Conciertos
Lela Soto trae su primer disco al Flamenco Sync: «Buscaba ese punto minimalista del flamenco antiguo, guitarra, palmas y voz»
La cantaora se embarca en una gira con su primer álbum, 'El fuego que llevo dentro', con una parada muy especial en en la Sala X este jueves 27 dentro del Flamenco Sync
Remedios Amaya, Josemi Carmona y la Tana, en el Flamenco Sync de Sala X
El azahar de los naranjos de la calle Castilla flota en los charcos que han dejado las fuertes lluvias de estos días. Rafaela Soto (Madrid, 1992) hace una parada en Sevilla para atender a ABC y durante unas horas los nubarrones parecen firmar una tregua. La artista y su grupo vienen de Jerez, pero su destino es Huelva. Allí le espera el primer concierto de la primera gira en solitario de su primer álbum: 'El fuego que llevo dentro'.
«Es la primera vez que voy a defender el disco entero en directo. Tenía un montón de ganas de que llegara ya este día», confiesa Lela Soto, horas antes de su concierto en las Cocheras del Puerto de Huelva, una cita que estuvo en vilo durante el día por las alertas por viento y lluvia pero que, finalmente, pudo celebrarse sin problemas.
Aunque Lela Soto llega algo resfriada, tras una firma de discos en Jerez que tuvo que cancelarse por el temporal y con un ojo puesto en las alertas para esa misma noche, tiene una llama en la mirada que lejos de apagarse parece más viva que nunca: «Es un día con el que llevo soñando toda la vida», afirma con una sonrisa.
Estos primeros compases tras la salida del disco están siendo vertiginosos, pero Lela lo afronta con ilusión y ganas. No es para menos: lleva mucho tiempo esperando que llegue este momento: «No puedo estar más feliz ahora mismo. Ha sido mi primer hijo, como yo digo. La verdad que estamos sin parar, sin parar, pero estoy muy emocionada».
Lela Soto en Flamenco Sync
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Dónde: Sala X
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Dirección: C/ José Díaz, 7, 41009 Sevilla
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Cuándo: 27 de marzo
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Horario: 21:00 horas.
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Precio: anticipadas 17 euros (Sala X)
Los diez temas de 'El fuego que llevo dentro' son la esperada carta de presentación de una artista que, tras años trabajando junto a un amplio número de artistas de renombre, empieza a caminar por su propia senda: «Ya era hora de tener mi trabajo fuera», se sincera. «Me lo he trabajado mucho, he tenido que hacer una carrera de fondo bastante grande como para poder decir hola qué tal, esta soy yo. Es el momento idóneo». La acogida, tanto por el público como por la prensa, no ha podido ser mejor: «Ha sido increíble. La gente me escribe por redes 'Lela, qué bonito, qué alegría, qué moderno', es una acogida preciosa».
El legado familiar de Lela —su tío, José Soto 'Sorderita'; su padre, Vicente Soto 'Sordera'; su madre Luisa Heredia, bailaora; además de ser sobrina de Enrique Soto, José Mercé, Ray Heredia, entre otros— es el pilar sobre el que se construye este primer disco. Por eso, el día que presentó el disco a su familia fue tan especial y no quiso hacerlo hasta que no estuviera terminado: «Estaba súper nerviosa, imagínate. Fue un momento entre ilusión y nervios. Fue muy bonito, porque mi familia se emocionó mucho viendo que yo seguía el camino de ellos pero a mi manera», relata Soto. «Me dijeron: hay que ver Lela, has sabido juntar lo nuestro y a la vez darle tu personalidad, que es lo realmente difícil hoy en día».
Es en Huelva donde por fin pondrá sobre el escenario los temas de este disco. En ese equilibrio previo a una cita así, entre el vértigo y las ganas, en Lela Soto solo reina la ilusión: «El vértigo siempre está ahí, pero las ganas están por encima. Tengo muchísimas ganas de darlo todo de mí, llevo soñando con esto toda mi vida y creo que las ganas reinan en este momento», afirma. «Es increíble poder haciendo cosas que son mías, que brotan de mi alma y mi creatividad».
Un disco flamenco y minimalista
El título del disco, 'El fuego que llevo dentro', hace referencia a unos tangos de su padre, toda una declaración de intenciones sobre cómo quería presentarse Lela ante el mundo con su primer trabajo: «Esos tangos los he cantado en casa desde chiquitita», dice mientras marca el ritmo con los nudillos en la mesa y empieza a cantar con una sonrisa imposible de disimular: «El fueguecito que llevo dentro / que pase y deje de rabiar».

