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el contrapunto

Sánchez consuma su deshonra

Votar 'sí' a la ley de amnistía convierte al PSOE en el gran traidor de la historia a la democracia y a España

Pedro Page (26/1/2024)

Timadas por amor (22/1/24)

Isabel San Sebastián

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La palabra 'honor' no figura en el diccionario del sanchismo, movimiento político cuya naturaleza consiste en prescindir de cualquier principio o conducta susceptible de obstaculizar el disfrute del poder. Pero para el resto del mundo, el honor, entendido como lo define la RAE: «cualidad moral ... que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo», es un concepto meridianamente claro, que debería formar parte inexcusable de los atributos exigibles a un gobernante. Una condición 'sine qua non' para el desempeño de una función pública, tanto más indispensable cuanto mayor sea la responsabilidad asumida. Porque una persona falta de honor no resulta ser fiable, no respeta su propia palabra ni cumple lo que promete, no se sujeta a más norma que su conveniencia momentánea, no distingue entre el bien y el mal, no sabe lo que es el deber o si lo sabe, lo desprecia. Un hombre carente de honor al frente de un país constituye un peligro cierto. Una amenaza constante. Una fuente inagotable de decisiones erróneas. Un canto a la arbitrariedad. Una humillación tras otra. Eso es lo que está suponiendo Pedro Sánchez para España.

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