Patrimonio
Gregorio Fernández y Martínez Montañés, dos genios de la escultura del siglo XVII que nunca se conocieron
La muestra que ha organizado la fundación 'Las Edades del Hombre' en la Catedral de Valladolid ha ahondado en la labor de estos maestros que trabajaron en la capital vallisoletana y la hispalense
No hay constancia de que se encontraran alguna vez aunque ambos siguieron preceptos del pintor Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez
Gregorio Fernández y Juan Martínez Montañés, frente a frente en Valladolid

Uno de los elementos que más ha llamado la atención de la exposición de Gregorio Fernández y Juan Martínez Montañés en la Catedral de Valladolid ha sido que ambos artistas nunca se conocieron a pesar de haber trabajado aproximadamente en las mismas décadas. En ... la muestra, los visitantes han podido contemplar cómo aprendieron, cómo se desarrollaron y cómo dejaron una estela que llega hasta la actualidad, así como que jamás tuvieron relación ni siquiera epistolar.
Sí siguieron por ejemplo preceptos a la hora de representar a las imágenes como las que concretó el pintor Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez. El artista de Sanlúcar de Barrameda colaboró con Montañés en diversos encargos e incluso, acabaron en varios pleitos.
Además, hay cartas entre él y policromadores que trabajaron con Gregorio Fernández pero nunca hubo un nexo directo del escultor que realizó varios pasos procesionales para la Semana Santa vallisoletana y el imaginero que creó al Señor de Pasión.
La exposición que ha finalizado este pasado domingo y donde han acudido más de 100.000 personas ha mostrado quiénes fueron las referencias para Montañés y para Fernández. El de Alcalá la Real aprendió junto a Pablo de Rojas pero también se fijó en los trabajos de los hermanos García como el crucificado de la sacristía de Granada que se ha podido ver en la Catedral de Valladolid.
Mientras tanto, Gregorio Fernández conoció una ciudad que era Corte y donde las cofradías querían transformar los pasos procesionales. Por eso, comenzaron a encargar a autores como Francisco del Rincón nuevos misterios. Imágenes como las de Dimas y Gestas siguen saliendo en la actualidad por ejemplo en la Procesión General del Viernes Santo acompañando al crucificado.



A lo largo de las estancias, se ha podido observar la carrera de Montañés y Fernández en tallas como el Santo Domingo que hace el oriundo de Sarria para el cenobio dominico o el San Cristóbal del Salvador. Ambos crean tendencia sin haber redes sociales en el siglo XVII y crean modelos que llegan hasta nuestros días como las Inmaculadas en el caso del artista alcalaíno o los Yacentes de Gregorio Fernández.
El Concilio de Trento y su doctrina también forman parte de los mandatos que tuvieron que seguir ambos autores a la hora de crear las esculturas para la órdenes mendicantes, para los nobles o para las cofradías. Se trata de un contexto donde se batallaba contra el luteranismo en Europa, se acababa el monasterio de El Escorial, moría Felipe II dando paso su hijo Felipe III y a su valido el Duque de Lerma en Valladolid.



Por otro lado, Sevilla seguía recibiendo los barcos con la plata venida de América y el poder construía palacios, iglesias y beneficiaba a conventos con retablos de varios metros de altura y nuevas imágenes que llevaban a la oración al devoto.
Su legado continuó con sus seguidores y por ejemplo, el paso del Descendimiento de Medina de Rioseco de Francisco Díez de Tudanca sigue la estela del que hizo Gregorio Fernández para la cofradía de la Vera Cruz de Valladolid. En el caso de Montañés, bien es sabido que su iconografía de las Inmaculadas ha sido un modelo a seguir a través de los siglos mientras que la escuela sevillana de escultura ha tenido en él uno de sus eslabones más importantes.
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