Para Lela, esos tangos resumen todo lo que quería expresar en este disco: «Dice mucho de mí, de todo lo que llevo como músico en mi vida, no hay mejor manera de llamarlo». Un homenaje, además de a su padre, «maestro de vida y del flamenco», según Lela, sino a toda su familia: «Quería que fuera una carta de presentación en la que recojo mi herencia y la llevo a gala y con respeto. Son el espejo donde me miro. Tenía claro que mi primer disco, mi carta de presentación, tenía que tener ese peso de mi familia, y que fuera flamenco, pero a la hora de interpretarlo tuviera un aire muy fresco que sonara a mí».
Esa frescura que apunta Lela sobre cómo suena 'El fuego que llevo dentro' tiene mucho que ver con la forma de entender la música y el flamenco de su generación: «Mi manera de cantar es esa, yo por mucho que quiera no puedo interpretar algo como mi padre o mi abuelo, o artistas que son maestros de los maestros, es imposible que María [Terremoto] o el Isra [Fernández] lo hagan de esa manera, porque hemos nacido en otro siglo, no hay comparación».
Lela Soto quería que su personalidad rebosara por todos los recovecos de este disco, algo que no sería posible sin su su trabajo como productora del mismo: «Ese proceso ha sido de lo más bonito que he hecho en mi vida. Es algo que yo nunca había puesto en práctica y la verdad es que estoy bastante contenta. Es una parte muy importante, ya no solo a la hora de escribir, sino a la hora de arreglar un tema es muy difícil, decir: quiero este golpe aquí, quiero que la guitarra corte aquí… La parte de producción ha sido muy importante», reafirma Lela.
La cantaora es una gran melómana, algo que ha influido a la hora de hacer los arreglos del álbum y de coordinar toda la producción del mismo: «Estaba buscando ese punto minimalista del flamenco antiguo, guitarra y palmas, como de toda la vida. Hay ahí influencias de un poco de todo. He escuchado a Amy Winehouse que va con un contrabajo y una guitarra y suena que no es normal. Buscaba ese punto minimalista que a la vez es tan rico que no te hace falta más».
En la composición de las letras, Lela ha contado con la ayuda de algunos autores de la familia, aunque luego esas letras han pasado por la reescritura y los ojos de la propia artista para llevarlos a su terreno. Todas menos una: «La soleá que se llama 'Inaccesible', que es una soleá moderna, es de mi tío José Soto 'Sorderita'», explica. «Se la escuché hace ocho años y le dije 'tato esa soleá tan increíble tiene que ser para mí el día que grabe un disco'. Me lo respetó. La compuso mientras estaba en casa y me dijo 'mira esto que he sacado'. Ahí pensé 'madre mía esto tiene que ser mío'. Y lo fue, lo fue, me salí con la mía», dice entre risas.
En cada cante del disco ha colaborado un guitarrista, lo que ha supuesto un gran reto para Lela como productora: «Ha sido un camino difícil. He llorado, he tenido muchísimas dudas… Es un aprendizaje. Pero estoy feliz porque me han respetado, lo primero, porque cuando compartes con músicos que tienen tantísimo talento y nivel hay un momento en que tienes que chocar sí o sí, pero han sabido entenderme y respetar mis decisiones y hemos hecho un trabajo increíble». Eso sí, afirma la cantaora, todas las colaboraciones han sido «un regalo de dios»: «Son gente a la que admiro desde chica y he tenido la suerte de que me acompañen en mi primer trabajo, esto va a quedar para la historia».
El próximo jueves 27 de marzo llega a la Sala X dentro del Flamenco Sync, un ciclo que aúna artistas contrastados con otros emergentes. La del jueves será una noche muy especial tanto para los aficionados al flamenco como a quienes quieran adentrarse por primera vez en él: «Sevilla es ciudad del flamenco, aquí hay muchísima afición, tanto los jóvenes como los mayores, el flamenco es algo que mola mucho y de repente te encuentras a un chaval con 16 años que toca la guitarra, luego ves a la tita Remedios [Amaya], mañana a la Tana, y después voy yo, y eso es algo muy especial, hay una química muy bonita».
La lluvia parece, por fin, dar un respiro. Por delante aún queda carretera hasta llegar a una de las citas más importantes de su carrera. Puede parecer que entre el estrés de la gira, la promoción del disco y los propios conciertos, no haya espacio para otra cosa en la agenda de Lela, pero el grifo de la inspiración es algo que, a veces, cuando se abre ya no es tan fácil de cerrar: «Ahora mismo no paro, solo quiero ponerme a componer todo el rato, viendo a ver qué puedo hacer… Estoy pensando en sacar música todo el rato. Me ha venido esto del disco, que aunque ha sido un gasto de energía en todos los aspectos muy grande, me ha abierto esa veda de no querer parar de crear, estar en el estudio, estoy en un punto muy guay», afirma, de nuevo con esa llama incombustible en la mirada.
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