Lo que fue (y lo que puede ser) 'Sexo en Nueva York'
La cadena HBO Max estrena el jueves 'And just like that', secuela de la popular serie de los noventa protagonizada por Sarah Jessica Parker

No era necesaria ninguna nueva versión de ' Sexo en Nueva York '. Pero la ficción televisiva no es necesaria. Ni la cinematográfica. Sobre todo, una vez vistas las espantosas y denunciables películas sobre la serie. Más allá del tráiler, no sé qué traerá ' ... And just like that ', que se estrena el jueves 9 en HBO Max. Pero sí sé lo que ha sido 'Sexo en Nueva York' (1998-2004). La HBO no inventó las series de televisión. Pero el cable sí tuvo importancia porque en la pequeña pantalla se podía hacer lo que ya se hacía en el cine. El sexo y la violencia eran bienvenidos. Basada en el libro de Candace Bushnell sobre cuatro mujeres adultas e independientes en Nueva York, y creada por Darren Starr , es una de las comedias más redondas de la reciente televisión. ¿Una serie de chicas? Sí. Y también de homosexuales. En cuanto a lo de chicas, menos que 'Fleabag' u otras posteriores que han ido a rebufo. Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte llevaban en HBO el carro de la comedia. Por otro lado, estaban 'Los Soprano' y 'A dos metros bajo tierra'. Y en la televisión generalista reinaba 'El ala oeste de la Casa Blanca'. Y también estaba 'Friends' (ambas en la NBC). Quizá lo más importante era el tono, el no tomarse en serio.
Cualquiera de las cosas que dicen las protagonistas de 'Sexo en Nueva York' las habría dicho seguramente Tallulah Bankhead a sus amigas. Y claro que 'Las chicas de oro' hablaban de sexo, siendo mucho más subversivo por su edad. Sobre todo, hablaba (y lo practicaba) Blanche Deveraux. Pero las neoyorquinas iban mucho más allá que las damas retiradas en Miami. El zorrerío se asumía por todas. La libertad. Hacer lo que les diera la gana en un contexto de alta comedia y bajas pasiones (tan bajas como las de los hombres, faltaría más, aunque tomaran cursis cosmopolitans). No se puede decir que Charlotte ( Kristin Davis ), la más recatada, no disfrutara del sexo tanto como Samantha ( Kim Cattrall ). Carrie ( Sarah Jessica Parker ) escribía una columna sobre sexo, la adusta Miranda ( Cynthia Nixon ) era abogada, Charlotte le daba a las galerías de arte y Samantha (la única que no era treintañera sino cuarentañera) se dedicaba a las relaciones públicas, así que colaba a sus amigas en los mejores locales. Y la mayoría eran reales, como los hoteles. Porque la serie, además de amores, desengaños, traiciones y mucho sexo también es la ciudad de Nueva York. Una Nueva York creíble (aunque para señoritos y frívola) antes del 11-S y después del 11-S (las torres fueron suprimidas de la cabecera).
Ganó siete Emmys de los 55 a los que fue nominada. Da igual que no se la creyera nadie porque lo artificial ya lo asumíamos mientras la veíamos. Lo que más a menudo se ha señalado es el piso que se podía permitir Carrie con esa columna que escribía (pisito, pero en Manhattan y en buena zona). O la ropa y zapatos carísimos que se compraba ( Manolo Blahnik acabó siendo uno de los nombres más recurrentes, aunque usaran ese espantoso nombre de 'manolos'). Y los restaurantes a los que iba. A mí también me preocupaba cómo se sentaba delante del ordenador. Tendría ahora la espalda como el jorobado de Notre Dame. Que la comedia fuera buena y adulta no quiere decir que esas 'personajas' tuvieran algún interés. Eran como damas de Jane Austen , pero ganándose la vida y encamándose. Qué mujeres tan vulgares, qué empeño por tener novio, por tener sexo, por tener citas (lo de los hijos era aspiración de Charlotte, aunque Miranda también tuviera uno, que ahora es un pelirrojo zangolotino). La hija china de Charlotte será ahora una más de las muestras de diversidad. Aparte de dejar de lado el blanco nuclear, va a haber un personaje no binario. A ver si se va a parecer a la nueva de 'The L Word'. En la serie clásica, Samantha se liaba con una señora interpretada por Sonia Braga.
Resulta curiosa en la vuelta de la ficción las edades de las chicas. Comparémoslas con las de 'Las chicas de oro'. Estelle Getty (Sofía Petrillo) tenía 62 años, aunque su personaje representara 79. ¿Saben que Kim Cattrall tiene 65? Ya, no está en la serie nueva. Betty White tenía 63, aunque la boba Rose Nylund tuviera 55. Bea Arthur tenía 63 y Dorothy Zbornak se suponía que 53 cuando empieza la serie. Rue McClanahan tenía 52 y Blanche Deveraux, 53 (el único personaje con más edad que la suya real). La edad actual de las neoyorquinas es prácticamente las misma. Sarah Jessica, 56; Cynthia Nixon, 55, y Kristin Davis, 56. Pero ahora las mujeres no son viejas de oro con retiros en Florida a esas edades.
Visto el tráiler, Sarah Jessica Parker sigue disfrazándose de travesti chiquitita. O de E.T. cuando Drew Barrymore lo viste en el armario. Puede que Carrie fuera la protagonista, y no sé por qué el personaje más aspiracional, pero el mejor, el que ya no está en la nueva serie porque las actrices se odian, es el de Samantha, que tenía los mejores gags, lo mejores diálogos y hasta cáncer (qué momento cuando se quita la peluca). Como es una serie con una pizca de siglo XX y muy de cambios puede verse a Samantha hablando en la cama con un teléfono fijo historiado como el que usaría Alexis Carrington. Y hay frases suyas como esta: «¿Bares en los que no se puede fumar? ¿Qué será lo siguiente, bares en los que no se pueda follar?». O «Te quiero, pero me quiero más a mí misma». O «No voy a dejar que la sociedad me juzgue. Me vestiré como me dé la gana y se la chuparé a quien yo quiera mientras pueda seguir arrodillándome y respirar». Y esta que la complementa: «La sensación de poder que te da es muy excitante. Puede que seas tú la que está arrodillada, pero le tienes cogido por las pelotas». O «Escuchadme, el tío perfecto es una ilusión. Empezad a vivir vuestras vidas». Y para rematar: «No entiendo cómo habéis sobrevivido a esto del amor. Es una mierda».
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