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crónica

Scorpions, la picadura inmortal del rock

La mítica banda alemana firma ante 8.000 personas el mejor concierto de la presente edición de Icónica Sevilla Fest

Rudolf Schenker (Scorpions): «El rock permanecerá siempre, incluso llegará a ser un arte clásico»

 Guía de Icónica Sevilla Fest 2023: conciertos, fechas y entradas

Scorpions triunfaron anoche en Icónica Sevilla Fest Raúl doblado

Fernando Rodríguez Murube

Sevilla

Icónica Fest volvió a legar ayer una histórica noche de rock a la ciudad de Sevilla. Si el año pasado fueron los legendarios Deep Purple y Patti Smith los que firmaron sendas páginas de oro en los anales de la música en directo de la capital hispalense, este pasado martes fueron los míticos Scorpions los que, al igual que sus colegas en la pasada edición, protagonizaron su primer concierto a orillas del Guadalquivir, más concretamente en la Plaza de España (aunque en la Expo 92 estuvieron en el Pabellón de Alemania ofreciendo una actuación bastante atípica basada principalmente en versiones).

8.000 personas asistieron a una joya en vivo de una hora y cuarenta minutos, el que, sin duda, ha sido el concierto más espectacular y de más nivel musical de cuantos se llevan celebrados hasta la fecha en esta tercera edición del festival boutique. El grupo, reconocido a nivel mundial como uno de los máximos referentes de la historia del rock, protagonizó una auténtica cátedra con momentos de absoluto contacto con la excelencia.

Gira 'Rock believer'

Los alemanes arribaron en Icónica inmersos en la gira de presentación de su trabajo discográfico más reciente, 'Rock believer', una suerte de credo del género en el que reivindican toda su magia y del que anoche extrajeron hasta cuatro temas. De hecho, empezaron con 'Gas in the thank', primer corte del álbum cuya letra supuso toda una declaración de intenciones: «El rey de los riffs está de vuelta en la ciudad, ¿quién está preparado para una picadura mortal?».

Aunque para nada desentonaron con el resto del brillante repertorio habitual de los teutones, obviamente la respuesta del público no se acercó ni por asomo a cuando rugieron los verdaderos clásicos de la banda. Estos instantes iniciales contaron con una gigantesca bandera de España (proyectada en la pantalla frontal del escenario) como testigo de excepción.

Pese a que la voz de Klaus Maine se encuentra lejos de sus mejores registros –obviamente sus 75 años pasan factura–, el gran vocalista y carismático frontman fue de menos a más y defendió con oficio y talento un repertorio poderosísimo y complejo que requería de una técnica solo al alcance de artistas poseedores de la maestría de la metálica y vibrante voz del de Hannover.

«Buenas noches, Sevilla. ¿Cómo estáis?», saludó el cantante y compositor de la gran mayoría de las canciones de los Scorpions con un aceptable castellano en las que fueron sus únicas palabras en nuestro idioma, antes de que la portentosa banda desempolvara los primeros acordes de la potente y adictiva 'Make it real', del disco publicado en 1980 'Animal magnetism'.

Los guitarristas Rudolf Schenker (fundador y alma mater de la banda que ha reducido considerablemente sus carreras sobre el escenario) y Matthias Jabs mostraron que su virtuosismo no entiende de edades, rayando a un altísimo nivel con las seis cuerdas. Buena prueba de ello fueron las demoledoras 'Bad boys running wild', 'Tease me please me'.

'Wind of change', himno 'rompe fronteras' por excelencia, puso a ejercitar las emociones con una versión que incluyó alguna variación dedicada a Ucrania y que inundó la Plaza de España de poesía: «Los chicos del mañana sueñan con el viento de cambio/el viento de cambio sopla directo a la cara del tiempo/con una tormenta que hará soñar la campana de la libertad para la paz mental».

Apoteósico final con 'Still loving you' y 'Rock you like a hurricane'

La espectacularidad de los constantes juegos de iluminación e imágenes que acompañaron la puesta en escena durante todo el show encontraron respuesta, tanto en el efecto visual como en los cambios de tonalidades (rítmicos en su caso), en el portentoso Mikkey Dee, quien a punto de cumplir 60 años sigue prendiendo dinamita a las baquetas una y otra vez tal y como hacía con sus ya desaparecidos Motörhead. Brutal fue su exhibición en un solo de varios minutos que se llevó una de las ovaciones más contundentes de la noche.

Dejaron para el final la que para muchos, entre los que se incluye un servidor, es la mejor balada de toda la historia del rock, 'Still loving you'. Los Scorpions firmaron una brutal interpretación que hizo mella en el alma como hachazos en la roca. Luego terminaron muy pero que muy arriba con otro cañonazo del calibre de 'Rock you like a hurricane'.

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