Hombres y mujeres tienen diferentes genes que determinan su longevidad
Un estudio en ratones muestra que la contribución de varios genes a la longevidad varía entre los machos y las hembras, y que algunos genes no afectan a la duración de la vida hasta que los ratones -en particular, los machos- alcanzan cierta edad

La esperanza de vida de las mujeres al nacer supera la de los hombres en todos los países y en todos los años. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, INE, en España, la esperanza de vida en las mujeres se sitúa ... en los 86,05 años y en los hombres, poco más de 81 años. Una posible razón podría ser el papel que desempeñan los cromosomas que determinan nuestro sexo.
Ahora, un estudio en «Science» puede añadir un poco más de luz a esta cuestión. Sí, los genes de la longevidad existen; pero se comportan igual en los hombres y mujeres y, además, también dependen de otros factores.
La investigación realizada en ratones no solo ha identificado el loci -sitio o ubicación física de un gen específico en un cromosoma- de la longevidad, sino que subraya que la contribución de varios genes a la longevidad varía entre los machos y las hembras y que, además, algunos de estos genes no desempeñan su papel hasta que se alcanza cierta edad.
El estudio proporciona información sobre los determinantes de la longevidad, destacando los mediadores genéticos que pueden ser específicos del sexo o la edad, y los efectos no genéticos, como el acceso temprano a los nutrientes.
Tras analizar a más de 3.000 ratones genéticamente diversos, el equipo de Maroun Bou Sleiman, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), identificó varios loci genéticos que se correlacionan con la longevidad. Estos datos, aseguran, ofrecen una nueva visión de cómo las variantes del ADN pueden afectar a la vida útil.
«Al analizar conjuntamente a machos y hembras obtuvimos un solo locus de longevidad, previamente descrito, en el cromosoma 12», explican.
Sin embargo, cuando se analizaron por separado, machos y hembras tenían distintos determinantes genéticos de la longevidad. Así, en las mujeres, se descubrió un solo locus en el cromosoma 3, mientras que en los hombres, los loci se detectaron solo cuando se excluyeron las muertes prematuras, lo que sugiere que algunas variaciones genéticas tuvieron un efecto sobre la longevidad a partir de cierta edad.
Es decir, la contribución de varios genes a la longevidad varía entre los machos y las hembras, y que algunos genes no afectan a la duración de la vida hasta que los ratones -en particular, los machos- alcanzan cierta edad.
Asimismo, el acceso temprano a los nutrientes puede afectar a la longevidad del ratón a través de su efecto sobre el crecimiento.
Además, algunos de estos loci genéticos también se correlacionaron con la longevidad en humanos y en el gusano C. elegans, lo que sugiere que se han conservado evolutivamente.
Todavía existe una heredabilidad sustancial inexplicable en la longevidad humana
Según los investigadores, estos datos muestran que existe cierto solapamiento entre los loci de la longevidad y los loci correlacionados con el peso corporal y el crecimiento, lo que confirma que la longevidad es probablemente el resultado de una compleja interacción entre múltiples rasgos.
En este sentido, señalan que la nutrición en los primeros años de vida de los ratones también tuvo un impacto significativo en la longevidad, al igual que ocurre en los seres humanos.
En un comentario que acompaña al estudio, João Pedro de Magalhães, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) afirma que este trabajo subraya «la necesidad de estudiar poblaciones diversas en la longevidad y otras enfermedades y rasgos complejos».
En su opinión, estos datos serán un recurso valioso para el estudio del envejecimiento y la longevidad, así como aquellas enfermedades relacionadas con el envejecimiento. «Se cree que muchos genes contribuyen a la longevidad de los mamíferos, sin embargo, solo se conoce una fracción (probablemente pequeña) de estos, y todavía existe una heredabilidad sustancial inexplicable en la longevidad humana».
Ahora bien, la cuestión de qué genes en los loci identificados por Bou Sleiman et al. contribuyen a la longevidad sigue sin respuesta. Del mismo modo, a excepción del gen FGD6, añade, «queda por establecer si los genes identificados por los autores que modulan la duración de la vida en los gusanos están involucrados en la longevidad humana.
Dado que la longevidad es un fenotipo complejo y multifactorial, también será importante dilucidar en el futuro qué procesos y enfermedades se ven afectados por variantes genéticas asociadas a la longevidad».
En consonancia con otros estudios que han revelado que la duración de la vida se ve afectada por las manipulaciones dietéticas de manera específica según el sexo, añade de Magalhães, «la mayoría de los loci identificados por el grupo de Bou Sleiman que modulan la duración de la vida también exhiben dicotomía sexual.
No está claro por qué ocurre esto. Si una dieta o un alelo retrasa el envejecimiento, ¿por qué no sería igual para hombres y mujeres? Es posible que cuando se modula la longevidad se alteren procesos o enfermedades más específicos (es decir, aquellos con efectos específicos del sexo) en lugar de procesos específicos del envejecimiento per se».
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