Crítica de 'Mrs. Davis': la fábula de la monja contra la inteligencia artificial
Mientras que 'Perdidos' y 'The Leftovers' eran dramones profundos, casi tragedias, 'Mrs. Davis' nos muestra una nueva cara de Lindelof: la comedia

Que Damon Lindelof es un amante de lo raro no es algo que nos sorprenda a estas alturas. Con 'Perdidos' se puede decir que fue uno de los padres del fenómeno seriéfilo a nivel mundial. Con 'The Leftovers' dio una vuelta de ... tuerca a su rareza y creó una de las mejores series de la historia plagada de personajes extraños, atmósferas inquietantes, tramas sorprendentes e innovadoras y giros de guión inexplicables. Tanto si está al cargo del guión como si lo está de la producción, la marca Lindelof es garantía de sorpresa, riesgo e intelectualidad entretenida.
Con 'Mrs. Davis' y en dupla con Tara Hernández, guionista de 'Big Bang' y 'El Joven Sheldon', lo ha vuelto a conseguir. Solamente de su cabeza podría surgir la historia de una monja cuya misión es encontrar y destruir el Santo Grial para así librar a la humanidad de una inteligencia artificial que ha conseguido erradicar las guerras, el hambre y la infelicidad de la faz de la Tierra. No es broma, esa es la premisa de 'Mrs. Davis'. Basta con ver los primeros diez minutos del primer capítulo para saber que lo que tenemos por delante es un viaje fascinante, divertido, sesudo y tan ridículo que podría llegar a convertirse en realidad en un futuro muy cercano. ¿Cómo no enamorarse de una serie cuya secuencia inicial nos muestra una monja a caballo llegar a la escena de un accidente de coche y realizar un masaje cardíaco a un cadáver decapitado que lanza chorros de sangre al más puro estilo 'La Venganza de Don Mendo'?
Mientras que 'Perdidos' y 'The Leftovers' eran dramones profundos, casi tragedias, 'Mrs. Davis' nos muestra una nueva cara de Lindelof: la comedia. A través de geniales diálogos, situaciones imposibles y una gran dosis de surrealismo, Hernández y Lindelof consiguen insuflar un tema tan filosófico como el futuro de la especie humana, la llegada de la inteligencia artificial y su relación con las creencias religiosas de una levedad que le va muy bien a la producción.
Gran parte del mérito de que la apuesta por el humor y el absurdo sea acertada la tienen Betty Gilpin y Jake McDorman en los papeles de la Hermana Simone y Wiley, el líder de la resistencia, respectivamente. La química entre ambos es innegable y la vis cómica con la que entregan sus interpretaciones hace pensar que el rodaje fue sin duda un festival de tomas falsas por ataques de risa. Y eso cala en el metraje final. En cada escena tenemos la sensación de estar viendo a personas al borde del brote psicótico o de risa histérica.
La decisión más acertada de todas, sin embargo, ha sido que 'Mrs. Davis' sea una serie limitada de ocho capítulos sin posible continuación. Más hubiera sido estirar el chicle demasiado, menos se habría quedado corto. El arco de la historia es perfecto para la duración final y permite desarrollar los personajes con cierta profundidad y construir un mundo creíble y bien detallado. Con total certeza, 'Mrs Davis' es una de las mejores sorpresas de lo que llevamos de 2023. Siéntense a verla y déjense sorprender por las ideas peregrinas de Damon Lindelof una vez más.
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