Crítica de 'El ministro de la propaganda' (**): La espeluznante receta de la salsa Goebbels
«En fin, una película que se ve con el debido desagrado y que aclara asuntos que ya deberían estar claros, 'goebbelitos'»
Todas las críticas de Oti Rodríguez Marchante

Curioso lugar desde el que ver el auge del nazismo y sus estertores: desde la figura de Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda de Hitler, renco, resabiado e impúdico, además de otras 'cualidades' espeluznantes, y que ha dejado cantidad de 'goebbelitos' en el mundo. ... El director de este acercamiento a esa mente llena de tachuelas es Joachim Lang, que no tiene mucha obra, solo un par de películas, pero que hace un buen trabajo de recreación ambiental siempre de interiores (los de Goebbels, su indignante esposa, Magda, y el tipo que protagonizó la terrible función, Adolf Hitler) con el aderezo de imágenes de archivo con los personajes reales. Y consigue un efecto llamativo al superponer las escenas con sus protagonistas y los hechos reales.
La intimidad de los protagonistas, sus torcidas intenciones, la grosera manipulación de las masas y 'el relato' (invento reciente para lo que era sencillamente el manejo de la mentira), la vida feliz de los que movían los hilos de la guerra desde su búnker y su desorden mental… Ésa es la trama de la película, junto al punteo de la personalidad de Goebbles, tan sugestionado y servil a la figura de Hitler que no sólo causó atrocidades a los demás, sino también a sí mismo y su familia. En fin, un tipo a seguir…, de muy, muy lejos.
Joachim Lang no explora lugares desconocidos o aporta ideas o imágenes que no estén ya en las retinas del mundo, pero organiza con método su narración, deja un tapiz comprensible de lo inconcebible y le deja 'el mensaje' a la interpretación de sus actores, Robert Stadlober (Goebbels) de gesto listo y malicioso; Fritz Karl, que hace un Hitler tarado, endiosado, pero no caricaturesco, y Franziska Weisz, la esposa, más fría que un aviso del fisco. En fin, una película que se ve con el debido desagrado y que aclara asuntos que ya deberían estar claros, 'goebbelitos'.
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