Crítica de «El amor menos pensado»: De muy casados a muy solteros
Es una comedia romántica, o mejor, una comedia sobre lo que queda de romanticismo tras veinticinco años de matrimonio, cuando los hijos vuelan y aparece ese borde del acantilado que se conoce como «nido vacío»

Aunque es la primera película como director del argentino Juan Vera, no es una obra de juventud, precisamente, pues «El amor menos pensado» está muy, muy pensada para un público en edad de merecérsela, con algunos decenios de vida y con otros tantos quinquenios de convivencia en pareja y que puede paladear los sentimientos, movimientos y diálogos de la que aquí es protagonista.
Es una comedia romántica, o mejor, una comedia sobre lo que queda de romanticismo tras veinticinco años de matrimonio, cuando los hijos vuelan y aparece ese borde del acantilado que se conoce como «nido vacío».
Ricardo Darín y Merecedes Morán le sacan música a esta historia no como un dúo, sino como una orquesta filarmónica y organizan, juntos y separados, una trama llena de enredo, de búsquedas patéticas y jocosas de espacios de libertad, de momentos divertidos y angustiosos, que resuelven con gran finura textual y con mucha emoción, elegancia, ironía e inteligencia.
Y junto a ellos, y de forma episódica, hay varios secundarios de esos que van sin antifaz a «robar» el plano , la secuencia, como Claudia Fontán, Luis Rubio, Andrea Politti o Norman Briski. Todo está previsto en el desarrollo, sí, todo responde a una fórmula del cine más clásico y eficaz, pero funciona a la perfección y casi renovado por el encanto de los personajes y el talento de sus intérpretes. La parte final de la película es mejorable, o sea, como la vida misma.
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