Historia de una violación de treinta años: la serie que retrata el lado más oscuro de un matrimonio

Lucía Cabanelas

Madrid

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16/10/2024
Actualizado a las 08:03h.

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Alauda Ruiz de Azúa mira al mundo de forma particular, a contracorriente, y en vez de responder cuando le preguntan, ella responde con más preguntas. Cuando le llegó la propuesta de 'Querer', sobre una mujer que denuncia a su marido por violación después de 30 años de matrimonio, lo primero que hizo fue buscar abrir nuevos interrogantes. «Primero pensé: '¿Cómo se juzga algo así? ¿Cómo se lleva algo así?' Y luego: '¿Cómo vive esto una familia?' Y en el momento en el que entró la familia, lo sentí muy mío. Me interesa mucho todo lo que heredamos de la familia y cómo nos relacionamos con esa herencia porque hay un momento como vital en el que reconocemos que heredamos cosas de nuestros padres, pero que no somos nuestros padres y vemos cómo manejarnos con esto», cuenta a ABC la directora que maravilló con 'Cinco lobitos', su primera película, y ahora aspira a reeditar su éxito con su primera serie, que se estrena este jueves en Movistar+.

La ficción, de cuatro episodios, no nació de su mente sino por una especie de encargo, pero se adueñó de ella en la sala de máquinas, escribiendo, junto a Eduard Sola y Júlia de Paz, y dirigiendo. «He tenido toda la libertad. Hablé con ellos y les dije que quería explorarlo desde el viaje judicial, el viaje familiar, que me dejaran explorar a cuántos episodios llegábamos, cómo los configurábamos... Todo esto antes de presentar nada, ni una trama, ni un argumento. Y me dieron toda la libertad», explica la ganadora del Goya a mejor dirección novel hace dos años. Una libertad que la directora empleó para abordar «algo que es político y que está en el debate actual, pero desde lo íntimo y desde lo honesto».

«Sentí como vértigo de riesgo, de decir, vale, este tema puede ser polémico o se puede hacer desde un sitio humanista que abra un debate bueno, más constructivo y más humano, sin perder de vista lo político, pero sin ser simplista. Y, cuando empezamos a trabajar, sentí la sensación de responsabilidad, porque es un tema muy delicado y podíamos entrever que muchas mujeres pueden sentirse reflejadas en situaciones, que es una violencia muy invisibilizada. De alguna manera, le estaba dando visibilidad a algo que está en muchas casas, invisibilizado», recuerda Ruiz de Azúa. Para entender sin juzgar, investigaron. Se documentaron. Y retrataron en uno, el de la serie, muchos otros casos. «Queríamos ceñirnos a lo real para evitar los prejuicios o las ideas preconcebidas que también nosotros podíamos traer de casa», explica.

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En 'Querer' no hay violencia física, pero la violencia, «esa que somos capaces de detectar cuando ocurre pero toleramos», está en todas partes, callada. Se nota en la expresión contenida de una inmensa Nagore Aranburu, la protagonista; en su agónica huida del domicilio familiar, en sus dudas. Pero también se percibe en el resto. En la incomodidad de unos hijos que se posicionan aunque pretendan lo contrario; en los amigos que no se atreven a comparecer en el juzgado. Y en la perpetua sombra de la sospecha.

«Suele ser un tipo de de delito que cuando ellas por fin reúnen la fuerza para contarse, normalmente se sienten escuchadas con la lupa de la sospecha. Es como que nos cuesta mucho entender lo difícil que es atreverse a contar eso. Tienen que enfrentarse a preguntas como: ¿por qué no ha denunciado antes? Era la pregunta que más nos hacían cuando contábamos la sinopsis. Te pones a investigar sobre los casos o las historias y te das cuenta de que no es la pregunta más importante, que es un proceso de mucho tiempo, que pasa cuando tiene que pasar. La pregunta más interesante es: ¿pero cómo no les va a costar denunciar?», plantea la creadora de 'Querer'.

Aunque la serie no tiene vocación de denuncia, sino de contar, a través de diferentes puntos de vista, cómo se percibe este tipo de violencia invisible, sí constata la frialdad con la que los procesos judiciales desarropan a las víctimas. «La sensación, después de la investigación y de hablar con muchas víctimas y asociaciones, es que hay margen de mejora en cómo se acompaña a las víctimas y cómo se hacen estos procesos. Hay una brecha de incomprensión en cuanto a cómo vive el proceso la víctima. La justicia tiene que hacer su camino y su trabajo, pero hay mucho margen de mejora».

Carga ideológica

La directora tiene la capacidad de hablar de temas de gran carga ideológica y política desde un punto humano y cálido, despojando de sesgo cuestiones como el feminismo. «El feminismo tiene esa parte incómoda de que nos ha quitado una venda de los ojos y de repente hemos descubierto que el mundo no era como pensábamos que era. De una manera evidente y con una dimensión global transversal. Asumir eso es muy complicado, sobre todo cuando va a tocar tu mundo. El mundo en el que el que tú creías que estabas. Por eso hay una reacción de mecanismo de defensa, de intentar desacreditarlo, de intentar hacerlo de menos. Como si fuera algo fanático o sesgado», reflexiona Alauda Ruiz de Azúa.