Televidente
Siempre nos quedará Santorini
«Tal vez el futuro acabe siendo la imitación de un pasado que destruimos porque no era rentable o porque estaba demasiado lejos»
La libertad de elegir mal
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Tal vez el futuro acabe siendo la imitación de un pasado que destruimos porque no era rentable o porque estaba demasiado lejos. En China, tan previsores, ya tienen lista su versión de Santorini, ahora situada a las orillas de un lago en Yunnan, al sur ... del país, donde todo es blanco y azul y la gente dice 'yasas' y los locales venden 'frappé' (nadie es perfecto). Una influencer llamada Yasminvroon ejerció de reportera gonzo y se fue hasta allí para contarlo: «Tienen hasta el viento de Grecia», concluyó, afiladísima.
En la televisión griega tuvieron que salir a defender el honor patrio.
—¡Somos inimitables! —proclamó un presentador.
Días después se conoció que en Abu Dabi habían hecho otro Santorini, pero en formato hotel de lujo, si es que el lujo existe en el calor y no es solo un espejismo. También en Madrid quisieron montar una playa, aunque terminaron poniendo más trenes a Cádiz. Cada uno con sus presupuestos.
No está claro si detrás de la copia está la envidia o el odio, pero en el fondo todo es dinero y en la superficie horterismo. La lógica de la imitación se abre camino en un tiempo entregado a la IA, que no ha venido hacer la revolución sino a reforzar la lógica mercantil en aquellos gremios que parecían resistir los envites con cierta (poca, pero alguna) dignidad: la cultura, por ejemplo. Pero ahora ya es posible producir en serie textos, canciones y pronto películas sin necesidad alguna de aguantar los caprichos artísticos de un individuo autoproclamado creador. ¡Qué suerte!
En un nuevo giro de los acontecimientos, Sam Altman, presidente ejecutivo de Open AI, responsable de ChatGPT y sus derivados, le ha 'robado' la voz a Scarlett Johansson para dársela a su nueva herramienta, Sky, que ahora habla como encantando serpientes heterobásicas, cumpliendo el sueño húmedo de algún programador solitario.
Ella, según ha revelado, había rechazado varias ofertas de la compañía. Hace unos años aceptó ser la inteligencia artificial que enamoraba a Joaquin Phoenix en 'Her', de Spike Jonze. La película fue la carta de desamor que el director le escribió a Sofia Coppola, su exmujer, que a su vez había hecho lo mismo con 'Lost in traslation'. Ay.
Ya me imagino a la IA aprendiendo la tristeza, imitando el drama, diciendo: «Siempre nos quedará Santorini».
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