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Tony Leblanc: «Soy el único actor al que Franco metió en la cárcel»

I gnacio Fernández Sánchez -Tony Leblanc- nació en los tapices de Goya del Museo del Prado el 7 de mayo de 1922, a la misma hora que moría el gran torero valenciano Manuel Granero en la plaza de toros

Ignacio Fernández Sánchez -Tony Leblanc- nació en los tapices de Goya del Museo del Prado el 7 de mayo de 1922, a la misma hora que moría el gran torero valenciano Manuel Granero en la plaza de toros vieja, corneado en un ojo contra la barrera. Un día el padre de Tony le dijo a Alfonso XIII, que entró en el Prado con un puro largo de los que gustaba, que allí no se podía fumar. Y el Rey apagó el cigarro, le dio la mano y alabó su conducta. A Tony Leblanc le bautizaron en la Iglesia de San Lorenzo, y tomó la comunión en San Nicolás. «Más madrileño no se puede ser», se enorgullece. A sus 85 años (debutó a los 7) es un trabajador infatigable. Estuvo dos meses y medio sin pisar la cama: en «Te espero en Eslava» hacía dos funciones diarias. De ahí pasaba al Biombo Chino. Al terminar rodaba «Los tramposos» y «El día de los enamorados». Fue botones, ascensorista, joyero, boxeador, campeón de claqué, «boy» de Celia Gámez, guardameta, y es un tipo y un actor sublime.

-Si hubiera cielo en la Tierra usted se lo tendría ganado...

-Mire, pues no entré en el récord Guinness porque Franco no tenía relación con los ingleses. Todavía ningún autor y actor en el mundo ha hecho una obra de un solo personaje. He sido tan estúpido, créame, que he perdido cientos de millones por no tener sociedad limitada o anónima. Lo que pagaba o ganaba no lo podía descontar.

-Bribones, golfantes, hambretones, timadores, guzmanes, buscones, lazarillos... Tony Leblanc ha tejido todo tipo de personajes, pero detrás subyace una estampa viva del alma de «lo español».

-Tengo el honor de haber nacido en Madrid, y el privilegio de ser español. Es mi sentimiento, porque amo a toda España. A mí los jaleos de Cataluña, si se quiere separar de los vascos, los gallegos o de los otros me la trae floja. Si quieren seguir queriéndome que lo hagan; lo que me interesa es lo que les quiero a ellos. He trabajado en Barcelona, Galicia, Asturias, y nuestra España es una belleza, única, ¡porque todavía no se han enterado algunos! El español es de una sangre aparte.

-Crucemos guantes, Fernández Leblanc. ¿Cómo fue campeón de Castilla de los pesos Welter?

-Me enseñó Ignacio Ara, aragonés, y de ahí pasé a la Gimnástica con los hermanos Moreno. Peleé contra Antonio Monzón, y le gané a los puntos. Luego me llamaron del Sindicato de Boxeo para el desquite. El presidente de la Comisión me apuró: «Ganó usted el combate, pero no muy ampliamente». Y yo le dije que no peleaba. ¿Por qué?, preguntó. Y le respondí: «Porque me mata, porque pega como un canalla y no se han levantado ninguno de los últimos cuatro». A Monzón le llevé a Televisión Española y terminó de regidor. Y ahora su hijo es un regidor estupendo.

-Monzón no olvidó la pelea.

-Cuando Bobby Deglané le entrevistó, Antonio respondió: «Sí, fue inolvidable» ¿La ganó usted bien?, insistió Bobby. «No -respondió Monzón- la perdí muy bien. Pero esa pérdida fue un honor para mí porque quien me ganó fue Ignacio Fernández Sánchez, más conocido por Tony Leblanc. Tenía una gran pegada de derecha».

-¿Cómo es un directo?

-¡¡Así!! Normalmente de abajo arriba, de abajo arriba....

-¡¡Umm, umm!! ¡¡Uff, uff!! Me está ablandando el mentón. ¡Ahí va esa contra, maestro!

-¡¡Tome usted de este frasco!!, abajo, arriba y me voy, abajo, arriba y me voy...

-Está en forma, campeón.

-Pues desde entonces no levanto ni una maleta.

-¿El secreto para ser un gran boxeador?

-Tener un gran bíceps largo porque la bola de músculo te quita fuerza y el bíceps te da elasticidad y fibra. Mis piernas eran de bailarín.

-Usted inventó el galán cómico que podía enamorar a una chica siendo un ¿golfillo amable?

-Yo era el jefe de los tramposos con Antonio Ozores, Venancio Muro, Concha Velasco y como siempre hacía de galán enamorado de Concha, pero golfillo, tramposo. He tocado los dos palos: el guapo y el sinvergüenza, el bien vestido, el conquistador, el que besa mejor, y haciendo trampas y todo eso.

-Nunca besó usted la lona del ring, pero sí «pisó» el presidio.

-Soy el único actor al que Franco metió en la cárcel. En General Porlier había un convento que usaron como cárcel. Yo había cumplido los 17 años y se presentaron en el Museo dos inspectores, me llevaron a la Puerta del Sol, donde la Dirección General de Seguridad y luego a General Porlier. Mi padre y mi madre enloquecieron.

-Hace treinta años deslumbró en televisión: llegó de esmoquin con una funda de guitarra y bongó, sacó un tapete, un plato blanco, una manzana y el cuchillo. Y se la comió ante el estupor de la audiencia. ¿Fue un «reality»?

-José María Íñigo, en un «Martes fiesta», me dijo: «Quiero que vengas y hagas algo que no esté hecho en ninguna televisión del mundo. Y, con dos cojones, acepté el reto. Esa noche no dormí, ni las posteriores. Tomé el bongó, saqué la manzana y el «Times» tituló: «Increíble pero cierto. Salió, se comió la manzana y se marchó». Y luego tres columnas de genial para arriba, de inaudito. Había televisiones italianas, francesas, portuguesas, porque Íñigo dijo que un actor iba a hacer una cosa nunca vista.

-Y ahora es poeta en su tierra.

-Preparo un libro de poesía, y haré un alarde que ningún poeta ha perpetrado: cada poesía será explicada: ¿por qué?, ¿para qué? y ¿de qué depende?

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