Una breve historia del violín barroco

El primer compositor en liza era Bartolomé de Selma y Salaverde. Con él llegaba también una reflexión inicial sobre los instrumentos de cuerda frotada, de los que tantas veces hemos destacado su nivel de 'personalización', voluntaria o no, dependiendo de sus distintos componentes. Acaso este sea uno de los casos más notorios de la influencia en el sonido de uno de estos elementos, en este caso el arco. Para la 'Canzon Terza' de Selma usó un arco más pequeño, en principio la única diferencia visible con el que usaría después. La sensación era la de un violín asordinado, no sólo en cuanto a volumen sino a un color mate, sin apenas relieve. El margen entre su sonido pleno y cualquier apianamiento era muy reducido, de manera que en los finales de frase, al pasar el arco a poca velocidad, se oía un sonido heterogéneo, interrumpido, áspero. También algún problema de afinación, si bien en la última parte destacaba una velocidad de sus dedos notable.

De igual modo, en la Sonata Op. 4 No. 6 'La Vinciolina' asomó el gran virtuosismo de la violinista, seguramente estimulado por los aires fantásticos e imaginativos de Pandolfi Meal, aquel enigmático e imprevisible músico, 'desaparecido' en Madrid por un crimen cometido en Italia, del que pervivirán su influencia y obras tan estimulantes como esta. Pero no era un caso único; de hecho, Andrea Falconieri era otro espíritu libre, que pasó su vida deambulando por Europa, haciendo caso omiso de las glorias de este mundo (qué gran barroco) y cuya anchura de miras y gusto por piezas líricas le llevó obras como 'La Suave Melodia, e su Corrente', donde otra vez ese paso de arco lento trajo algunos asperezas a la melodía. Funcionó muy bien Tur en las secciones dialogadas con Ruiz, brillante los pasajes rápidos sobre el pizzicato del chelo, al que luego se sumó el clave, cuyo conjunto de adiciones fue aumentando el interés tímbrico y dinámico.

Con la llegada de Domenico Scarlatti vino el cambio de arco, y la transustanciación del sonido de su violín: ahora oíamos un instrumento que había ganado volumen como por arte de magia, brillo y relevancia. Refiriéndose al músico napolitano, la violinista hablaba de un músico 'de raza'; y así sentimos que fue su interpretación de la 'Sonata' en Re menor K 90: enérgica, con carácter, especialmente en los 'Allegros'.

La 'Sonata para violonchelo nº 16' en Sol mayor de Antonio Caldara nos ofreció el momento 'a solo' de Mercedes Ruiz, quien por cierto había estado adaptando su potente instrumento a los cambios de volumen del violín. Aquí se oía algo más elevado, pero sin necesidad de alcanzar el límite de su instrumento; en cambio Caldara, que se reconocía como violonchelista, además de contralto y que la mayor parte de su vida la dedicó a la voz, sin embaergo en el ultimísimo periodo de su vida escribió 16 sonatas, donde todo su aprendizaje melódico y armónico se volcaban en su instrumento, intentando pues rebasar sus limites, sobre todo el de las 12 sonatas para el mismo instrument escritas 35 años antes. Tal responsabilidad la supo exponer la violonchelista, destacando la fluidez de la melodía, la recreación de la expresividad de los cromatismos y el subrayado de la imaginación madura del compositor.

Cromatismos también hubo en la 'Sonata' en Re menor Op. 2 nº 12 de Veracini, y además desde el inicio. Ahora eran de nuevo esos pasajes solitarios y de arco lento con los que no terminaba de entenderse: era como si fuese un arco nuevo que todavía no hubiera terminado de controlar. En cambio, en el fin de fiesta que siempre suponen las dificilísimas variaciones que plantea la 'Sonata' en Re menor Op. 5 nº 12 'La Folia' de Corelli fueron un auténtico paseo para la violinista -y en muchos momentos para la violonchelista- por su riqueza y dificultad melódica y rítmica.

No hemos citado ni una vez a Alejandro Casal en su indesmayable trabajo desde el clave, pero es que no tuvo ni un momento 'a solo'. Sin embargo, no se escapa su trabajo: para empezar, eligió un clave que casara adecuadamente con la sonoridad instrumental de sus compañeras. En su labor de continuo estuvo a la espalda de Ruiz ofreciendo un manto sonoro para el desarrollo de las distintas melodías o participando de ellas en pasajes imitativos. Finalmente, la fiesta terminó con un 'improvisatorio' 'Fandango' de aires tan festivos como vecinos de 'La folia'.

'Música Antigua en Turina'. Temporada Orquesta Barroca de Sevilla 2023-24. Programa: Obras de Selma y Salaverde, Pandolfi Meali, Falconieri, D. Scarlatti, Caldara,. Veracini y Corelli. Intérpretes: Lina Tur Bonet (violín), Mercedes Ruiz (violonchelo) y Alejandro Casal (clave y órgano). Lugar: Teatro Turina. Fecha: 20/01/2024.****