Crítica de 'Chico come universo': ha nacido una estrella
Suena a melodrama infumable, pero nada más lejos de la realidad
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Atravesado por fin el desierto televisivo que es la Navidad, enero nos ha traído los primeros estrenos de las plataformas. Entre ellos, 'Chico come universo' (Netflix), ambientada en la Australia de los años ochenta. La historia narra las dificultades de Eli y Gus, dos ... hermanos de una zona deprimida de Brisbane que deben lidiar con la pobreza, las drogas, la corrupción policial y la tragedia en su camino a la madurez.
Así puesto suena a melodrama infumable, pero nada más lejos de la realidad. 'Chico come universo' consigue de forma sorprendente conciliar el drama con la comedia, la tragedia con la aventura e incluso en algunas ocasiones visitar la reflexión filosófica sobre la condición humana. Y en tan solo siete episodios.
La cercanía y credibilidad de los personajes es excepcional en gran parte por el impecable trabajo de todo el reparto. Travis Fimmel ('Vikings') clava el papel de padrastro bienintencionado que al recurrir al tráfico de drogas en busca de una mejor vida pone a toda la familia en el punto de mira de una banda de criminales. Bryan Brown se come cada escena en la que participa y construye perfectamente el personaje de Slim Halliday, un sabio criminal retirado. Hasta Simon Baker ('El mentalista') es capaz de crear matices interpretando al padre alcohólico y agorafóbico de Eli y Gus.
Pero sin duda la estrella que más brilla es Felix Cameron. No nos quedamos cortos si decimos que el trabajo del jovencísimo actor es de Globo de Oro, de Emmy y si se pudiera, de Oscar. Con sólo catorce años, su interpretación de Eli, el pequeño de los hermanos, es sencillamente sobrecogedora. Preciso en los tiempos de la comedia, natural en los diálogos, profundo en el drama, carismático en los primeros planos y conmovedor en todo momento. El rango que muestra Cameron en tan solo cinco episodios está fuera del alcance de actores con carreras profesionales de cuarenta años. Cada una de sus escenas es cautivadora. Sin duda ha nacido una estrella.
Tales son el magnetismo y el brillo de Cameron, que su ausencia en los dos últimos episodios -la historia avanza varios años y era necesario un actor más mayor para interpretar a Eli- hace que la serie caiga en barrena. Se pierde la nostalgia de la infancia en los ochenta, el tono de aventura desenfrenada y 'Chico come universo' se convierte en sus dos últimas horas en un thriller periodístico común, aburrido y ramplón donde los haya con cierto tufillo a 'Stranger Things' de mercadillo.
A pesar de ello, 'Chico come universo' es una gran forma de comenzar la temporada de estrenos de 2024. Es entretenida, conmovedora, tierna, cruda y cargada de nostalgia. Pero 'Chico come universo' será recordada en el futuro como la excepcional tarjeta de presentación de un Felix Cameron al que todos estamos deseando disfrutar en sus próximos proyectos, siempre que Hollywood no haga lo que mejor sabe hacer: destruir jóvenes talentos a base de millones.
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