Tiempo recobrado
Diana Rigg
Emma Peel seguirá viva con su seductora sonrisa que el tiempo nunca podrá borrar

A muchos de los lectores de menos de 50 años el nombre de Diana Rigg no les evocará nada. Pero los que tenemos una cierta edad la recordamos como Emma Peel, la protagonista de la serie televisiva «Los vengadores», emitida en la década de los ... 60. Me ha sorprendido el escaso eco que ha tenido su muerte en nuestro país, donde fue uno de los mitos de la época. Como reza el proverbio latino, «sic transit gloria mundi».
Diana Rigg, que falleció la semana pasada en Londres con 82 años, no sólo era una espléndida actriz y una mujer de una gran belleza. Fue una de las primeras feministas que pudimos ver en aquella televisión en blanco y negro, en la que la programación empezaba con la carta de ajuste y sólo existía un canal.
La actriz inglesa vestía trajes ajustados de cuero, manejaba armas y golpeaba con destreza a los hombres, era inteligente e independiente y, sobre todo, mantenía a raya a John Steed, su jefe, un papel que interpretaba Patrick Macnee, siempre ataviado con bombín y un bastón.
Diana Rigg era fuera de la pantalla como dentro. Cuando se enteró de que Macnee ganaba una suma muy superior a la de ella por su actuación en «Los vengadores», se declaró en huelga y se negó a seguir en la serie. Ganó el pulso a los productores, que la triplicaron el salario.
En aquella España de los 60, los adolescentes que íbamos a colegios religiosos rezábamos misa y rosario diarios, teníamos prohibido cortejar a las chicas e incluso mirarlas y todas las películas que queríamos ver tenían la calificación de «3R», que significaba para mayores de 18 años «con reparos». ¡Ay, la censura!
En ese contexto social no es difícil imaginar la impresión que nos producía una mujer que flirteaba con los hombres, que hacía alusiones de índole sexual bastante explícitas y que se burlaba del machismo imperante, demostrando que sabía defenderse de sus acosadores gracias a su dominio de las artes marciales.
Diana Rigg se eclipsó tras aquella serie, aunque siguió haciendo cine y teatro. Su canto del cisne fue como Reina de las Espinas en «Juego de tronos», papel por el que ha sido recordada estos días, olvidando su participación estelar en «Los vengadores».
Cuando vi su imagen en «Juego de Tronos» estaba irreconocible, seguramente por la caracterización. Ello me produjo una sensación de tristeza no por ella sino por mí. Sentí vértigo por el paso del tiempo y por la desaparición de un mundo del que ya no queda nada.
He visto algún capítulo de «Los vengadores» y la serie parece hoy ñoña y anticuada. Las tramas son ridículas. Y su estética, manifiestamente mejorable. Resulta imposible imaginar por qué hallamos en ella un signo de ruptura y modernidad. Pero hay algo que no ha cambiado: el magnetismo de Diana Rigg, que sigue intacto.
Aunque nosotros envejecemos, los buenos actores se conservan eternamente jóvenes en los papeles que encarnaron. Emma Peel seguirá viva con su seductora sonrisa que el tiempo nunca podrá borrar.
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