la Mayor habría compuesto una hierofanía (revelación de la divinidad en lo profano) cargada de simbolismo esotérico para exaltar su poder y majestad antes de lanzarse al ataque de la frontera musulmana. No es más que una hipótesis, pero muy inspiradora, desde luego.
Rincón, Tabales y Alicia Iglesias firman el artículo científico publicado el pasado 26 de marzo en la revista especializada 'Arqueología de la arquitectura' del CSIC en el que desgranan minuciosamente el proceso de conversión de mezquita a iglesia: el 29 de junio de 1251, según las fuentes históricas, ya se consagró al culto cristiano la antigua mezquita almohade.
Tipológicamente, esa mezquita guarda coincidencias más que notables con las de Niebla y Mértola (Portugal) con las que comparte incluso proporciones casi exactas como si un mismo grupo itinerante de alarifes hubiera intervenido en las tres. De aquella primitiva sala de oración musulmana apenas quedan rastros en el edificio, un pilar cruciforme bajo el piso del templo que se ha subrayado con unos azulejos.
Todo lo que se ve en la construcción es de época posterior a la conquista cristiana a mediados del siglo XIII, que la conecta con el catálogo de iglesias mudéjares del casco norte de la capital andaluza (Omnium Sanctorum, San Marcos, San Gil y otras) y de algunos ejemplos en el Aljarafe. Aunque el edificio sufrió modificaciones y alteraciones que el equipo de restauradores no ha podido explicar en su totalidad, como el presumible derrumbe del ábside que dio origen a un achatamiento y otras características constructivas singulares en siglos posteriores. La terraza almenada sobre el alzado meridional conecta la iglesia de San Pedro con la de Santa Ana, en Triana, también de época alfonsí.
La otra singularidad de San Pedro de Sanlúcar la aporta el programa iconográfico que sólo ahora se ha podido descubrir, bien conservado aunque mutilado, bajo las capas de revoco de cal con que se cubrieron las paredes. En el arco toral (el que divide el presbiterio de la nave central) se advierte perfectamente el tetramorfo (los símbolos animales de los cuatro evangelistas) alrededor del gran óculo trilobulado que permite pasar la luz y una preciosa escena de la Anunciación. Son pinturas del siglo XV o incluso principios del XVI.
En las enjutas del arco, a derecha e izquierda, dos figuras con apariencia regia que bien pudieran ser Pedro I y su esposa como comitentes de la intervención. Además de eso, en las columnas del arco se aprecia en la nave de la epístola (izquierda desde los pies de la iglesia) una representación de Santa Lucía, inconfundible por los atributos de su martirio con los ojos en el platillo, y una figura femenina, que pudiera ser de la Virgen con el Niño, vestida de túnica blanca con ribetes rojos sobre fondo ajedrezado sobre una leyenda que dispara el misterio: «¿La señora santa María de Guadalupe?».
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