CAFÉ CON NEUROSIS
Cuando el cine es un espejo
La cruel historia de ETA, además de reflejarse en la gran pantalla, debería tener presencia en las escuelas
Cómo estimular a las mafias
Su soberbia le derrotará
Es muy posible que mis nietas no sepan que su madre, cuando estaba a punto de licenciarse en Derecho –a finales del siglo pasado– se pintó las palmas de las manos de blanco y, con los ojos humedecidos, se agrupó con sus compañeros para mostrar ... la rabia y el rechazo a una banda de asesinos, que envió a uno de sus monstruos para que disparara tres tiros a bocajarro, terminara con la vida de Francisco Tomás y Valiente, mientras hablaba por teléfono en su despacho de la Universidad, esa en la que estudiaba su madre. Fue el día de San Valentín, pero cualquier día es bueno para un monstruo profesional.
Me acordé, anoche, cuando la productora de la película 'La Infiltrada' nos hablaba de que el cine es también espejo de la realidad cruel, y no sólo contador de historias maravillosas, y de que la historia de ETA, además de reflejarse en el cine, debería tener presencia en las escuelas. Conocí a la directora, Arantxa Echevarría, en un coloquio en los Cines Zoco, de Majadahonda, cuando nos presentó una película, titulada 'Chinas', con cuya visión aprendí que ese chino que está a la entrada de una tienda abierta 14 o 16 horas todos los días del año, es un ser humano, con problemas de adaptación, con una familia que lucha por amoldarse a una sociedad distinta, y los conflictos que se derivan de todo ello.
La directora tardó cuatro años en reunir todo el material y logró un efecto deslumbrante. El mismo que ha conseguido con la historia de esa mujer, que se introduce en el nido de las víboras carnívoras, que convive con ellas, que se convierte en camarada de los verdugos y sus ayudantes, y pone en peligro su vida para salvar las de muchos otros ciudadanos que, como hacemos con el chino de la tienda, miramos a la persona que está embutida en un uniforme de policía, como si fuera parte del decorado callejero.
Espero que, algún día, el gran talento de Arantxa ponga el espejo de su sensibilidad ante la etapa siguiente, la que estamos viviendo, cuando los conservadores de derechas son mostrados como un gran peligro, mientras un gobierno legítimo pacta con torturadores condenados por secuestro, con delincuentes prófugos, y se siguen organizando homenajes públicos, cuando los asesinos salen de la cárcel, sin que nadie muestre demasiado asombro, excepto las asociaciones de familiares de los que murieron a disparos de los sayones.
O puede que, dentro de poco, eso sea imposible al estar prohibido. Y, si es así, deberemos reconocer que, con nuestra pasividad descomprometida, con ese distanciamiento que hemos dado a las mentiras por muy evidentes y groseras sean –pronunciadas por gobernantes que han perdido el honor–, habrá sucedido gracias a la colaboración de nuestra mezquina indiferencia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete