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UNA RAYA EN EL AGUA

La 'otra' memoria

María Luisa Gutiérrez tuvo el coraje de recordar, con Sánchez en la sala, que sin las víctimas de ETA no puede haber memoria democrática

La lógica del reo

Queremos tanto a Trump

Ignacio Camacho

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Fue como un trueno en la gala de los Goya. En esa atmósfera ensimismada, narcisista, vanidosa de sedicente superioridad moral desplegada sobre la alfombra roja, la productora de una de las películas ganadoras sorprendió con un valiente alegato sobre la memoria. La 'otra' memoria ... histórica. La del terrorismo y sus víctimas, ausente de la fiesta del cine español desde aquel ya remoto día de 1998 en que José Luis Borau levantó sus manos blancas como homenaje a Alberto Jiménez Becerril y su esposa, recién asesinados en una calle sevillana. Y en la noche de las críticas a Trump, de las proclamas por Palestina y por la vivienda –bajo el patrocinio de Airbnb, tiene guasa– y de la vergonzosa preterición de una actriz cancelada, María Luisa Gutiérrez reivindicó desde el escenario a Covite, a Gregorio Ordóñez y a los policías que, como la protagonista de 'La infiltrada', se jugaron la vida y a veces la perdieron en la lucha contra la violencia etarra. Y pidió, con Pedro Sánchez presente en la sala, que esa memoria del sufrimiento «también» sea conmemorada y agradecida como parte esencial de la defensa de la democracia.

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