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BALA PERDIDA

Generación del tatuaje

El fútbol no cambia mucho, pero los futbolistas sí. Antes, la furia se decoraba con una melena dura y desecha

Hay señoritas

La señora de Trump

Ángel Antonio Herrera

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Lo que va quedando claro es que los futbolistas, más allá de sus escudos, son un equipo planetario de tatuados. Ayer mismo lo vimos, en el derbi. En todo partido lo vemos. Las últimas generaciones de futbolistas vienen con el tatuaje incorporado, desde alevines, y ... eso pasa también en las generaciones de los que no son futbolistas, chicos y chicas. Las chicas del fútbol también se prefieren tatuadas, en general, y los machos tatuados van desde Vinicius o Sergio Ramos hasta llegar a David Beckham, que fue el primer guapo del gremio que traía ajuar de tatuaje. El caché lo acreditan los goles y también los tatuajes. El tatuaje ya no es un estigma lumpen, sino una alhaja de millonarios que a veces también tienen el vicio del pendiente o pendientito. El fútbol no cambia mucho, pero los futbolistas sí. Antes, la furia hispánica se decoraba con una melena dura y desecha, de ligón de Torremolinos, léase Juanito, o léase Camacho, y ahora el futbolista se lo monta de mucho tatuaje de estrella del rock que no toca la guitarra, pero galopa a fondo la banda. Hoy, los aseados chicos del fútbol van de metrosexuales y se miran mucho en la pantalla del estadio, a ver si salen peinados, cuando rematan. Pero hoy, sobre todo, los guaperas del balón se tatúan a granel, y es de deducir que no sólo quieren posar de duros, sino que también lo son. Las juventudes en curso emparentan desde la doble lujuria de Instagram y el tatuaje, con lo que el ideólogo de esa misma generación es un futbolista, que se tatúa para el cromo como antes los púgiles se tatuaban para el amor o la cárcel. El fútbol importa ya mucho en la gente muy joven, y ese nuevo forofismo creciente se ata con el tatuaje, que resulta así un repetido escudo generacional, y de grada. Los tatuados son una mayoría, entre el rapero y el pichichi. Otra cosa es que metan miedo al enemigo o sólo embelesen a las minifalderas del alterne del fútbol. Que, naturalmente, también aportan su correspondiente tatuaje tribal. En Instagram lo asoman.

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