CASA DE FUERAS
Un abrazo roto
Quizá un rato sin pantallas, una tarde añeja, un fin de semana sin redes, y puede que Isaac siguiera rapeando en el asperger de su magia
La prisión permanente revisable es una madre que se pregunta qué no hizo para que su hijo terminara con un cuchillo jamonero patinando por ahí. Isaac rapeaba por dentro, sin saber que le esperaba la guadaña apagando la luz. Esas dos mujeres no tienen hoy ... ni a uno ni al otro, pues la noche comenzó al darle caza en la salida del túnel de Pacífico, con esa ironía que le gusta al barquero. De 'bakalas' pasamos a 'ninis' que enseñan el trasero y desconectan las pantallas para jugar en la calle al GTA. A Meta le crecen los enanos, pues eso de las adicciones ha sustituido 'chutas' por enchufes, cobertura 'made in China', y un dedo que maneja la vida de los otros deslizando su soledad bajo capucha con un 'bro' de Sancho Panza. Mientras el niño esté entretenido, ganamos todos, pensaba ella. Pero al final las cosas pinchan, duelen y matan. Ellas se abrazaron compartiendo lo poco que les queda. Y si hubiera, si hubiese, quizá tan sólo un rato más, pero ya es tarde, y quedaron dos vidas rotas que ahora son cuatro. Todo pasa tan rápido que no se dio cuenta de a qué jugaba el muchacho. Antes España era un bienvenido americano y ahora se ha probado que fueron los 'Dominican Don't Play' jugando a ser Godfellas, pero sin traje, ni hampa, ni estampas a las que poder llorar el luto. La tradición se ha perdido y hasta el AVE llega tarde en este siglo que quiere y no puede. Mientras se siga huyendo hacia delante, todo lo que venga de atrás seguirá cojo. Isaac pasaba de hunos y 'hotros'; lo suyo era la música, y eso molestaba demasiado a los bandidos que rozan la mayoría de edad jugando a ser matones.
Los padres siguen pensando que su tiempo vale más que el de sus hijos y, al final, queda ese abrazo roto que duele lo mismo a un lado que al otro. Como si no tuviéramos bastante con enfermedades y males de ojo que nos acechan. Queremos que nuestros hijos dominen los idiomas, sean brillantes, y si el profesor le dice mal, mal habrá hecho el maestro, ¡qué se piensa éste, me va a oír! Toma este nuevo modelo que cuesta un salario mínimo y sigue a lo tuyo callado en tu cuarto. Ya saldrás a rajar por ahí cuando te apetezca, ratón. Los 'smartphones' deberían incluir un cartel que rezara: el uso de este aparato favorece potencialmente su memez. Por eso, antes de tener pelos en las piernas ya saben lo que es un 'bukake'. Luego nos escandalizamos cuando vemos violaciones grupales y niñas vengándose de otras que ni en la peor de las iras de Joe Pesci con la pluma estilográfica. Quizá un rato sin pantallas, una tarde añeja, un fin de semana sin redes, y puede que Isaac siguiera rapeando en el asperger de su magia, o David recibiera la bronca que le faltó por llevar el pantalón por debajo de las nalgas. En cambio, ya no hay sitio para ninguno de los cuatro.
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